El ministerio de Ambiente ordenó repetir el estudio de impacto ambiental. La empresa tiene un amparo de la CC que le permite talar el bosque.
Por Pilar Rodríguez
Comenzó la tala del bosque del acueducto, ubicado en la 20 calle y 14 avenida de la zona 10. El viernes 27 de diciembre, la agrupación de vecinos que se dedicó a defender el área verde publicó sobre el uso de motosierras para remover parte de los 177 árboles que llevaban ahí más de 200 años.
Según el Instituto Nacional de Bosques (Inab), la empresa Irantu cuenta con la autorización para talar el área tras un amparo otorgado por la Corte de Constitucionalidad (CC).
Ojoconmipisto contactó al Instituto para conocer más sobre la aprobación de la tala en el bosque. Al cierre de la nota, no han dado respuesta.
Solo un requisito más
El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) emitió un comunicado el mismo día de la tala. Según lo publicado, la empresa encargada del desarrollo inmobiliario debe repetir el proceso de participación pública con los vecinos del área.
Irantu consultó con vecinos de Mixco y la zona 3, en vez de las zonas 14 y 10, las cuales sí son cercanas al bosque.
Sin embargo, esta consulta no es vinculante. “Es solo un requisito más”, indicó Ninotchka Matute, concejala VIII por el partido Semilla en la municipalidad de Guatemala. Aunque los vecinos no avalen el proyecto, Irantu igual podrá contar con la autorización del MARN. “Solo se hace cumplir la norma de manera más rigurosa”, dijo.
“Nosotros pedimos, junto a los vecinos, que la municipalidad de Guatemala declarara el bosque como zona de desarrollo especial”, pero no lo hizo. El régimen hubiera permitido conservar y tratar esa zona con un mayor equilibrio entre lo natural y lo construido.
“Era un bien con un valor ambiental irrepetible”, opinó. Aunque reforesten el triple en otro lado, la biodiversidad y las especies que alberga el área muy urbana se perderá para siempre.
“El proyecto planteado arrasa con todo”, dijo Matute. “Por supuesto, la municipalidad no nos escuchó”.
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La mañana de la tala
Después de dar vueltas en su cama, sin querer levantarse por ser vacaciones, Paula Cintrón despertó el 27 de diciembre al sonido de su celular. Era una vecina, compañera de la colectiva que buscaba proteger el área. “Están talando el bosque”, le dijo.
Paula describió la sensación del momento como la caída de su corazón al piso. De inmediato, se puso los zapatos y bajó al lobby de su edificio. Desde ahí, su lugar de residencia, el bosque se observa con claridad.
Tan solo llegó al área, Paula empezó a hacer preguntas a quienes talaban. Contestaban que era propiedad privada. Los vecinos llamaron a la División de Protección a la Naturaleza (Diprona) de la Policía Nacional Civil (PNC). Aseguraron que quienes talaban tenían todo en orden.
En lo que Paula considera una derrota, hay varias lecciones, dice. “A raíz de este caso, se dio a conocer el del bosque de Kanajuyú y otros casos en la ciudad”, recuerda. “Aprendimos un montón también en este proceso, de cómo hablar, con quiénes hablar, qué vías tomar para defender lo que nos importa”, rescata.