Las estaciones de monitoreo estaban dispuestas para generar información para agricultores y autoridades, pero no se tomaron en cuenta los límites del equipo.
Por Carmen Valle
Clima 340 era el proyecto promesa de 2020. Entre los nuevos horizontes que abría se encontraba la posibilidad de generar datos climáticos de utilidad para todos los sectores, pero sobre todo para quienes tienen la agricultura como principal fuente de ingresos. La tecnología a utilizarse, sin embargo, tenía sus limitaciones, y una de ellas es que la vida útil caducará en 2023.
El plan de Clima 340 era instalar estaciones meteorológicas en todas las municipalidades del país, con el fin de que cada ciudad pudiera tener datos propios para interpretarlos, hacer pronósticos o utilizarlos de la manera más conveniente para su población. Quien está a cargo es el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh).
Para lograrlo compró 340 equipos, uno para cada comuna, donde se medirían variables como precipitación, radiación UV, temperatura y dirección del viento. “Qué importante es tener datos como estos, sobre todo para los agricultores, porque podrían prever las condiciones climatológicas en sus cosechas. Imagine la utilidad en esos municipios donde son comunes los azotes de fenómenos hidrometeorológicos”, como los ubicados en Izabal, Alta Verapaz y Petén, explica la bióloga Magaly Arrecis.
Las máquinas costaron Q8 millones 985 mil 999 y la empresa proveedora fue Outsourcing total. Como cuenta una nota de Ojoconmipisto, la compra tiene una “sombra”, pues por ella el exdirector del Insivumeh, Yeison Broderson Samayoa, y otras 27 personas son señaladas de fraude, asociación ilícita y lavado de dinero.
La adquisición se hizo en 2020 y se pidieron estaciones automáticas, cuya vida útil “quizá llega a dos o tres años con el mantenimiento necesario y si suponemos que siempre estuvieron en condiciones adecuadas. No son como las convencionales, porque esas duran mucho más. Tenemos varias de esas y algunas guardan registros de casi 40 años”, explica el jefe del departamento de investigación y servicios meteorológicos del Insivumeh, Mariano Cap.
El proyecto no estuvo a su cargo desde su concepción y, a su criterio, una mejor opción habría sido comprar estaciones profesionales, porque duran al menos cinco años. También recomienda adquirir las convencionales, pero está consciente de las limitaciones para obtenerlas porque su precio puede rondar los Q200 mil.
Las estaciones automáticas (o sea, las de Clima 340), necesitan electricidad e internet para funcionar, además de no estar colocadas en medio de parcelas meteorológicas, sino en edificios municipales.
Las convencionales no tienen esa dependencia y cuando se arruina una pieza puede ser reemplazada con sencillez, mientras en las primeras se debe sustituir gran parte del equipo. Su inconveniente, sin embargo, es necesitar visitas frecuentes del personal para recoger los datos, mientras las otras los envían de inmediato.
El producto en bodega
Aunque los Q8.9 millones se pagaron por 340 máquinas, el Insivumeh solo registra haber instalado 235. Al preguntar a Cap donde está el resto, respondió “las tenemos guardadas. Servirán para el relevo cuando las establecidas cumplan su tiempo y algunas las hemos usado para reemplazo de piezas, porque un repuesto no es fácil de conseguir ni se encuentra en Guatemala”.
Por otro lado, aunque el plan era tener una por municipio, la cobertura de ahora no llega a 235 de ellos, sino a 209, porque hay lugares como Flores, Petén, donde hay dos, o la Ciudad de Guatemala, donde hay 13. Mientras tanto, hay departamentos completos, como Jalapa, donde no existe ninguna y ciudades como San Cristóbal Verapaz, Alta Verapaz, una de las más afectadas por Eta e Iota en 2020, donde tampoco hay equipo.
A decir de Cap, la convocatoria se envió a las 340 municipalidades para participar. El Insivumeh recopilaría los datos y los transmitiría en las Mesas Técnicas Agroclimáticas, donde se interpretan y se transmiten a autoridades como el ministerio de Agricultura o los alcaldes, pues a estos no se les capacitó (ni al resto del personal municipal) para desarrollar estas tareas.
Por su parte, las comunas debían brindar las instalaciones, la electricidad y el internet para el funcionamiento, pero no todas aceptaron la solicitud. Sin ese convenio no se pueden enviar las estaciones.
Al finalizar la entrevista, se preguntó a Cap si todas las máquinas medidoras funcionan. “No tengo el dato exacto, pero sí sabemos de algunas que no transmiten datos. Puede ser algún daño, pero también pudo suceder que se fue la luz o simplemente apagaron el WiFi”, concluye.
El Insivumeh es consciente de las limitaciones de Clima 340 y cómo las máquinas en teoría comenzarán a fallar en 2023, pues se cumplen esos “dos o tres años de vida útil” calculados. Según la entidad, por el momento se piensa en nuevos planes para continuar con el proyecto, pero a la fecha no hay ninguna propuesta firme.