No hay un registro de vendedores de agua en bloque en Guatemala. Tampoco lo hay de nada relacionado con la extracción de este recurso.
Por Carmen Valle
Guatemala es un país rico en agua. Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el país la disponibilidad de este recurso asciende al doble del promedio mundial, con 33 mil 416 litros diarios para cada habitante.
Si esto es así, ¿por qué entonces hay vecinos cuyos grifos solo producen aire? ¿Por qué en zonas capitalinas y municipios como Mixco o Fraijanes, las personas no tienen con regularidad el servicio? Y ¿por qué los ciudadanos no siempre cuentan con el recurso, pero los vendedores de agua en bloque sí?
Estas preguntas, junto a mitos sobre el agua, el manejo del recurso en Guatemala y la falta de regulación se resuelven en un episodio de Verificado con la hidróloga Sharon van Tuylen. En esta nota se resume la entrevista, pero puedes escucharla completa aquí:
¿Por qué los vendedores de pipas acceden al agua con facilidad, mientras los vecinos no siempre pueden hacerlo?
Quien vende agua en bloque tiene un pozo propio o un lugar donde se pueda abastecer. Como en el país el uso de agua subterránea o superficial no está regulado y estas personas no deben pagarle a nadie, responden a la necesidad de agua de la gente a la cual la municipalidad no le provee el servicio.
El saneamiento es una responsabilidad de las alcaldías. Cada una tendrá razones para no brindarlo de manera eficiente, pero hay casos donde detrás hay un mercado negro de agua donde es más conveniente prolongar la existencia del negocio que llevar el agua a los hogares.
De esta falta de reglas claras incluso se desprenden otros problemas. Algunas personas venden sus terrenos y en la descripción cuentan de una vez que allí hay un ojo de agua o un río para explotar, entonces invitan a prolongar esto. También impera la falta de información, porque no se obliga a nadie a registrar cuando perfora un pozo ni cuánta agua extraerá de él a diario.
¿Para qué le servirían esos registros al país?
Primero, para generar políticas públicas o reglamentos para regular el uso sostenible del agua. La propiedad privada es indiscutible, pero si tenemos tres propietarios juntos con pozos en sus tierras, deberíamos tener información de cuánta agua saca, cómo planea hacer recarga hídrica.
Muchos piensan que cada pozo tiene su propio acuífero y por eso el agua nunca se le va a acabar. No es cierto. Quien abre un pozo extrae el agua de todos, porque funciona como una botella donde mientras más pajillas haya, más rápido se acaba el líquido.
No es el único mito alrededor del agua en Guatemala. Algunos aseguran que por tener pozo propio pueden beber directo cuanto sale del grifo porque debería estar limpio. ¿Eso es cierto?
No. Como dije, tener un pozo propio no significa tener acuífero propio, sino es el agua de todos. Puede haber lugares donde después de la perforación se evalúa la calidad del recurso y se le cataloga apta para consumo. En ese caso se podría, pero la calidad no dura para siempre y deben hacerse estos exámenes de forma recurrente.
En otros casos, el agua puede estar contaminada por impurezas, químicos o bacterias. Incluso hay sitios donde puede haber sustancias dañinas a largo plazo para las personas, no solo por la acción humana, sino porque el suelo tiene esas características. No debe asumirse limpieza del agua sin un dictamen científico.
¿Cómo pueden saber los vecinos si esta evaluación se hizo donde viven?
Como todo: con preguntas. Deberíamos ir con el administrador del edificio, el responsable de la colonia o quien esté a cargo a cuestionarle estas cosas.
Como ciudadanos, no nos debería parecer extraña la rendición de cuentas. Cuando pagamos por algo, tenemos derecho a exigir calidad y respuestas.
¿Por qué el agua no se regula en Guatemala?
La ley de aguas no pasa en el Congreso, pero no solo es porque los diputados no quieran. Pensemos qué fuerzas están detrás de ese “no querer”. Regular el agua toca muchos intereses, públicos y privados, porque entonces ya no se puede explotar sin límites. Y no solo es la ley, sino evitamos incluso hacer reglamentos desde las municipalidades.
Tampoco se lleva a cabo porque no queremos dialogar. No nos sentamos todos los sectores a pensar cómo podemos crear una ley donde, aunque debamos ceder un poco, ganemos algo más grande: tener agua por más tiempo. Nos cuesta pensar en cuánto ganamos cuando perdemos.
Según el PNUD, para 2100 Guatemala podría tener disponible solo el 12 por ciento de la cantidad de agua actual si se continúa en las condiciones actuales.
Esta entrevista se publicó en Spotify el 29 de febrero de 2024 bajo el nombre “Si los vendedores de pipas siempre tienen agua, ¿por qué los vecinos no?”. Puedes escucharla completa y compartirlo a través de este enlace.
