Dos veces al año se contrata a un laboratorio especializado en analizar las aguas residuales para determinar qué hay en ellas y evitar riesgos.
Por Carmen Valle
Aunque el cumplimiento del reglamento de descargas y reuso de aguas residuales se exigirá hasta 2025, algunas alcaldías ya llevan a cabo lo que se les exige como entes responsables del manejo de los recursos hídricos. Una de ellas es la de Esquipulas, Chiquimula, donde la municipalidad realiza estudios a las aguas servidas para detectar sus condiciones cuando no se han tratado y su calidad cuando ya se procesaron.
Comenzó con este procedimiento como un modo de verificar si había algún contaminante en las aguas residuales de nueve caudales en el área urbana y nueve en el área rural. “El reglamento dice que todas las municipalidades tienen que hacerlo y nosotros lo vimos también como una ayuda, porque si detectábamos presencia de colorantes o algo fuera de los parámetros, podíamos iniciar investigaciones sobre quién cometía esa falta y contaminaba”, cuenta el director de medio ambiente, Edy Recinos.
Tras 13 estudios como estos, no se encontró nada similar, pero quedó establecido hacerlo como un mecanismo de control para mejorar la calidad del agua. Para esto, se contrata a laboratorios certificados para tomar las muestras, que cuentan con el equipo necesario para analizarlas y con profesionales colegiados para elaborar y firmar los informes con los hallazgos. Tras ello, se presentan los resultados ante la comuna y esta toma decisiones.
A partir de ahí, la alcaldía ha identificado dónde se requieren nuevos sistemas de drenajes o dónde se deben reemplazar los anteriores. Además, se determina cómo es el desempeño de las siete plantas de tratamiento construidas en la ciudad, porque los estudios también contemplan desfogues de aguas residuales ya procesadas.
En esta ocasión se contrató a Laboratorio Ecológico y Químico, S. A. por Q83 mil 583. Esta empresa, representada por Carlos Rodolfo Girón Soto, también ha hecho análisis de aguas residuales para las alcaldías de Camotán, El Tejar, Patzicía, Jerez, entre otras. Por sus servicios ganó Q3.6 millones hasta abril de 2023.
Este laboratorio se seleccionó en un segundo intento de adjudicar la compra. La primera vez que se realizó el concurso fue en enero de 2023 y no hubo oferentes. Se declaró desierto y luego se hizo una adquisición directa.
El problema de tratar el agua
Aunque los análisis se realizan en 18 caudales del municipio, solo en nueve de ellos, los del área rural, se puede medir la calidad de aguas residuales ya tratadas, pues solo allí existen plantas de tratamiento en Esquipulas. En las localidades urbanas, en tanto, solo se analizan las aguas negras tal y como viajan desde los hogares y las empresas.
“En varias ocasiones se intentó comprar terrenos para construir plantas de tratamiento en el casco urbano. Las negociaciones siempre se terminan porque el DICABI valúa el área en mucho menos de lo que los vendedores esperan, entonces se retractan”, explica Recinos.
En los otros lugares sí se han logrado instalar las plantas porque al realizar nuevos sistemas de drenajes es indispensable instalar estos sistemas, pero son a menor escala en comparación con la necesaria para el centro de la ciudad. “Hasta ahora, tal vez se logra cumplir el 20 % de la demanda para el área rural y ese procesamiento funciona muy bien. Pero fuera de allí, tenemos problemas porque no logramos adquirir los terrenos”, concluye el director de medio ambiente.
A la fecha, en Esquipulas existe una evaluación en proceso de otras tierras para este propósito, pero aún no se emite dictamen. Mientras tanto, la comuna continuará con la parte que sí puede cumplir del reglamento de aguas residuales y con sus análisis cada seis meses.
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