Los municipios con menos registrados para vacunarse están en rojo

24 agosto 2021

Según Salud, 15 de las ciudades en alerta máxima frente al contagio de COVID-19 tienen, además, un déficit de inscritos para inmunizarse, con menos 1 mil registrados.

Puesto de vacunación en Santa Lucía la Reforma, donde solo se han registrado 406 personas para inmunizarse. Foto: Facebook Noticias Totonicapán.

Por Carmen Maldonado Valle

Hasta el 9 de agosto de 2021 el ministerio de Salud reportó 2 millones 824 mil 889 personas registradas para inocularse contra el coronavirus. Aun así, hay 15 municipios donde esta cifra no llega ni a 1 mil personas, sobre todo en el occidente del país, y están en alerta roja ante la enfermedad.

San Miguel Panán, Suchitepéquez, tiene 10 mil 320 habitantes, pero solo 503 se han inscrito para vacunarse. “Aquí mucha gente ni siquiera cree en la gravedad del virus. Dicen que si Dios quiere su muerte, entonces así será y una mascarilla no los salvará, pero si quiere salvarlos, no los dejará enfermarse”, sostiene el alcalde, Gilberto Arauz.

En el lugar 102 personas completaron su esquema. Quienes se rehúsan a inmunizarse dicen que “la pandemia es una muestra de la cercanía del apocalipsis”. De vuelta, reciben también una respuesta bíblica del jefe edil: “Yo no los puedo obligar y respeto su decisión, pero también les muestro cómo en Proverbios dice ‘el necio seguirá su camino y quien escucha consejo es sabio’. Los líderes comunitarios y los doctores tampoco pueden insistir porque los quieren machetear”.

La siguiente estrategia, dice Arauz, es llevar el fármaco de comunidad en comunidad. El personal de Salud impartirá charlas personalizadas y, quienes accedan, serán inyectados en ese momento.

En Santa Cruz La Laguna, Sololá, enfrentan la misma dificultad. De acuerdo con el censo de 2018, tiene 5 mil 820 habitantes. De ellos, registra Salud, se han inscrito 426. Casi todos, 417, tienen al menos la primera dosis.

De acuerdo con el alcalde, Bartolo Simaj, al principio las personas estaban anuentes a inyectarse el biológico, pero “todo cambió cuando vieron las reacciones en los adultos mayores. A muchos les dio fiebre o estuvieron unos días en cama y eso asustó a los demás. Son síntomas normales, pero la gente no quiere escuchar”.

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El nuevo mensaje es decirles que probablemente no dejen entrar a los no vacunados a ciertos lugares en el futuro, como a bancos o iglesias. Según Simaj, eso ha funcionado en algunas aldeas para animar a la gente a recibir el fármaco. “También entre los empleados municipales. Algunos no querían y les dijimos ‘bueno, pero entonces seguirán en su casa porque en persona representan un riesgo’. Como no les gusta lo digital, corrieron al centro de salud”.

Los dos municipios están en alerta roja en el semáforo epidemiológico. Los habitantes aún lo ven como un invento.

La percepción de corrupción

En San Miguel Sigüilá, Quetzaltenango, los vecinos sí creen en el virus, cuenta el jefe edil, Aníbal Díaz, pero no quieren inmunizarse por otra razón: “Muchos nos dicen ‘no me vacuno, porque Giammattei compró dosis, pero no están y quieren ponernos las donadas. Luego él presume que tantos se inyectaron, ¿y el dinero?, ¿se lo roba y encima se jacta a costa nuestra?’”.

A decir de Díaz, para convencer a la gente hay perifoneo en las calles, carteles y charlas con los dirigentes de consejos de desarrollo. “Aquí no es como en la ciudad. Se les puede explicar, pero no insistir porque se desesperan, se juntan y linchan”, añade.

Según el ministerio de Salud, allí se han inscrito 513 de los 7 mil 889 habitantes. Al consultar con ellos qué campañas de vacunación existen en el occidente del país, acorde a sus circunstancias, responden: “se dan charlas a los dirigentes de consejos de desarrollo y a los líderes comunitarios”.

Para el alcalde, el convencimiento viene del ejemplo. “Quienes ya nos inyectamos vamos a las casas y mostramos cómo no nos pasó nada malo”. Así animan a algunos a hacer lo mismo, pero aún faltan comunidades enteras.

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