Comunidad xinca combina conocimiento tradicional y técnicas modernas para producir café

30 junio 2025

Las prácticas agroforestales permiten producir café de alta calidad sin dañar el ambiente.

Proceso de enfriado de café tostado, listo para ser molido y empaquetado en la aldea El Volcancito, Casilla, Santa Rosa.
Proceso de enfriado de café tostado, listo para ser molido y empaquetado en la aldea El Volcancito, Casilla, Santa Rosa. Foto: Café Xinka.

Por Rafael Solares García

En las montañas de Casillas, Santa Rosa, la comunidad xinca consolidó una práctica de producción cafetalera que va de la mano con la conservación del ambiente. Desde las aldeas El Volcancito y El Bejucal, los agricultores no solo producen un café de calidad, conocido como Café Xinka, sino también aplican un manejo agroforestal innovador que reduce la contaminación por aguas residuales.

Según Juan Rodríguez, coordinador comunitario, el proceso comienza con un “pulpero” que no utiliza agua, lo cual ya representa un ahorro y una ventaja ecológica. Luego, se lava con una máquina que emplea un volumen mínimo de agua por libra de café.

“Todo el líquido se recolecta en recipientes especiales y se devuelve a los cafetales, al igual que la pulpa y las aguas mieles, así evitamos que estos residuos lleguen a quebradas o ríos. Protegemos a la fauna acuática local y a otras especies dependientes de estas fuentes, que antes morían por la contaminación”.

Hacia el café orgánico

La comunidad, aunque no cuenta con sistemas avanzados de tratamiento de aguas residuales domiciliarias, da pasos concretos hacia una nueva producción agrícola. “Nos dimos cuenta del daño que podía causar la miel del café cuando llegaba a los ríos. Por eso decidimos devolver esos nutrientes a la tierra”, comenta Rodríguez. Él destaca como la comunidad aprendió técnicas para lograr una caficultura orgánica.

Don't miss out!

¡No te quedes sin enterarte!

Recibe en tu correo nuestro boletín mensual con datos, análisis y fiscalización sobre las alcaldías.

Invalid email address

Simón Pedro Palma, pequeño productor y comerciante de café del municipio, comenta que “producir café orgánico es cuidar lo que tenemos. No usamos químicos, respetamos la tierra y el agua. Además, tiene más valor en el mercado. Hay compradores que pagan mejor cuando saben que viene limpio, sin fertilizantes, sin contaminar y con historia”.

Café orgánico recién despulpado y en proceso de secado.
Café orgánico recién despulpado y en proceso de secado. Foto: Café Xinka

Más allá del café

A pesar de la evolución y transformación de su modelo de producción tradicional de café a una producción orgánica, Rodríguez reconoce que aún hay desafíos.

“Entre los principales anhelos está procesar el estiércol que generan los animales para transformarlo en abono útil para la agricultura. Asimismo, implementar un sistema de alcantarillado que permita mejorar el manejo de aguas residuales domésticas, y que reemplace los actuales pozos ciegos y otras soluciones individuales precarias. De esta manera se podrá reducir el riesgo de contaminación ambiental, y sobre todo de las fuentes de agua”.

La experiencia xinka demuestra que es posible generar desarrollo económico a través del café sin comprometer los recursos naturales. Su modelo agroforestal y comunitario de manejo de residuos líquidos ofrece una lección sobre cómo el conocimiento tradicional puede integrarse con prácticas modernas para cuidar la tierra y el agua.

Presentación comercial del café Xinka lista para la venta.
Presentación comercial del café Xinka lista para la venta. Foto: Café Xinka.

Puede interesarle: El Volcancito impulsa gestión autónoma y reforestación comunitaria

Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son los responsables del contenido

Ana Carolina Alpírez

Noticias relacionadas