La medida afectó a toda la población, en especial al sector económico. Entre negocios con horarios restringidos e impedimentos para transportarse son algunos de los problemas que enfrentan los vecinos.
Por Jhonny Anona
Marlon Tzaj, un panadero de Sumpango, Sacatepéquez, viaja cada madrugada hasta San Martín Jilotepeque, Chimaltenango, donde tiene un local el cual abre todos los días por la mañana y tarde. Pero, del jueves 8 al domingo 11 de este mes no pudo viajar al municipio ni trabajar, debido al confinamiento obligatorio para toda la población.
El Centro de Operaciones de Emergencia (COE) emitió medidas para reducir el número de casos positivos de COVID-19 a nivel local.
El lunes 12 el panadero pudo viajar al municipio y abrir de nuevo su local. Ese mismo día el COE anunció nuevas medidas, esta vez no habría cierre total sino parcial. Desde el martes 13 no se permite el ingreso de personas ajenas al municipio, salvo casos justificados como emergencias de salud y citas con autoridades. Sí permitirá que los trabajadores salgan y entren del municipio. Pero, “los comerciantes de otros municipios no podrán ingresar”, aclaró la directora del Centro de Salud, Gloria Quiroa.
Estas nuevas restricciones afectaron a los comerciantes, pues la incertidumbre sobre si se seguirá cerrado el municipio, así como la prohibición de no permitir a visitantes, les preocupa.
Endurecieron el cumplimiento de llevar a la mitad de su capacidad los autobuses y regularon horarios para circular. También limitaron la jornada de todos: mercados, tiendas, supermercados, restaurantes. Entre ellos la panadería del vecino de Sumpango, que deberá cerrar a las 18:00 horas. Esas medidas estarán vigentes hasta el próximo 2 de agosto.
El COE suspendió todas las actividades deportivas, sociales y culturales, pero sí permitirá a las iglesias los servicios religiosos con asistencia reducida.
Economía y vacunas
El médico Miguel Ángel Car, vecino de San Martín, cree que el cordón sanitario es necesario por la cantidad de casos positivos. Un factor que ha permitido la propagación del virus es la negación de algunos de la enfermedad, señala.
Cuando recibe casos sospechosos los refiere al Centro de Salud para realizarse la prueba de antígeno, pero pocos lo hacen. La mayoría teme porque afectaría su trabajo, comenta.
En el último semáforo de alertas, de 317 pruebas 133 dieron positivo. La positividad es del 42 por ciento.
Está seguro de que inmunizarse es la respuesta a esta crisis. Pero “muchas personas tienen miedo de vacunarse”, dice. Critica el que no hayan campañas para informar sobre el proceso de vacunación y desmentir las noticias falsas.
La plaza, el conflicto de siempre
En San Martín Jilotepeque los domingos y jueves son días de mercado, decenas de comerciantes locales, de las comunidades y de municipios como Chimaltenango y San Juan Comalapa, instalan sus ventas.
Durante los días de encierro obligatorio varios de los vendedores de la plaza se opusieron a la medida. El primer día instalaron sus ventas, alegaban que necesitaban vender, sin embargo la población estaba en sus casas. Por la tarde y luego de las advertencias de la PMT y Policía Militar optaron por retirarse.
En los siguientes días protestaron y criticaron las medidas, colocaron una manta frente a la municipalidad en la que exigían la renuncia del presidente, Alejandro Giammattei y la del alcalde Bartolomé Chocoj Camey.
En varias entrevistas, el alcalde ha señalado el mercado y la plaza como un lugar de contagio debido a las aglomeraciones y las pocas medidas de bioseguridad entre los vendedores.
Pero este conflicto empezó mucho antes de estas medidas. Desde que Chocoj tomó posesión ha tenido la intención de dejar la plaza libre y trasladar a los vendedores a una nueva ubicación, a la que se resisten.