El 25 de noviembre se conmemora el día de la eliminación de la violencia contra la mujer, pero las agresiones no solo son físicas o psicológicas. También se dan a través de la escasez.
Por Carmen Valle
En Guatemala, el último censo reveló cómo uno de cada cuatro hogares no tiene acceso a agua dentro o fuera de la vivienda, aun cuando fue declarado desde 2010 como un derecho humano. A pesar de verse solo como una deficiencia de recursos, de acuerdo con una experta, en realidad constituye una forma de violencia institucional hacia quienes no gozan del servicio.
“No tenerla afecta a todos, pero más a las mujeres. En muchos lugares es obligatorio para ellas quedarse en casa, preparar la comida y cuidar de los hijos. Sin esta, llega la angustia porque ninguna de esas tareas se puede completar”, explica la socióloga Silvia Trujillo. “Hay comunidades donde las mujeres deben levantarse a medianoche para subir una montaña y traer agua a la casa a diario. Es una forma de violencia, porque el Estado puede combatir ese problema y no lo hace en todos lados”, añade.
A esto se suman las diferencias biológicas, sostiene Trujillo, porque cuando falta no hay saneamiento en los hogares y estas circunstancias pueden resultar aún más difíciles cuando las mujeres tienen el período menstrual.
De acuerdo con el Banco Mundial, en las poblaciones con menor acceso al recurso hay mayor probabilidad de abandono escolar por parte de las niñas y adolescentes, pues al tener la regla no pueden asistir a la escuela por falta de higiene y acaban por dejarla.
La situación persiste. En febrero de 2023, Ojoconmipisto reportó cómo tras casi tres años sin clases presenciales, arrancó el ciclo escolar con más escuelas sin agua ni drenajes, mientras en 2022 se determinó cómo 83 de cada 100 establecimientos no tenían baño. Además, el Banco Mundial encontró que las mujeres en pobreza extrema en el país tienen dificultades para usar productos de higiene menstrual porque no cuentan con instalaciones sanitarias para cambiarlos con frecuencia.
La situación persiste. En febrero de 2023, Ojoconmipisto reportó cómo tras casi tres años sin clases presenciales, arrancó el ciclo escolar con más escuelas sin agua ni drenajes, mientras en 2022 se determinó cómo 83 de cada 100 establecimientos no tenían baño. Además, el Banco Mundial encontró que las mujeres en pobreza extrema en el país tienen dificultades para usar productos de higiene menstrual porque no cuentan con instalaciones sanitarias para cambiarlos con frecuencia.
Te recordamos esta nota: Gracias a sus abuelas, Xesampual tiene agua para beber
La capital es la más desarrollada, pero sin agua
La ciudad de Guatemala ocupa el primer puesto de 340 en el Índice de Competitividad Local. Aun así, los vecinos reportan estar días o semanas sin agua, sobre todo en las zonas 2, 7, 18 y 21.
La municipalidad tiene vigente la Política y Plan Municipal de Desarrollo Integral de las Mujeres, cuya misión era reducir la desigualdad que afecta a las mujeres. Entre sus objetivos estaba mejorar el acceso a servicios básicos entre 2019 y 2027, pero cuatro años después de su inicio, las denuncias por desabastecimiento continúan.
Lily Caravantes, consultora en la creación de la política y concejal X, dice que para aumentar el acceso al recurso hídrico, la alcaldía perfora pozos. Está consciente de que no es una solución sostenible, está en desacuerdo. Las soluciones, dice, no van más allá porque la comuna no suele trabajar de la mano con el Gobierno central y por lo tanto no realiza proyectos de mayor envergadura.
Al preguntarle cuáles son los avances generales de esta política durante los últimos cuatro años, dijo no tenerlos presentes en ese momento, aunque los averiguaría pronto. Para realizar este plan, además de las fuentes documentales, se encuestó y entrevistó a vecinas capitalinas provenientes de siete zonas priorizadas: 79 participaron en grupos focales y 76 fueron encuestadas. En Ciudad de Guatemala viven 484 mil 697 mujeres.
A decir de Trujillo, tanto la violencia institucional como la de cualquier tipo en contra de las mujeres, son problemas para los cuales no se ve una solución en el mediano plazo ni se nota el interés por lograrlo. “Ni siquiera se recopilan con frecuencia estadísticas para determinar dónde falta el agua”, concluye. El último censo ocurrió en 2018 y el anterior a él en 2002.
Escucha este podcast que explica qué sucede con el agua:
Mirja Valdés
Quetzalteca que estudió Técnico en Periodismo y Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de San Carlos. Reportera y editora en varios medios. Me gusta lo que hago. También los gatos 🐈.