Para contribuir con el desarrollo infantil las alcaldías deberían, según los expertos, cubrir las necesidades básicas de este grupo, incluso desde antes de su nacimiento.

Por Carmen Maldonado Valle
De acuerdo con la Organizaciones de Naciones Unidas, un niño tiene entre cero y diez años. En Guatemala, según el censo de 2018, hay 3 millones 358 mil 651 en este grupo, casi una cuarta parte de la población total en el país. ¿Qué hacen las municipalidades por ellos?
Además de los Objetivos de Desarrollo sostenible (ODS), los especialistas concuerdan en que cada municipalidad debe contribuir con la calidad de vida infantil.
Para medir si prestan la atención adecuada a la infancia en su ciudad proponen tres indicadores.
1. Espacios seguros
Octavio Enríquez, gerente de incidencia de la organización “Save the Children”, ve en los espacios de socialización una clave para ayudar a los menores de edad. “No solamente es un parque, sino también bibliotecas o cualquier sitio comunitario donde puedan relacionarse con otros. Incluso las calles, porque muchas amistades se forjan desde una banqueta”, sostiene.
Mientras más lugares estén libres de violencia pueden evitar situaciones de conflicto. Si un sitio es seguro, los padres dejarán a sus hijos acudir a él para recrearse y conocer a otras personas, y así se alejará de ambientes conflictivos.
“Con la pandemia, los niños dejaron de socializar de forma presencial y estar siempre dentro de cuatro paredes puede afectar sus emociones. Crear lugares para ellos donde se tomen las medidas de prevención está en manos de las municipalidades”, dice. Por esta razón, deberían tener espacios donde se les permita dialogar con personas de su edad.
Según Guatecompras, durante 2021 la municipalidad de Mixco invirtió Q1 millón 449 mil 600 en juegos para parques infantiles. Escuintla, Q194 mil 870 en ello. La comuna de Chisec, Alta Verapaz, hizo un área recreativa por Q1 millón 743 mil 875 y Concepción Las Minas, Chiquimula, construyó instalaciones deportivas para adultos y niños por Q4 millones 800 mil.
2. Pertinencia de los proyectos
Para Enríquez, las alcaldías deben escuchar a sus pobladores para saber cuáles son sus necesidades. “No harán eventos 100 por ciento virtuales donde no hay electricidad, pero pueden pensar en instalar centros donde los niños accedan a internet y, además de hacer tareas, convivan”, añade.
Si un jefe edil conoce qué es urgente para los vecinos, continúa el especialista, dará prioridad a esas iniciativas y así los menores tendrán condiciones de vida dignas.
Esto, de acuerdo con él, empieza con atender los requerimientos de los grupos por separado: “Las embarazadas y lactantes necesitan ciertas cosas para sus bebés, los niños pequeños requieren comer bien para desarrollarse, los adolescentes necesitan guías para elegir su futuro profesional. Esa atención puede prestarla una municipalidad”.
3. Educación 360°
La coordinadora de la Gran Campaña Nacional por la Educación impulsada por Asíes, Gabriela de Búrbano, concuerda con Enríquez en la importancia de satisfacer los requerimientos básicos de los más jóvenes: “Necesitan una educación 360°, donde las municipalidades inviertan en su calidad académica, pero también procuren que tengan agua potable, estén nutridos para no enfermarse y haya transporte público para ir a clases”.
Las comunas deben destinar fondos a programas de progreso educativo, como proveer internet e impulsar la lectura, sostiene. A la fecha, ha visto esfuerzos por parte de municipalidades como la de Totonicapán, donde hay una colecta de libros anual para donar a escuelas, o la comuna de Gualán, Zacapa, donde se pintan frases de libros en las calles para animar a los vecinos a leer.
“También deben mostrar interés por la participación ciudadana. ¿Por qué no llamar a un vecino a la semana para leer un cuento en una radio comunitaria? Llegaría a mucha gente y despertaría su curiosidad por las historias”, asegura.
Ambos coinciden en que si no se invierte en estos tres aspectos es difícil lograr el desarrollo de los más pequeños y por lo tanto, de los municipios.
“Un alcalde puede ser recordado por cambiarle la vida a los niños. Los frutos los verá en unos años, cuando se conviertan en adultos exitosos y sean ellos quienes procuren mejorar la ciudad”, concluye de Búrbano.