El viceministro de Recursos Naturales y Cambio Climático trazó el recorrido (de 42 meses) del reglamento del Acuerdo Gubernativo 164-2021 y su importancia para implementarlo.

Por Jimena Porres
Llegó el 11 de febrero. A partir de esta fecha todos debemos separar nuestros residuos sólidos. En esta conversación el viceministro de Recursos Naturales y Cambio Climático, Edwin Castellanos, hace un repaso hasta este día. Después de 42 meses en pausa el reglamento para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos Comunes, entra en vigencia.
Castellanos es licenciado en Química de la Universidad del Valle de Guatemala, donde ha sido docente, investigador, codirector del Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad y decano del Instituto de Investigaciones. En 2016, recibió la Medalla de Ciencia y Tecnología otorgado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concyt) y el Congreso de la República.
El viceministro Castellanos aseguró que los principales responsables del manejo de la basura son las municipalidades.
–¿En qué contexto surge el Reglamento para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos Comunes?
–El manejo de la basura es un tema relegado en el país y que no hemos atendido adecuadamente. Como consecuencia encontramos que Guatemala está inundada de basura, las carreteras, los barrancos, los ríos. Este es un paso en firme para ayudar a limpiar el país. Ese es el objetivo final.
El reglamento se emite en el año 2021 como una serie de normas para regular todo el proceso de la basura. Está enfocado principalmente en los entes que manejan la basura. Y de acuerdo al Código Municipal, son las municipalidades las responsables de ese manejo. La mayoría de normativas van orientadas a estas. Contempla a la población general en el asunto de la separación de desechos.
–¿Por qué hubo una reforma en 2023?
–Cuando se emitió el reglamento en agosto de 2021 otorgaba dos años para que las municipalidades y todos los entes involucrados estuvieran preparados. El plazo se venció en agosto de 2023, las municipalidades indicaron que no estaban listas, que ese período no fue suficiente, por lo tanto solicitaron una prórroga. Entonces se les concedió una de 18 meses adicionales. Se les dio un total de 42 meses para estar listos.
Este 11 de febrero vence la extensión de los 18 meses adicionales. Las municipalidades vuelven a decir que no están listas, pero por lo visto en la prórroga anterior, otra, no va a hacer que lo estén. De manera que se decidió que ya no habrá otra y que tenemos que empezar a trabajar con lo que tenemos.
–¿Qué herramientas deberían tener las municipalidades a partir del 11 de febrero?
–El primer paso es hacer un estudio de caracterización de sus desechos. Entender cuánta y qué tipo de basura generan para saber cómo manejarla. Luego del estudio, deben hacer un plan de manejo de residuos.
Porque el reglamento contempla la separación de sólidos para extraer el material que tiene valor. Cuando tiramos la basura junta, básicamente también estamos tirando dinero porque estamos desechando material que puede ser reutilizado. Entonces, en el plan de manejo municipal debería estar detallado cómo la comuna va a aprovechar estos componentes.
La última obligación de las alcaldías es proveer de un transporte para los desechos, así como lugares de tratamiento para los distintos tipos. Si es no reciclable a un sitio de disposición final, si es reciclable a una recicladora y si es material orgánico a composteras para convertirlo en abono.
–¿Qué obstáculos ha tenido el reglamento para entrar en vigencia? Tanto el presidente de la Asociación Nacional de Municipalidades (Anam) y alcalde de Santa Catarina Pinula, Sebastián Siero, como el alcalde de Mixco, Neto Bran, interpusieron amparos para retrasarlo.
–El buen manejo de la basura requiere de inversión y voluntad de hacerlo bien. Lo que deben hacer los alcaldes es tomar responsabilidad y dejar de ver la basura como algo negativo, sino como algo que podemos utilizar.
