Consiste en una pista de peaje similar a la Vía Alterna del Sur (VAS), a construir en parte del barranco que separa a Mixco de Ciudad de Guatemala.
Por Michelle Tercero, investigadora del IARNA / Plaza Pública
En este texto se consideran las implicaciones viales e impactos ambientales de transformar un barranco de propósitos ecosistémicos que aseguran la sostenibilidad de la zona urbana. Publicamos un resumen del texto original de Plaza Pública.
La primera parte ofrece aspectos de contexto en torno al proceso de consolidación urbana y del parque vehicular en el área metropolitana. La segunda aporta elementos de juicio sobre posibles impactos ambientales en la transformación de suelo derivado de la puesta en marcha del proyecto Corredor Verde S.A.
A través de redes sociales oficiales y medios de comunicación, circula la creación de una ruta de cuatro carriles que concectaría Mixco y Ciudad de Guatemala. Un paso privado con peaje como la Vía Alterna del Sur (VAS). Al final se plantean algunas reflexiones que buscan generar diálogo en torno a la gestión del espacio metropolitano.
Tradicionalmente, el crecimiento urbano a nivel nacional ha mostrado un patrón de concentración-dispersión, donde destaca el protagonismo de una ciudad central y su área de influencia urbana, frente a un número significativo de lugares poblados de menor jerarquía. (…)
Guatemala ocupa el tercer lugar en tamaño del parque vehicular en América Latina, en términos proporcionales a su población, después de la ciudad de El Salvador y la Ciudad de México (…) se ha logrado determinar que el 76% de la infraestructura vial es utilizada por vehículos particulares, mientras que el 22% por el transporte colectivo. Únicamente el 9% se moviliza en transporte no motorizado. (Morán, A. y Aragón, J. 2022).
A nivel nacional, el departamento de Guatemala (Región I Metropolitana) es el espacio con mayor ocupación vehicular (tabla 1). Si se considera que ese territorio tiene 3 millones de habitantes, la distribución sería equivalente a 1.32 personas por vehículo.
De acuerdo con la Dirección de Movilidad de la Municipalidad de Guatemala, antes de la pandemia COVID-19, el promedio de circulación de vehículos era de 960 mil, las horas de mayor congestión de las 05:45 a 08:30 horas y de 16:30 a 20:30 horas. El movimiento pendular promedio por persona tomaba un tiempo de entre una hora y una hora y media, cubriendo una ruta entre 10 y 15 kilómetros a una velocidad de 9 km/h (González, 2022).
La excesiva motorización incide en la salud mental y física de los habitantes metropolitanos y en el deterioro de los ecosistemas urbanos, donde los barrancos funcionan como barreras a la expansión urbana (…). Ante ello, surge la interrogante acerca de los impactos en el plano ambiental del proyecto Corredor Verde S.A. Guatemala-Mixco.
Impactos ambientales del proyecto Corredor Verde S. A.
Según imágenes publicadas por la alcaldía de Mixco se prevé que la nueva carretera tendrá una longitud de aproximadamente 6 km. En términos de la intervención directa para una carretera de dos vías, con cuatro carriles y una pared de retención en laderas, se estima al menos 210,000 m2 de impermeabilización de suelos.
El área en la que se pretende generar la intervención es un espacio natural y uno de los pocos corredores verdes que aún alberga la conurbación del área metropolitana. Este corredor, que actualmente se compone de bosque mixto y arbustos, cumple funciones ecológicas y ambientales importantes dentro de la metrópolis como la regulación hídrica, la purificación del aire, la regulación térmica y la preservación de biodiversidad.
En cuanto a su función en el ciclo hídrico, los acuíferos (depósitos de agua subterránea) se recargan con las lluvias, pero el suelo edificado impide esta recarga. Esto genera que el agua se evapore, o bien, provoca escorrentías e inundaciones. Los terrenos por utilizar son de las pocas áreas verdes en el área metropolitana que permiten esta recarga, razón suficiente para protegerlas. Se debe notar que la mayor parte del área metropolitana se abastece hoy en día de pozos de agua subterránea que dependen de un funcionamiento adecuado del ciclo hidrológico.
Además, el tramo en cuestión pertenece a la microcuenca Villalobos, ubicada dentro de la cuenca María Linda. Se ha determinado que la microcuenca Villalobos provee el 35% del agua subterránea consumida en 12 de los municipios de la Región I Metropolitana que, en su gran mayoría, se utiliza para consumo doméstico. Ya se ha destacado que la disminución del ingreso de agua en los sistemas subterráneos, así como el aumento de la demanda de agua, son unas de las presiones más importantes sobre el sistema hídrico de la metrópolis (Funcagua, 2022).
Reflexiones finales
No se deben perder de vista que los costos ambientales para la región metropolitana son elevados, en contraste con los reducidos beneficios viales. Guatemala necesita intervenciones que faciliten la movilidad para todos, captura de agua, mejora de la calidad del aire, y esto se lograría con un sistema de transporte público efectivo, que bien podría hacerse en la reserva en cuestión. Pero al cederla, se puede perder la oportunidad de beneficiar a toda la población y mejorar la ciudad.
En función de hacer más transparente el proceso e informar a la ciudadanía y la opinión pública acerca de los alcances del proyecto, se recomienda socializar el estudio técnico que justifica la creación de esta nueva vialidad. Que se explique por qué se está pretendiendo dejar en manos privadas la gestión de un espacio que sirve como reserva natural. Concretamente, es deseable que la ciudadanía sepa de qué manera se van a revertir los efectos de la intervención de un ecosistema natural y de recarga hídrica.
También es necesario saber cuál es el beneficio inmediato estimado en la movilidad de los residentes metropolitanos y qué planes existen para revertir la saturación de las vías existentes. Para tales efectos, se recomienda retomar el rumbo del diálogo supramunicipal democrático y de la planificación metropolitana.
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Mirja Valdés
Quetzalteca que estudió Técnico en Periodismo y Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de San Carlos. Reportera y editora en varios medios. Me gusta lo que hago. También los gatos 🐈.