Carmen de Fernández es la presidenta del comité de vecinos del asentamiento Candelaria. Desde hace seis años gira el grifo todo el día para ver si recibe un poco de agua. A veces llega ¡qué suerte!, pero casi nunca pasa.

Por Carmen Maldonado Valle
En el asentamiento donde vivo llevamos seis años sin agua. En las tardes comentamos con los vecinos que como no vivimos en las colonias de abolengo, no nos ponen atención cuando exigimos agua. Nos reímos, pero a veces pienso en que hay algo de verdad en ello.
Cuando el agua dejó de salir de nuestro chorros hablamos con el alcalde auxiliar, fuimos al Congreso y bloqueamos una carretera para manifestar nuestro descontento, pero no nos escucharon. En la municipalidad siempre dicen que esperemos porque lo resolverán, pero lo único que hacen es mandar una pipa cada 15 días, la cual nos cobra Q13 por cada tonel que queremos llenar.
Cuando logro juntar, compro hasta cuatro toneles. Los necesito, porque al lavarme las manos tantas veces disminuyo mi reserva, no tengo otra opción. Pienso que el pago es muy alto, pero me puede costar más ir a un hospital u obtener medicamentos si me contagio de coronavirus. Aunque hago esta compra, todos los días dejo mis chorro encendido para darme cuenta si cae algo de ellos.
A pesar de no tener el servicio, durante cinco años acudimos mes a mes para pagar nuestras facturas de agua, pero un día nos cansamos y ya no queríamos gastar más en un chorro donde solo cae aire. Dejamos de hacerlo, pero ahora nuestros recibos llegan de Q1 mil o hasta Q6 mil, porque cobraron todos los meses donde no pagamos y a cada uno le pusieron mora.
Fuimos a la municipalidad de Guatemala, pero dijeron que en la computadora salía nuestro asentamiento como un lugar con agua, entonces debíamos pagar. Si nos negábamos a hacerlo, nos ofrecieron mandar a un empleado a retirar los contadores, pero tampoco queríamos eso, por si el agua algún día vuelve.
Algunos nos rendimos y firmamos un convenio de pago, donde nos comprometimos a dividir la deuda en cuotas. Solicitamos por escrito ser exonerados, pero no tenemos respuesta aún y los meses pasan. Estamos endeudados por el agua que no llega a nuestras casas.
Pensamos esperar unas semanas más, pero si la situación sigue así, volveremos a tapar carreteras. La bolsa no nos da para comprar tantos toneles de agua. Menos para pagar la mora de un servicio invisible.