El país tiene 340 municipalidades y hay una gran variedad en términos de las capacidades técnicas, financieras y de voluntad política de hacer las cosas. Hay comunas que están tomando pasos firmes para mejorar su manejo de residuos, hay otras que recién comenzaron, y algunas que se quedaron rezagadas con el tema. Y es por estas últimas que dicen que “no estamos listos”.
Si no empezamos a trabajar, aunque no estemos listos, nunca lo vamos a estar. Por lo tanto decidimos no dar otra extensión. Para que incluso, las comunas que no han hecho nada, comiencen a actuar.
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–¿Qué estrategias han utilizado para comunicar el reglamento?
–Es importante enfatizar que los principales responsables del manejo de la basura son las municipalidades, por lo que el reglamento va orientado principalmente a estas. Nuestra estrategia de comunicación y apoyo en estos 42 meses ha sido enfocada hacia las alcaldías.
Hemos hecho kioscos informativos, jornadas de capacitación y acompañamiento para generar los estudios de caracterización. Hay algunas en Huehuetenango y Petén con las que no hemos tenido contacto, pero esperamos que con la entrada en vigencia del reglamento, se acerquen para buscar apoyo.
Este año hemos tenido también acercamiento con la población en general para abordar la separación.
–¿Cómo han trabajado con las municipalidades? ¿Qué han escuchado de los alcaldes?
–La implementación lo que requiere es logística. Cuando separamos desde el origen (casas, oficinas, centros comerciales), el transporte debe mantener separada la basura y este debe llevar los diferentes componentes a sus respectivos lugares. No todo tiene que ir a parar en el mismo vertedero.
Esta planeación en algunos municipios ya está en marcha porque los camiones recolectores son municipales. En la ciudad de Guatemala es más complejo por el tamaño, número de habitantes y porque la carrocería no es municipal. Por lo que hemos trabajado tanto con la alcaldía capitalina como con las empresas privadas de transporte para asegurarnos de que todos estén trabajando bien.
Es un trabajo de comunicación y coordinación entre las empresas y la comuna, ellos deben asegurar el buen manejo y la separación de la basura. En el MARN nos aseguramos que la coordinación exista.
Muchos alcaldes están contentos de que estamos avanzando con esto. Varios nos han comentado que ya lo estaban haciendo desde antes, y que ahora tendrán más capacidad de lidiar con el tema. La retroalimentación ha sido positiva. Alcaldes de Puerto Barrios, Río Hondo, Estanzuela, Pachalum y la ciudad de Guatemala ya tienen sus respectivos planes municipales.
Otros se han acercado para decirnos que aunque tienen poco desean hacer más, como abrir sus vertederos y tener sus trenes de aseo. A quienes no se han acercado, los invitamos. Incluso el presidente de la Anam, quien ha sido bastante crítico del reglamento, se reunió con la ministra, Patricia Orantes, para asegurar que podamos trabajar con todos los alcaldes.
También existe el Instituto de Fomento Municipal (Infom), que fue creado para proveer de apoyo técnico y financiamiento a las municipalidades. Como MARN tenemos un convenio de cooperación para asegurarnos de trabajar con todas las comunas.

–Una de las principales razones para retrasar el reglamento fue por falta de financiamiento. ¿Qué opciones tienen las municipalidades para sufragar los gastos?
–Hay dos limitaciones principales. El financiamiento y el terreno para crear vertederos. Las comunas han tenido problemas para localizar terrenos adecuados para instalar sitios de disposición final, y para conseguir el dinero para comprarlos.
Los guatemaltecos debemos tomar conciencia de que la basura es nuestra responsabilidad. Debemos entender que lo que hemos pagado de extracción de basura no es suficiente para un buen manejo. Parte del dinero debe ser del aporte ciudadano.
Y más allá de lograr eso, las alcaldías también tienen acceso a fondos de los Consejos de Desarrollo. También el Ministerio de Social (Mides), a través del Fondo de Desarrollo Social (Fodes), puede aportar. Es cuestión de que todos busquemos formas de apoyo financiero.
