Aún faltan dos meses para acabar con las precipitaciones y regresan los gastos para reactivar el paso de los vecinos incomunicados a causa de ellas.
Por Carmen Valle
Guatemala enfrenta cada año su temporada de lluvias de mayo a noviembre. El invierno de 2022, de acuerdo con la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), ha sido uno de los más copiosos de las últimas cuatro décadas y deja a su paso deslizamientos, cuyos estragos deben ser gestionados por los alcaldes.
Desde el 1 de mayo de este año, al menos 13 municipalidades reportaron en Guatecompras gastos para rehabilitar los caminos afectados por derrumbes y hundimientos. El departamento con más fondos para esto a la fecha es Alta Verapaz, con Q531 mil 5. Tucurú acumuló esta cantidad a través de seis compras entre junio y septiembre.
La primera fue el 20 de junio, cuando ocurrieron deslaves entre las aldeas Secaquib y San Jerónimo. En uno de ellos, cuenta el encargado de evaluación de daños y análisis de necesidades, José Antonio Navarijo, murieron siete personas porque su casa quedó soterrada. Esto también provocó daños en el camino y la evacuación de otras 13 familias residentes en el sector.
Para retirar el derrumbe causado por las lluvias se contrató a Emil Arvelio López Gramajo por Q89 mil 805. Los Q441 mil 200 restantes se invirtieron dos meses más tarde, cuando la comuna no contrató el servicio completo, sino rentó las máquinas para que sus operarios retiraran los restos de los demás desastres naturales.
En Quiché, mientras tanto, los gastos ascendieron a Q349 mil 915. La alcaldía de Joyabaj compró Q80 mil 555 en materiales de construcción para damnificados por un deslave en el caserío Las Cuevas Tres Cruces. A causa del desastre, al menos cuatro familias no pudieron recuperar nada de sus viviendas.
La otra comuna de Quiché con dinero dedicado a ello fue la de Chajul. Hizo tres compras por un total de Q269 mil 360 para retirar la tierra acumulada en deslaves, los cuales dificultaron el paso para cuatro aldeas en agosto. “Los vecinos intentaron limpiar el lugar para reactivar el paso del transporte, pero no lo lograron y tampoco tenían recursos para sufragar maquinaria”, cuenta el líder comunitario de la aldea Sotzil, Sebastián Asicona.
Podemos prevenir. ¿Tienen la plata?
Cada año la historia se repite y la Conred reporta daños en caminos, edificios y puentes, además de familias afectadas porque deben ser evacuadas antes de un accidente o porque lo pierden todo. Para paliar los estragos, también se repiten los gastos municipales en maquinaria, materiales de construcción y asistencia para los perjudicados.
Esto se puede prevenir, explica el ingeniero civil Fernando Castañaza: “Si sabemos el alcance de las lluvias y todos los daños a su paso, deberíamos invertir en estabilizar taludes y evitar riesgos desde la temporada seca. El problema es que como no son obras vistas por la gente, las autoridades no comprenden su beneficio”.
Según él, prever no solo se logra con trabajos grandes, porque también cuentan acciones como actualizar los mapas de la red de agua y entubados en las ciudades para localizar vulnerabilidades antes de una tragedia. “Soluciones ingenieriles hay, pero cuando uno pregunta si tienen la plata los alcaldes no responden. Lo ven muy costoso, pero más caro es rescatar cadáveres”, concluye.
Como las alcaldías anteriores, otras 11 también invirtieron en rehabilitar caminos afectados por las precipitaciones. Estas suman Q1 millón 864 mil 289 y la mitad se desembolsó en septiembre.
A la fecha, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) monitorea una nueva onda del este que se acerca a Guatemala no descarta aún la formación de una nueva depresión tropical. En tanto, la Conred reporta 2 mil 255 incidentes ocurridos desde mayo por las condiciones climáticas.