Desde tragantes que no alcanzan para absorber las cantidades de agua de lluvia que reciben, hasta vecinos que prefieren acampar fuera de sus casas que refugiarse en alguno de los albergues.
Por Ana Valdez
Cuando llueve, aquello que está mal se nota todavía más. En La Libertad, Petén, el tamaño de sus tragantes no alcanza para absorber la cantidad de agua que recibe, son muy pequeños. El desbordamiento de un arroyo inundó el caserío Lagunitas, describe el alcalde Yoni Randolfo Maldonado Calderón.
La lista de daños sigue: las comunidades La Esperancita, La Larga y El Pitalito quedaron incomunicadas. “Tocamos puertas por todos lados, nadie se acerca”, afirmó. A La Libertad la atraviesan nueve ríos, dos rápidos, siete lagunas, 30 lagunetas y otras 30 aguadas.
El 17 de junio, la gobernación departamental de Petén afirmó de la entra de ayuda humanitaria a las municipalidades de La Libertad y de Sayaxché, para apoyar a 260 familias afectadas por las inundaciones.
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En Chiquimulilla, Santa Rosa, el alcalde Rubén Darío Escobar, se enfrenta con atender las demandas de los vecinos de 600 casas que en pocos días se dañaron con las lluviar. Las comunidades más afectadas son Papaturro, Las Pozas y San Nicolás por el desborde del río Los Esclavos.
Aunque hay cinco albergues habilitados, están vacíos. Las personas prefiere dormir en carpas a la orilla del camino antes que abandonar sus casas y sus animales, dijo el edil. “El río destrozó las bordas. Ya hablamos con el gobernador para que a través de Caminos envíen apoyo porque urge”, indicó Escobar.
Y en Moyuta, Jutiapa, la alcaldía enfrenta el colapso de las bordas del río cerca del caserío Los bordos, la cual inundó a la comunidad.
Desastre advertido
El alcalde de San Juan Alotenango, Sacatepéquez, Sergio Gonzalo Sul, alertó a las autoridades el 13 de junio de lo que cinco días después se convirtió en el socavamiento sobre la ruta RN 14. “Se les anunció. Conred vino a ver con un delegado del ministerio de Comunicaciones y eso fue todo. Regresaron hasta ahora que vieron las cosas serias y el socavón había sucedido”, comentó.
La relación con los vecinos de Ciudad Vieja se ha deteriorado debido a un proceso legal que mantienen por la delimitación territorial. Según Sul, el municipio de Ciudad Vieja autorizó hace poco la construcción de al menos tres residenciales nuevos.
“(En Ciudad Vieja) no tienen un manejo de aguas pluviales de estos residenciales lo que provocó una saturación el suelo. Esa agua va a dar a la barranca a escasos metros de donde ocurrió el socavón”, comentó.
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Mirja Valdés
Quetzalteca que estudió Técnico en Periodismo y Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de San Carlos. Reportera y editora en varios medios. Me gusta lo que hago. También los gatos 🐈.