Este serviría para hacer las obras iniciales; los vertederos, las plantas de separación y la mejora de los camiones recolectores. Pero, para que ese sistema sea sostenible tiene que existir una suma de dinero que provenga de los vecinos a las municipalidades.
–A menos de una semana de la entrada en vigencia ¿Cómo se siente el MARN de haber llegado hasta acá?
–Nos sentimos muy contentos y emocionados de dar pasos firmes para buscar un país más limpio. El tema de saneamiento, tanto de basura como de aguas residuales, son temas que se han pospuesto y que como guatemaltecos no hemos asumido. Consideramos que ya no lo podemos retrasar más. Entre más nos retrasemos en implementar estas medidas, más difícil y más caro va a ser. En cinco años va a haber más gente, más basura.
Como MARN estamos seguros de que esto es lo que Guatemala necesita. Hemos visto una respuesta positiva de la población. Todos vemos la basura por todos lados, salimos a pasear y lo que vemos son basureros y la población está reaccionando de forma positiva a la solución.
–Para definir responsabilidades: ¿qué rol juega el MARN? ¿Qué le corresponde a las municipalidades? ¿Qué le toca a la ciudadanía?
–El MARN no somos responsables de manejar la basura. Nosotros como ente rector, nuestro mandato es mantener un entorno limpio, un equilibrio ecológico. La basura no debería ser tarea nuestra, a menos que exista un mal manejo que cree contaminación. Nosotros tenemos el rol de asegurarnos que los residuos sean adecuadamente manejados, que eviten contaminación y deterioro ambiental. Y como es un tema de salud, también entra en juego el ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) para cuidar el impacto en la salud humana.
Las municipales son las rectoras de la basura, por lo que su principal responsabilidad debe ser crear planes municipales de gestión de residuos sólidos. Además deben visualizar que hay material útil que se tira junto a la basura. Si bien tienen la responsabilidad de la buena administración de los desechos, también tienen la oportunidad de aprovechar la materia prima y que sirva de ingresos.
Panajachel es un buen ejemplo de separación de desechos. Su materia orgánica la convierte en abono y lo venden. Eso es un ingreso económico. Le da una oportunidad tanto a las comunas como al sector privado. Hay mucha oportunidad de negocio para que existan más recicladoras, composteras y trabajos de recuperación de recursos útiles.
Y a los vecinos nos toca la parte más importante porque es el principio de la cadena. Desde la fuente tenemos que separar, porque entonces los demás pasos van a fluir con más facilidad. Si separamos desde el origen evitamos ensuciar esos materiales útiles y aumentamos su valor. Tanto lo orgánico, como lo reciclable.
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–Se ha hablado mucho de las multas. ¿Quién las pone? ¿Quién las paga?
–Como todo reglamento hay un apartado de sanciones y multas. Esto nos faculta al MARN y al MSPAS a colocar multas en caso de que hayan infracciones. Es importante aclarar que el reglamento contempla que las multas se aplican a los entes que manejan la basura, o sea municipalidades y transportistas. Los hogares son entes generadores, por lo tanto no hay multa para estos.
Como MARN nuestro objetivo no es convertirnos en un ente que multe constantemente. Queremos limpiar el país, trabajar con las alcaldías para el buen manejo de los residuos. Las multas serán el último recurso. Las puertas están abiertas para trabajar con los alcaldes para buscar soluciones. Solamente en el caso de infracciones recurrentes después de un tiempo considerable ya procederemos con las multas.
Quienes sí podrían poner multas a los vecinos son las municipalidades porque son ellas quienes deben lograr que sus ciudadanos separen. Si hay una ordenanza municipal que contempla infracciones, ya sea monetaria o de servicio, como el de rehusarse a recoger bolsas no identificadas o no separadas. Cada alcaldía conoce mejor a sus pobladores y sus territorios, por lo que esas medidas deben salir de ellas.