Trece personas trans se someten a reemplazo hormonal en Guatemala

20 agosto 2015

 

Foto: Pixabay

Alex Rodrigo Castillo, coordinador del Primer Colectivo Centroamericano de Hombres Trans Transformación, explica los obstáculos y los pasos para lograr su identidad.

Tom Martínez

“Ser una persona trans no te hace diferente, somos personas que biológicamente tenemos un sexo al cual nuestra identidad de género no corresponde”, dice Alex Rodrigo Castillo.

Castillo explica el proceso que implica convertirse en un hombre trans. “Nosotros seguimos todo el procedimiento que lleva una mujer trans a convertir su cuerpo en forma femenina y un hombre trans, en masculino”.

Los hombres trans son sometidos a un tratamiento con testosterona, una hormona que produce el crecimiento de la masa muscular y ósea, así como el crecimiento del bello facial. También tienen que pasar por tres cirugías: la mastectomía (extracción del tejido mamario),  la histerectomía (extirpación del aparato reproductor femenino), y por último la faloplastía que consiste en la reconstrucción de los genitales masculinos.

“Yo llevo un año de reemplazo hormonal. La que nos inyectamos cuesta alrededor de Q200 doscientos. En mi caso, una cada tres semanas, hay compañeros que la usan cada mes y medio, depende mucho de la persona”, dice.

Condiciones difíciles

El procedimiento al que tiene que someterse un hombre trans es costoso y no existen las instalaciones adecuadas para la atención de la comunidad LGBTI.

Castillo explica que en el país una mastectomía cuesta alrededor de Q25 mil, mientras que una faloplastía puede llegar a los US$11 mil dólares o 50 mil euros.

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“En Guatemala, somos trece hombres trans que estamos ya con reemplazo hormonal. Con mastectomía solamente hay dos. Con histerectomía ninguno porque no hay un lugar que cuente con las condiciones para podernos atender. Nos tendrían que colocar en el área de mujeres, pero por nuestra fisonomía ellas no aceptan que estemos allí, y del lado de hombres no nos pueden tratar por el tema ginecológico”, indica.

Sobre la histerectomía y la faloplastia, señala que son operaciones delicadas que pueden tener complicaciones. “Son pocas las que hay en el mundo y aparte de eso son muy caras,  por eso ningún hombre trans guatemalteco la tiene aún”, dice.

Desde que se comienza el tratamiento empiezan a aparecer rasgos masculinos, como el cambio de la voz, el crecimiento del bello facial, en algunos casos se presenta la calvicie.

“Estamos reseteando un cuerpo, es como agarrar una máquina, quitarle el disco duro  y ponerle uno nuevo que no venía dentro del paquete. Eso requiere mucha responsabilidad”.

El cambio de nombre, pero no de género

Del universo de hombres trans en Guatemala solo el 2 por ciento ha logrado cambiar su nombre. Castillo explica que aunque en el Documento Personal de Identificación se señale el nombre de hombre el género se mantiene como femenino.

Esto, según el entrevistado, le resta opciones laborales a los hombres trans y tienen que optar por un negocio propio.

“Se sufre mucho, el  70 por ciento de las personas trans tienden a suicidarse en la adolescencia, que es cuando vienen los cambios más grandes y más fuertes. Me siento dichoso de haberlo superado y pertenecer a ese 30 por ciento  porque es difícil sobrellevar con tanta presión social, psicológica, religiosa y sobre todo en una sociedad tan machista como la nuestra”, dice.

El Colectivo de Hombres Trans Transformación tiene redes de apoyo para los integrantes. Cuentan con un grupo de autoayuda por considerar que no existen psicólogos indicados para acompañarlos.

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Esta nota es producto del Diplomado «Periodismo Político y Electoral» que imparte el International Republican Institute, bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A. a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que el International Republican Institute (IRI) otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense).