Guatemala tiene 66 municipios sin direcciones o nomenclatura urbana

01 abril 2021

Algunos alcaldes no ordenan sus ciudades por el gasto que implica. Otros, porque dicen que no hace falta, y uno más no lo hace porque su municipio está asentado en tierra ajena.

Esta es la clásica señalización utilizada en Ciudad de Guatemala. Foto: Municipalidad de Guatemala.

Por Carmen Maldonado Valle

La nomenclatura urbana es el del ordenamiento de las ciudades, cuya principal manifestación es la existencia de calles, avenidas y zonas delimitadas y enumeradas. La mayoría de los países tiene este sistema, pero Guatemala está en la lista de quienes no lo utilizan en todos lados. Hay 66 municipios sin numeración territorial.

En Petén hay 11 ciudades en esas condiciones. Sayaxché es uno de esos lugares donde las direcciones no existen y para enviar correspondencia solo se indica el nombre del barrio junto a una referencia de lo que haya cerca. “Si usted vive frente a un lugar turístico tiene suerte, porque rápido lo encuentran. Si no, hay que salir a traer a la gente porque se pierde”, dice Onelia Sánchez, propietaria de un hostal en el lugar.

La vecina añade que en su negocio suelen registrarse turistas nacionales y extranjeros, “pero mejor me compré una moto para irlos a traer a la entrada (del municipio) porque a quienes no son de aquí les cuesta llegar”.

El alcalde, José María Cabnal, justifica la ausencia de orden vial con la falta de presupuesto. A pesar de la inexistencia de una entidad que regule esta situación o haga cobros por la implementación del sistema, se necesita mucho dinero para las evaluaciones previas a los límites entre zonas, además de los números en cada casa. “Tal vez lo hagamos a futuro, pero ahora no hay ningún plan en concreto”, dice.

Con esto concuerda el jefe edil de Jocotán, Chiquimula, donde tampoco hay organización por zonas. Ramón Díaz ha ocupado el cargo en cuatro ocasiones; de 2004 a 2016 y ahora. “Tenemos planes de hacerlo en esta administración. No pudimos poner la nomenclatura en los períodos anteriores porque se requiere de mucho dinero para hacer los estudios topográficos y las señalizaciones, pero sí planeamos llevarlo a cabo”, sostiene.

A 131 kilómetros de ese municipio se encuentra Livingston, Izabal, conocido por sus presentaciones musicales, las Grutas de Agua Caliente y el ambiente caribeño. Según el Censo 2018, tiene 73 mil 492 habitantes y el Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) estima que cada año recibe entre 1.2 y 1.3 millones de visitantes.

Daniel Pinto, el alcalde, no ve la necesidad de ordenar las calles y avenidas porque la falta de esto no ha traído ninguna consecuencia a su municipio. “No lo vamos a hacer porque así estamos bien. Nadie se ha quejado y la gente se guía por los lugares cercanos a sus casas, entonces no necesitamos cambiar nada”, indica.

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Por otro lado, hay un lugar donde no solo no hay nomenclatura urbana. Las escuelas no se remozan, no todas las calles se pueden pavimentar y no se planifican proyectos de obra gris. Se trata de Fray Bartolomé de las Casas, Alta Verapaz, elevado a municipio en 1980 y cuyo litigio inició en 1999, porque se asentó en propiedad privada.

“El 65 por ciento del municipio está en las tierras de la familia Petersen. Ellos lo reclamaron en 1999 y el Estado falló a su favor”, cuenta Arnoldo Fontana, el alcalde. “He hablado con los dueños y hasta amigos nos hicimos porque el problema no lo resuelve Gobernación todavía. No se devolverán las tierras porque los vecinos tienen allí su patrimonio, pero se debe resarcir a la familia”, explica. Mientras eso no suceda, no se pueden hacer cambios en el lugar.

Antes de 2013 la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan) no les pedía muchos requisitos y por ello pudieron construir el parque central, el palacio municipal, los drenajes, entre otros. A partir de ese año les exigieron constancia de que los terrenos del municipio eran propios junto a sus planes anuales. Al no poder hacerlo tampoco autorizaron sus proyectos.

“Por eso no tenemos nomenclatura. No hemos podido ni arreglar la escuela donde muchos de nosotros cursamos preprimaria debido a no tener todos los derechos sobre el lugar”, añade el jefe edil.

Compañías privadas de mensajería y correo concuerdan en que los otros 274 municipios si tienen direcciones. Se buscó a la Dirección General de Correos y Telégrafos para peguntrales, pero después de hablar a seis departamentos, ninguno tenía estos datos. La entidad refirió a Ojoconmipisto con la Dirección de Catastro del ministerio de Comunicaciones, donde tampoco hay registro sobre este tema.

Los reglamentos de nomenclatura de quienes sí tienen zona son muy similares entre sí. Todos coinciden en la manera de identificar las viviendas: cada una debe tener dos números separados por un guion. El primero indica la vía principal más cercana al inmueble (calle o avenida), mientras el segundo da a conocer el número de casa (si está del lado derecho de la calle, será par; si está en lado izquierdo, impar).

En 2005, el Banco Mundial investigó los orígenes de este mecanismo de organización y las consecuencias de no tenerlo. Entre los casos citados estaba el de Japón, porque en ese entonces las casas se construían en bloques y no se identificaban. La entidad determino que, “reduce las posibilidades de que los turistas tengan una buena experiencia y deseen regresar. Para dirigirse a algún lugar, es común que busquen ayuda. También le sucede a los nativos”.

De acuerdo con el documento, la falta de numeración es común en países en vías de desarrollo “y esto puede llevar a un crecimiento desproporcionado de la comunidad. Dificulta, además, la intervención de la policía o ambulancias durante urgencias”, se lee.

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Mirja Valdes

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