Barrientos: un alcalde emblema del transfuguismo

02 junio 2015
Alcalde-Barrientos
Jorge Barrientos, jefe edil altense, durante su presentación con el partido Todos, el 15 de mayo de 2015.

Jorge Rolando Barrientos es todo un ícono del transfuguismo. El alcalde de la ciudad de Quetzaltenango busca de nuevo su reelección. Esta vez abanderado por un séptimo partido.

Por José Racancoj

El jefe edil, ahora ataviado con la corbata morada de Todos, ya ha sido miembro del Partido de Avanzada Nacional, con quien ganó por primera vez las elecciones de esta comuna en 2003. Luego se mudó a la Gran Alianza Nacional (GANA) y se postuló como candidato de la fusión con la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). También apoyó a Libertad Democrática Renovada (Líder) y a Compromiso Renovación y Orden (CREO) antes de decantarse por el Partido Patriota.

Barrientos considera natural cambiarse de partidos. “En algunas circunstancias deben de tomarse estas decisiones. Sobre todo para conseguir proyectos” señala. Y él es solo un ejemplo de lo que ocurre en el país. A nivel del Legislativo, 95 de 158 diputados ya no pertenecen a la organización política con la que fueron electos. De los siete legisladores distritales de Quetzaltenango, cuatro se han cambiado de color: Beatriz Canastuj, Natán Rodas, Nery Samayoa y Leonel Soto, quien también ha sido todo un camaleón. Esta por cumplir dos décadas de ocupar una curul y ha sido ya integrante de la Democracia Cristiana, del Frente Republicano Guatemalteco, la GANA, Todos y CREO-Unionistas.

El transfuguismo se ha convertido en una práctica recurrente y perversa, señalan los expertos. Cuando un personaje abandona el partido por el que fue electo y se pasa a otro, se le resta fuerza a la democracia, argumentan. “Es una expresión de un sistema colapsado”, comenta el Presidente de Acción Ciudadana, Manfredo Marroquín.

De hecho, los partidos políticos son reducidos a “taxis”, según Marroquín. “Uno paga para que estos vehículos lo lleven a su destino. Al llegar se baja, sin importar si éste se encuentra bien en su estructura”. Así, cuando el político alcanza su objetivo se va. “Las agrupaciones se han convertido en empresas electorales, en las cuales se se invierte para hacer negocio”.

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Uno de los principales factores que influyen en este fenómeno es la falta de ideología de las agrupaciones, indica Marroquín, quien en su análisis coincide con el politólogo Miguel Gómez Cabrera. “Esto es tan marcado”, dice Gómez, que “un conservador es capaz de irse a un partido de tendencia más social”.

El experto indica que en la era democrática de Guatemala han existido más de 100 partidos políticos. De ellos, más del 90 por ciento han muerto. “Uno de los problemas es que los partidos nacen alrededor de una persona. Las agrupaciones políticas no forman, solo buscan votos”, comenta.

Para Gómez es necesaria una reforma integral a la normativa. “Los diputados y alcaldes deberían estar al menos un periodo completo con el partido por el que fueron electos”, asegura. Estuardo Sánchez, ciudadano quezalteco, señala que la ley debería contemplar algún tipo de facturas para los tránsfugas. “Quien se cambie de partido no debería optar a presidir alguna comisión o ser representante del Legislativo ante algún ente. Tienen que pagar algún costo político”, apunta.

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Esta nota es producto del Diplomado «Periodismo Político y Electoral» que imparte el International Republican Institute, bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A. a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que el International Republican Institute (IRI) otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense).