De grupos folclóricos a contratar zetas: relatos de migrantes de Totonicapán

04 noviembre 2021

Tres rostros de la migración: el de una familia engañada. El de un cruce exitoso. Y el de un coyote, que se agencia de 20 a 25 mil quetzales cada vez que alguien contrata sus servicios.              

En San Francisco El Alto opera Mario Maldonado, quien se dedica al coyateje. Foto: Archivo Ojoconmipisto

Por: Amilcar Hernández Puac

María García Batz ingresó en un grupo de bailes folclóricos para poder migrar a Estados Unidos. Su madre, Celestina, cuenta la historia. “Un grupo de coyotes de Totonicapán nos cobró Q3 mil 200 para hacer los trámites de visa y para pagarle los ensayos a los instructores. La idea era participar en un festival en Los Angeles y ya no regresar, pero mi hija no pasó y perdimos todo el dinero. Sin  embargo, me cuentan que en el pasado, esta estrategia si funcionó”. 

Esta es una de tres historias recabadas en el departamento de Totonicapán, en donde, según relatan migrantes y también coyotes, cada vez es más caro pagar por intentar llegar a Estados Unidos, en una travesía que también es más peligrosa. Y los engaños, como del que fue objeto la familia Batz, están a la orden del día. 

Daniel Martínez, oriundo de San Cristóbal, relató, por vía telefónica desde Estados Unidos como logró llegar a ese país acompañado por otras dos personas. “El pollero que nos llevó nos dijo que se queríamos pasar teníamos que pagar Q85 mil. En el camino nos encontramos con culebras y alacranes que no nos dejaban descansar”, cuenta. “Los guías saben donde hay lugares con agua para beber, y cada día caminábamos hasta siete horas”. 

Martínez también recuerda como debían estar preparados para pagarle sobornos a la policía federal o estatal mientras cruzaban por México. “No nos pasó a todos, pero se de algunos que tuvieron que alimentar esa corrupción”, comenta. 

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De hecho, el grupo de Martínez la tuvo que ver con otro obtáculo de temer. “Entre la frontera de Estados Unidos con México caímos en manos del Cartel del Golfo. Nos encerraron en un casa pero el coyote negoció con ellos. Y luego, ello nos cruzaron por Matamaros.”

Esta última parte del recorrido, según recuerda Martínez, fue “larguísimo. Pero nos dejaron ya en territorio estadounidense, poco después de cruzar la frontera. Aunque nos dejaron lejos del estado al que nos dirigíamos, el guía nos llevó a donde queríamos llegar”. 

El costo de intentar llegar a Estados Unidos hasta hace un par de años oscilaba entre Q50 mil y Q60 mil. Ahora, la tarifa oscila entre los Q85 mil que pagó Martínez hasta los Q95 mil. Mario Maldonado, coyote de San Francisco El Alto, explica como se distribuye este dinero. “Hay que pagar en varios lados”, comenta. “A los Zetas se les pagan US$5 mil. Otros mil dólares van para pagos a la policía. Y alrededor de 3 mil a los colegas polleros que nos ayudan”.

“El resto del dinero se emplea en alimentación y gastos propios del viaje” continúa Maldonado. “A esto le destinamos alrededor de 12 mil quetzales. Y lo que ganamos nosotros son alrededor de 20 a 25 mil quetzales. Eso sí, el cruce está garantizado porque son los mismos zetas los que encaminan al migrante”. 

¿Cuál es la alternativa si no se paga a los zetas para esta última parte del recorrido? “Se corre el peligro que maten al migrante o extorsionen a sus familias”, así de sencillo concluye. 


“Esta nota es producto del Taller “Periodismo y Migración” que imparte el International Republican Institute (IRI), bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A. a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que el Instituto Republicano Internacional (IRI) otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al generoso apoyo del pueblo estadounidense.) Los puntos de vista y opiniones expresados en esta nota son de los autores y no necesariamente reflejan la política oficial de USAID o del gobierno de los Estados Unidos”.