En algunos municipios corre el rumor de que inmunizarse llevará al infierno. Por ello, los sacerdotes y pastores se han convertido en quienes resuelven las dudas de la población sobre el fármaco.
Por Carmen Maldonado Valle
De acuerdo con el tablero del ministerio de Salud, los departamentos con más personas a quienes se administró al menos la primera dosis son Guatemala, Huehuetenango y Quetzaltenango. En los demás, por otro lado, el plan no avanza a la misma velocidad y una de las razones, sostiene la cartera, es la desinformación en las comunidades remotas.
Aunque la campaña de comunicación no ha tenido muchos cambios desde febrero de 2021, cuando la población comenzó a inyectarse, ahora hay una novedad: los pastores y sacerdotes se convirtieron en el centro de información para los vecinos. Resuelven dudas sobre el biológico y desmienten los mitos alrededor de él.
Para Bartolo Simaj, alcalde de Santa Cruz la Laguna, Sololá, “son un gran apoyo. Antes nos centrábamos en transmitir el mensaje solo a través de los consejos de desarrollo, pero los líderes religiosos también ayudan mucho porque la gente les tiene más confianza y acuden a ellos para preguntar”, indica.
En su municipio el Instituto Nacional de Estadística (INE) contó 5 mil 820 habitantes. De estos, Salud reporta 529 con al menos la primera dosis. Entre las principales razones por las cuales las personas no quieren inocularse se encuentran: “la posibilidad de recibir la marca de la bestia en el líquido o incluso un chip para ser monitoreados. Ha costado un poco, pero esperamos subir las cifras mostrándole a la gente los beneficios de inyectarse”, añade Simaj.
En San Cristóbal Cucho, San Marcos, los líderes religiosos se encargan de la misma tarea al ser consultados por las personas. De los 16 mil 619 habitantes, 1 mil 625 se han puesto al menos el primer componente del biológico.
“Hay mucha desinformación, pero además de los dirigentes comunitarios, ahora los religiosos ayudan a difundir el mensaje porque son personas de confianza para los vecinos. Nos ayudan a llegar a más gente”, comenta el jefe edil, Wilman Orozco.
Según el área de salud de Baja Verapaz, también se ha implementado esta estrategia en el departamento, donde la inmunización se abrió a partir de los 18 años. A decir del titular, Carlos Lix, los sacerdotes y pastores ayudan a que en medio de la “ola de jóvenes” no se rezaguen los mayores, porque al visitarlos aprovechan para resolver sus dudas.
«Háganlo por decisión propia»
Celso González es sacerdote en la cabecera de Jalapa, tiene 32 años y ya se vacunó. Atiende una región llamada Santa María Xalapán, ubicada en la montaña y donde hay mayoría xinca. «Son muchas aldeas cercanas entre sí. Están dentro de la cabecera, pero como son lejanas se nombraron así», cuenta.
El sacerdote añade que «como en todas las montañas, el riesgo de estar tan lejos es que cuando llega el mensaje, ya va ‘descompuesto’, entonces cuando la gente supo de la vacunación la tomó como una señal diabólica».
Según él, muchos no querían inmunizarse porque «al ser incorrecto», quien lo hiciera estaría maldito y moriría en pocos años. Otros no querían porque lo tomaban como una falta de confianza en Dios. También hubo quienes argumentaron que era pecado porque la inyección contenía restos de bebés abortados.
Así, él comenzó a resolver las dudas de las personas y a desmentir los rumores. Además, les contó su experiencia al inocularse: «Uno no debe ponerse como ejemplo, pero era para que vieran cómo uno no peca ni se maldice a través de la jeringa. Además, protegerse puede ser un acto de caridad, porque es una forma de evitar más contagios y cuidar al prójimo».
Cuando los vecinos se le acercaban para contar sus dilemas morales respecto a la vacuna, él intentaba darles información, pero al terminar insistía en la misma cantaleta, como él lo llama: «Háganlo (inocularse) por decisión propia y no porque los demás lo decimos. Si usted no quiere será respetado y al menos estará informado, pero también respete a quienes sí quieren hacerlo”.