Los lavaderos que prometen sacar de la pobreza a las mujeres de San Juan Atitán

26 febrero 2021

En Guatecompras aparecen como proyectos para erradicar la pobreza y se describe como logro entregarlos en las comunidades, además de estufas y láminas.

Trajes regionales de San Juan Atitán, cuya venta representa el sustento principal de las mujeres del municipio. Foto: Elmer García.

Por Carmen Maldonado Valle

En San Juan Atitán, Huehuetenango, la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan) estima que ocho de cada diez personas son pobres.

La municipalidad invirtió en tres programas que prometían ayudar a las mujeres a salir de ese estado: “Ellas se organizaron en tres grupos y a cada uno le dimos estufas, láminas o pilas según su solicitud. Les regalamos eso y los proyectos terminaron”, enumera Santos Hernández Godínez, el alcalde.

Los requerimientos están en Guatecompras, de cada concurso salieron dichos insumos para ellas. El primero se publicó el 7 de enero de 2021 y se adjudicó a Juan Hernández, quien ofreció 594 estufas por Q1 millón 400 mil 652 para el programa llamado “Estufas mejoradas”. Él también ganó las otras dos compras para los planes de trabajo restantes: “Techo mínimo”, donde se obtuvieron 11,268 láminas por Q1 millón 498 mil 644, y “Piletas mejoradas”, para el cual ofreció 437 lavaderos por Q409 mil 906.

Juan Hernández es el representante legal de la constructora “Dicohue”. Ha firmado 14 contratos con las alcaldías de Tecuaco, en Santa Rosa, y San Juan Ixcoy, San Juan Atitán y Aguacatán, todas en Huehuetenango. También ha estado a cargo de otras 87 operaciones sin concurso.

Su empresa trabaja para instituciones estatales desde 2009 y gracias a ello ha ganado Q9.3 millones. La primera organización con fondos públicos que la contrató fue la Asociación para el Desarrollo, la Vida y la Paz, cuando le pagó Q920 mil para ampliar un drenaje en Tecpán.

Para el jefe edil de San Juan Atitán, estas donaciones “van a elevar las condiciones de vida de las mujeres y por eso las van a ayudar a salir de la pobreza. Esa es la razón por la cual les preguntamos cuál de las tres opciones se necesitaba más en su casa”. Agregó que por el momento la municipalidad no tiene ningún otro plan de trabajo relacionado con el combate a la pobreza.

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Karin Slowing, médica y extitular de Segeplan, sostiene que estas acciones son “valiosas, porque alivian necesidades y ayudan a la comunidad, pero no atacan las causas últimas del problema. Las láminas arreglan la falta de techo, pero en algún momento se van a oxidar y dejarán de ser efectivas. Solo resolvieron lo inmediato”. Añade que las acciones para combatir la pobreza deben enfocarse en varios puntos: “Está bien invertir en los hogares, pero no solo en sus techos, sino también en instalar un piso seguro y ampliar el saneamiento para contribuir con la salud de los habitantes, por ejemplo”.

La cuna de las tejedoras

San Juan Atitán se encuentra en Huehuetenango a 290 kilómetros de la capital. Sus actividades económicas principales son el cultivo de papa y pino para venta local y extranjera. Según un diagnóstico elaborado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2019, la debilidad comercial más grande es “la falta de capacidad para cubrir la demanda de producto, porque no cuentan con la asistencia técnica para incrementar la siembra y mejorar sus costos”. Estos se elevan porque deben adquirir las semillas en otros municipios.

En cuanto a las mujeres, la misma investigación revela que sus ingresos provienen en su mayoría de la venta de trajes regionales tejidos por ellas. Pero “no reciben apoyo técnico gubernamental o externo para ampliar su mercado o adquirir la materia prima de modo grupal, entonces los costos aumentan”, se lee en el documento. Esto genera que su trabajo solo se venda dentro del municipio, donde no todos los pobladores pueden comprar.

A criterio de Slowing, los proyectos con mayor impacto en el desarrollo de las mujeres son los que les dan herramientas para pasar de una economía agrícola a una industrial. “Cuando una mujer se vuelve económicamente autosuficiente no solo eleva su nivel de vida sino el de su familia porque mejora su productividad y eso le permite invertir también en su hogar, la educación de sus hijos, las necesidades nutricionales, entre otras”.

El alcalde del municipio planea cubrir la demanda de saneamiento a través de plantas de tratamiento de aguas residuales. Reconoce que su municipio también tiene una vulnerabilidad alta ante la desnutrición, como establece la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional. “Pero para eso estamos en conversaciones con el ministerio de Agricultura y esperamos que nos donen víveres”, dice.

Este es el primer período de Santos Hernández como alcalde. Fue electo como representante del partido Unión del Cambio Nacional (UCN) en 2019, después de dos períodos en los que Lorenzo García Martín ocupó el puesto.

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Mirja Valdes

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