Los vecinos llevan un mes sin agua y las calles están estropeadas, pero a criterio del alcalde se deben construir nuevos salones con espacio suficiente para tomar distanciamiento físico.
Por Carmen Maldonado Valle
En diciembre de 2020, la municipalidad de Malacatán, San Marcos, adjudicó un concurso de Q10 millones 992 mil 200 para construir un centro de convenciones en el sector El Naranjal. Los vecinos, en tanto, no tienen agua potable, la basura de los mercados la recogen a medias y las calles no han sido reparadas.
La comuna asegura haber encuestado a los vecinos para conocer sus necesidades, según justificación en la boleta para esta inversión, y como este centro aparecía entre ellas le dieron importancia. Manuel Velasco, vecino de Malacatán, lo niega: “Nunca consultaron a nadie. Acá siempre hemos peleado por el agua, por los mercados y por el mal estado de las calles. Salones hay varios”.
Con esto concuerda Esperanza Soto, otra malacateca, quien dice que la prioridad es el agua potable. De hecho, llevan un mes sin este recurso que cuando llega lo guardan en toneles porque no saben cuándo volverán a tenerlo. Otros contratan pipas de 20 mil litros a un costo de Q200 a Q300 por viaje, según cuatro empresas dedicadas a esto en Malacatán. Y es que los cuatro pozos mecánicos de la municipalidad no funcionan.
Otra necesidad resaltada por los pobladores es la organización en el mercado. A la fecha no existe un lugar específico para ubiecar a los inquilinos, entonces se asientan en la vía pública, lo cual genera filas de vehículos durante las horas pico porque no tienen espacio suficiente para transitar. “Las calles se llenan de hoyos y la municipalidad solo les coloca parches. Los mercados son un basurero y la gente despacha en las aceras, entonces es muy difícil caminar allí”, continúa Soto.
Las autoridades informaron a los vecinos que los pozos están en mantenimiento y por eso no reciben agua. “No tenemos reportes de la alcaldía sobre algún ajuste en el mercado”, dice Renata Barrera, la jefa de información pública de la comuna.
El alcalde, Emilio Gálvez, transmitió en vivo a través de su cuenta de Facebook para mostrar el terreno a construir. En el video insiste en la necesidad de techos altos para la nueva normalidad donde exista espacio para moverse y sea seguro. “Va a generar un ambiente comercial, educativo y de arte para las actividades socioculturales, donde cabrán 2 mil personas. Si no fuera necesario el distanciamiento, entrarían hasta 5 mil”, agregó. Contrató a especialistas en estructuras y seguridad para evitar errores en la obra.
El nuevo centro tendrá cafeterías, salones auxiliares, plazas, jardines y camerinos. El alcalde mostró el piso a instalar, “se mandó a fabricar especialmente para esto”, aclaró. Cuando colocó la primera piedra celebró con cohetillos y marimba. Preguntó: “¿Por qué no vamos a construir esto ahora? Y respondió: “La municipalidad tiene la solvencia para pagarlo”.
El proveedor a cargo del proyecto es Aurelio Molina, representante legal de la constructora JMC. Desde 2008 ha ganado 276 concursos con municipalidades, el ministerio de Comunicaciones y otras entidades estatales, valorados en Q172.5 millones. También le encomendaron otras 182 operaciones no competitivas, por parte de las alcaldías de Jutiapa, Huehuetenango, Alta Verapaz y Quiché.
Emilio Obdulio Gálvez Pérez, el jefe edil de Malacatán, lo contrató en diciembre de 2020, y adjudicó la obra más costosa en lo que va de su administración. Él ganó las elecciones de 2019 con el partido Compromiso, Renovación y Orden (CREO), su primer período en el cargo.
Una caja de sorpresas
En la última semana, Ojoconmipisto publicó la nota “Malacatán: un municipio sin agua, pero con un parque de Q3.9 millones”, donde se contó acerca de la demolición de la plaza central actual para hacer una nueva por Q3 millones 983 mil 952. Esta, el centro de convenciones y una más: la sustitución de la grama sintética del estadio municipal.
Como consta en Guatecompras, este concurso fue adjudicado el 16 de marzo por Q3 millones 299 mil 982. Para ese día, sin embargo, el trabajo estaba terminado, y las fotos publicadas por los vecinos de Malacatán en redes sociales demuestran que se hizo desde enero de 2021.
Jorge Meoño, director de planificación, se abstuvo de declarar y argumentó que el único autorizado para hacerlo sobre las últimas compras de la comuna sería el alcalde. Gálvez no contestó a ninguna de las 20 llamadas hechas a su teléfono celular. Tampoco atendió al intentar contactarlo en la municipalidad.