En 11 departamentos, sobre todo en las regiones norte y noroccidente, la cobertura no llega ni a un tercio de esta población. Fueron de los primeros en inscribirse y ahora son los rezagados.

Por Carmen Maldonado Valle
A la fecha, Guatemala ha recibido 6 millones 439 mil 800 dosis para inmunizar a su población y se han utilizado 1 millón 531 mil 709, según el tablero del ministerio de Salud. Se han administrado a adultos de todas las edades, pero con menor frecuencia en los habitantes más grandes, pertenecientes a 11 departamentos.
Edwin Asturias, exdirector de la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia COVID-19 (Coprecovid), y su equipo de investigación, consultaron los datos del MSPAS sobre vacunación. Así determinaron que en Totonicapán, Izabal, Suchitepéquez, Petén, San Marcos, Huehuetenango, Quiché, Chiquimula, Sololá, Escuintla y Zacapa se reporta menos del 25 por ciento de inmunización en personas mayores de 60 años.
“Se explica la aplicación de la dosis a todos del mismo modo, como si el 100 por ciento de la población viviera en el área urbana. En realidad debería diferenciarse según las circunstancias de cada departamento”, explica Asturias.
En los sectores rurales, comenta el médico, lo recomendable es pedir a un líder confiable replicar el mensaje: “Si la población, por ejemplo, se relaciona más con una comadrona, ella es el canal adecuado y no un doctor. Él puede saber mucho, pero la comunidad esperará mayor franqueza de quien conoce”.
De acuerdo con las cifras publicadas, Totonicapán ocupa el último puesto en aplicación de dosis a mayores de 60 años, con el 18 por ciento. Según informó el personal de la dirección del área de salud, los vecinos más grandes suelen desconfiar del fármaco por miedo a los efectos secundarios.
A decir de los trabajadores, a veces se convence a los habitantes sobre los beneficios de recibir el biológico y se les inscribe. “Pero en el lapso entre el registro y la cita, llegan los mismos de su barrio y les dicen que todo es mentira. Entonces nunca llegan a inyectarse”.
Para Asturias, el alcance de la inmunización puede aumentar si se flexibiliza el plan de vacunación de acuerdo con las circunstancias de cada departamento, sobre todo en aquellos con sectores de difícil acceso al casco urbano. Así se pueden fijar metas realistas y enfocar los recursos del ministerio en ellas.
Como ejemplo, mencionó a Ixcán, Quiché, donde se abrió la vacunación para todos los grupos etarios en comunidades remotas hace dos semanas y se aplica el vial de casa en casa para fomentar la aceptación. Si se hace “trabajo hormiga” para personalizar las explicaciones y resolver dudas sobre el procedimiento, es posible aumentar la cantidad de adultos mayores inyectados en esos 11 departamentos, opina.
Además, el infectólogo ve con buenos ojos la llegada de Moderna al país por ser más fácil de conservar y transportar hacia las áreas remotas. “Se ha comprobado la capacidad del ministerio para aplicar hasta 70 mil dosis al día. Ahora se requiere atraer a la gente a los puestos de salud”, agrega.
La otra brecha
Además de la edad, el rezago también se ve en los grupos étnicos. Como concluyeron los investigadores, cinco meses después de empezar la vacunación en Guatemala, 999 mil 179 habitantes inyectados eran mestizos, mientras la población inmunizada en otros pueblos (xincas, indígenas y garífunas) no llegaba ni a la mitad de ese número.
Y @Wechalal (Martin Toc) tiene razón de alzar la voz, los pueblos indigenas van muy por detrás en el acceso a las #VacunasCOVID19 y no necesariamente porque "no quieren vacunarse". Se necesita un esfuerzo brazo a brazo con sus lideres y sabios. pic.twitter.com/vVyo2QFCck
— Dr. Edwin Asturias (@easturia) July 22, 2021
“Se ha subestimado la influencia de los líderes religiosos en estos grupos”, explica Asturias, “ellos serían un buen canal para comunicar este mensaje y evitar la desinformación. Su papel es fundamental sobre todo en departamentos con mayoría indígena”, añade. Entre ellos están Quiché, Totonicapán y Huehuetenango, donde ocupan más del 40 por ciento de la población total, de acuerdo con el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).
Si no se diferencian las circunstancias y necesidades de cada grupo poblacional, será difícil responder a sus dudas y descentralizar la aplicación de las vacunas, concluye.