La obra inició en 2019 y prometía abastecer a una comunidad donde el agua llegaba media hora cada dos días. Dos años y un pozo después, esta necesidad sigue insatisfecha.
Por Carmen Maldonado Valle
El 30 de julio de 2019, la municipalidad de Patzún, Chimaltenango, adjudicó un concurso para cavar un pozo mecánico en la aldea El Cojobal. Por él se pagaron Q744 mil 705, pero cuando la Contraloría General de Cuentas (CGC) fue a verlo, no funcionaba.
De acuerdo con la boleta del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) de la obra, la alcaldía decidió hacerla porque los habitantes de El Cojobal solo accedían al agua entubada durante media hora cada dos días. “Las señoras caminan grandes distancias para bañar a sus hijos, la gente acude al hospital por diarrea, los sanitarios de la escuela no son higiénicos y las personas tienen parásitos y amebas por consumo de líquido inadecuado”, se lee en el documento.
La construcción debía culminarse en tres meses, revela el informe de auditoría, y en las especificaciones se estableció que el proveedor cumpliría su fin con excavar 921 pies en el suelo, pero por seguridad se le pediría llegar a los 1 mil pies de profundidad. Con esto coincide el estudio de factibilidad. Al terminar esta fase debía instalar el equipo de bombeo y con ello haría funcionar el pozo para abastecer a las familias.
Quien estaba a cargo era la constructora CONFUERTE, propiedad de Jorge Maynor Rivera García, y su pago sería de Q1 millón 197 mil 200, según Guatecompras. Pero cuando los trabajadores terminaron de perforar los 1 mil pies acordados (el equivalente a tres cuadras), solo encontraron roca. Tenían el equipo de bombeo listo para instalarse, pero no sería útil porque no había agua.
Pausaron la obra para buscar soluciones, pero no encontraron cómo resolver y la dieron por concluida el 2 de diciembre de 2020, según consta en el acta 03-2020. Como no fue posible extraer agua, solo se pagaron a CONFUERTE Q744 mil 705.
Cuando la CGC consulto el SNIP, determinó que la municipalidad reportó el 100 por ciento de avance físico y financiero en el pozo, lo cual no correspondía a lo observado en la visita al proyecto. Por esto denunció a los cuatro concejales, los dos síndicos, la directora de planificación, el supervisor de obras municipales y al alcalde de la administración pasada ante el Ministerio Público.
“La construcción nunca se abandonó, como dice la Contraloría, y sí está ejecutada”, insistió Reyes Patal Yos, el exalcalde denunciado. “Se realizaron los estudios de ley, llevados a cabo por profesionales, y el único fin era beneficiar a una comunidad sin agua. No hubo mala voluntad”, añadió.
La exdirectora de planificación, Silvia Hic, se excusó ante la CGC con los reportes de avances del 100 por ciento los cuales no se hicieron bajo su responsabilidad. También insistió en que todo la obra se hizo basada en los estudios del terreno.
¿Había o no agua?
La Contraloría no desvaneció el hallazgo para ninguno de los involucrados porque, a su criterio, “debieron tomarse en cuenta las prórrogas de la empresa CONFUERTE y no reportar el proyecto como concluido en el SNIP”. Además, desestimó el comentario de Silvia Hic, porque ella dio su visto bueno a uno de los informes de supervisión de la obra, donde se escribió: “el pozo tiene un buen porcentaje de agua, lo cual es favorable para la factibilidad del proyecto”.
Ojoconmipisto intentó hablar con Hic para aclarar esta contradicción, pero ya no labora en la comuna y allí tampoco se quedaron con su número de teléfono, aseguró el personal. Durante dos días se solicitó hablar con trabajadores de la dirección de planificación para saber más sobre los estudios previos a la construcción del pozo. Tras varias llamadas las secretarias dijeron que esa oficina no tenía información al respecto.
“Las circunstancias geológicas no son las mismas en todo el país. En Cobán a veces hay agua al excavar 50 metros, pero en Patzún es más difícil porque tiene varias capas de roca”, explica Carlos Caal, jefe de hidrología del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH).
“Para no desperdiciar recursos, lo mejor es hacer estudios certeros y asegurarse de la existencia de acuíferos. Cuando se llega a las capas de roca, la perforación puede continuar, pero es más cara”, concluye Caal.
Se contactó a la empresa donde trabajaba Jorge Baca, el supervisor del pozo, donde facilitaron su teléfono. Al llamar, el número era equivocado.