El manejo de los desechos en el lugar no es sostenible y después de dos años con una denuncia, la alcaldía empieza los trámites para disponer de su basura de la ciudad en el lugar adecuado.
Por Carmen Valle
San Francisco la Unión, Quetzaltenango, tiene su propio botadero a cielo abierto desde hace “varios años”, recuerdan los empleados municipales, pero ninguno precisa cuántos. Este, sin embargo, no estaba registrado por el inisterio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y para reemplazarlo la comuna planea abrir su propio relleno sanitario.
En 2020, el MARN acudió al vertedero ubicado en el cantón Chuistancia y se dio cuenta de que la municipalidad no tenía los estudios de impacto ambiental necesarios para un lugar como este. Por esto la denunció, pues las instalaciones representaban un foco de contaminación para el ecosistema, según el acta 61-2022 del concejo.
“Ese botadero está en proceso de cierre, pero aún no termina porque si no, no tendríamos dónde depositar los residuos mientras abrimos un nuevo lugar. Planeamos hacer un relleno sanitario y ahora estamos en la primera etapa del proyecto”, sostiene Eduardo González, el director de planificación.
Por esa fase la alcaldía tiene un concurso vigente para contratar una empresa especializada en los estudios previos a la apertura de sitios de disposición final de desechos y su tratamiento. De acuerdo con González, la razón por la que no se hicieron estas investigaciones antes fue porque las administraciones anteriores no le dieron la importancia necesaria al ambiente. La actual administración, en tanto, coincidió con la denuncia del MARN, tuvo que hacerse cargo de las órdenes dadas por la cartera para dejar de usar el botadero actual por ser una amenaza.
“Los estudios no se piden por capricho, sino porque antes de dejar desechos en un lugar se debe determinar si tiene la capacidad para aguantarlos, si no hay fuentes naturales de agua cerca, por cuántos años podrá usarse o si habrá gente afectada por él”, explica el ingeniero ambiental, César Barrientos.
Estos documentos, agrega, son importantes porque así puede diseñarse un plan donde se evite en lo posible la acumulación de gases peligrosos, incendios, contaminación de alimentos, propagación de roedores, entre otras amenazas. Además, dice, “son vitales porque desde el inicio, aunque falten 20 años, se planifica el cierre técnico. Así, quienes estén a cargo para entonces sabrán cómo hacerlo de la manera correcta según las condiciones del terreno”.
Las investigaciones en San Francisco la Unión, requeridas por el alcalde Juan Anacleto Hernández Huinac, deberán incluir informes topográficos, hidrogeológicos, geotécnicos, datos de infiltración y estabilidad de suelos, además de un plan de gestión ambiental. Para realizar esto, el MARN estableció junio de 2023 como plazo límite.
El evento aún no se adjudica, aunque se espera que los servicios cuesten más de Q90 mil por tratarse de una cotización. La fecha de recepción de ofertas es el 18 de enero y, a decir de González, tras ello se pondrá en marcha el plan de disponer de un relleno sanitario, pero aún no se sabe cuándo se usará porque los plazos dependerán de los dictámenes del MARN.
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