El pago de electricidad de la planta para tratar aguas residuales era costoso, según el alcalde. Por eso a partir de ahora operará con paneles solares y el dinero ahorrado servirá para otros servicios.
Por Carmen Maldonado Valle
En 2016 la municipalidad de San Marcos la Laguna, Sololá, invirtió Q2 millones 199 mil 997 en una planta de tratamiento de aguas residuales para reducir la contaminación del lago de Atitlán. Aun así, “mantenerla era muy caro y nos ajustábamos el cinturón. Pagábamos cerca de Q6 mil mensuales solo de luz y en una ciudad pequeña eso es muy alto”, sostiene el alcalde, Vicente Mendoza.
La planta comenzó a procesar el agua de un tercio de los hogares, donde la municipalidad registra 800 habitantes, en 2017. Tres años después la comuna hizo un convenio con la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su Entorno (AMSCLAE) para mejorar la sostenibilidad del lugar.
En junio de 2021 AMSCLAE compró 16 paneles solares por Q25 mil 40 y los instaló en la planta de San Marcos la Laguna en julio y agosto. Tras un mes desde su funcionamiento, “nos hemos ahorrado la mitad en electricidad y esos Q3 mil ahora los tenemos disponibles para otros servicios o para ahorrar y construir el siguiente sistema de tratamiento. Ese está planeado para edificarse en 2022”, añade Mendoza.
De acuerdo con él, los pobladores muestran respeto por el lago de Atitlán y por ello tratan de reducir las impurezas en él. Cada día recibe 60 mil 636 kilogramos de contaminantes, estima la escuela de ingeniería sanitaria de la Universidad de San Carlos.
Por eso tienen otros proyectos, como enseñar a los niños en las escuelas a separar los residuos y pedir a los vecinos clasificar los desechos entre reciclables y no reciclables. A decir del jefe, la ciudad se divide por sectores y el tren de aseo pasa dos días a cada uno.
El primer día se recogen los desechos reutilizables y se llevan al centro de acopio de la comuna, donde se vuelven a ordenar y se venden para generar más ingresos. El segundo, en cambio, los pobladores dan a la municipalidad los no reciclables y estos se llevan a un vertedero en Escuintla.
“Lo que aún no aceptan es pagar un poco más por los servicios y se entiende porque muchos tienen menos ventas a raíz de la pandemia. Somos una ciudad turística y con las restricciones de movilidad ya casi no nos visitan”, sostiene Mendoza. En San Marcos la Laguna, los hogares pagan Q1 por cada saco de basura recogido por el tren de aseo.
Para Magaly Arrecis, bióloga y analista ambiental, la instalación de paneles solares puede ayudar no solo a ahorrar, sino también a reducir los gases de efecto invernadero generados por la electricidad tradicional. “En lugares alrededor del lago, incluso se puede aprovechar de otras maneras la naturaleza. El viento de allí sería otra fuente efectiva para producir energía”, añade.
Según ella, los municipios cercanos a Atitlán suelen tener una mejor gestión ambiental. “Por la conexión entre los vecinos y sus recursos naturales. Ellos no solo son quienes los usan, sino también sus guardianes, y por eso es más común allí la prohibición de plásticos de un solo uso o el ahorro de agua”.
San Marcos la Laguna está a 44 kilómetros de la cabecera de Sololá. El jefe edil es Vicente Raúl Puzul Mendoza, conocido por los habitantes como “Chente” Mendoza. Este es su segundo período en el cargo y representa al partido Humanista.
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