En Izabal, Quiché y Alta Verapaz aumenta el número de albergados, ahí donde no hay insumos ni pruebas para detectar a pacientes positivos a coronavirus.
Por Claudia Palma
En San Miguel Uspantán, Quiché, el riesgo de propagarse la COVID-19 aumenta con el paso de Iota. Por ejemplo, la crecida del río San Antonio es una amenaza para dos de las cuatro escuelas que servirían como albergues y por ello hay 200 familias albergadas con sus vecinos.
“Estamos preocupados (por la pandemia), tenemos enfermeros en cada albergue, mascarillas, distanciamiento, nos apoya Salud, pero ahora como la gente está albergada en viviendas no sabemos que podrá ocurrir. Al menos están en una zona donde el número de casos registrado no es muy alto”, dijo el alcalde Víctor Hugo Figueroa Pérez.
A las 39 familias que permanecen aún albergadas no les han realizado pruebas para la detección de nuevos casos. La situación en 100 comunidades empeora porque están incomunicadas.
“Intentaremos llegar a una de las diez microrregiones en donde hay 74 familias para llevarles alimentos, autoricé para que en las tiendas los comunitarios abastezcan a las familias de un listado que se les envió de víveres. No sé cuánto tiempo tardaremos en llegar hasta ellos ni cuánto pueda propagarse el virus”, agregó el jefe edil.
El alcalde de Nebaj, Virgilio Gerónimo Bernal Guzmán, también confirmó que en ese municipio no se hicieron pruebas a los albergados y la municipalidad ya no tiene mascarillas para ofrecer a sus vecinos.
Lo más preocupante es la falta de agua en albergues, agregó.
Eta, Iota y la pandemia
Entre 25 mil y 43 mil personas tuvieron que ser movilizadas a los albergues en medio de la tormenta Eta, según datos de la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia COVID-19 (Coprecovid). El caso de Quiché es similar al de Puerto Barrios, Izabal y Panzós, Alta Verapaz.
Estos departamentos podrían ser, por ahora, los más afectados y varios factores confluyen para que se den “eventos de súper contagio”, como los denominó Edwin Asturias, director de la Coprecovid. El mayor número de albergados donde previamente había altas cifras de resultados positivos y que registraron una mayor movilización por Eta y posteriormente Iota, son condiciones desencadenantes.
De acuerdo con los datos oficiales de la Coprecovid, en Alta Verapaz se realizaron 890 pruebas a un diez por ciento de albergados. De estas, el 5 por ciento dio positivo. “No tenemos la mayor duda que se convertirá en un súper contagio”, afirmó Asturias.
Hay una caída en la aplicación de pruebas del 43 por ciento en regiones afectadas por Eta. No testear se traduce en no ubicar a los contactos de los contagiados y por ende una disminución en la cantidad de rastreos . “Necesitaremos implementar un plan”, aseguró Asturias –once días después de que Eta abandonó el país el 8 de noviembre-.
En Panzós, Alta Verapaz, en el casco urbano quedan solo 13 albergados, tras el paso de Eta. A nadie se le hizo una prueba, afirmó el alcalde, Ernesto Ramírez Caal.
Los múltiples deslaves que ocurrieron en la Sierra de las Minas obligaron al jefe edil a abrir más albergues. Varias familias que viven en la sierra provenientes de Candelaria I , II y Río Imposible caminaron durante cinco horas hasta llegar a Pueblo Viejo, La Rosona y La Turbina, para resguardarse, alrededor de 1 mil 200 personas. “Lo único que hay en los albergues son termómetros y alcohol en gel”, indicó Ramírez Caal.
Al oeste de Panzós, donde se ubican Zepur Zarco, Limón Zarco, Río Zarco, Remolino, Rancho La Esperanza, La Esperanza y Santa Lucía, hay 2 mil 743 personas y 585 viviendas viviendas atrapadas entre deslizamientos y derrumbes. “No se puede transportar comida ni por cayuco, ni por lancha, solamente vía aérea”, agregó el alcalde.
Es inminente, más contagios
Asturias aseguró que la próxima semana empezará una estrategia de encajonamiento que promete reforzar la capacidad de hacer pruebas, aumentar el uso de mascarillas, aislamiento así como el acondicionamiento de albergues especiales para los enfermos de COVID-19. La ministra de salud, Amelia Flores, concordó con que el contagio es inminente.
En Izabal hay 11 comunidades severamente golpeadas por Eta que obligaron a sus pobladores a albergarse. La mayoría volvió a su casa sin ninguna clase de pruebas, sin saber si se habían contagiado o ya eran portadores del virus.
El miércoles a media noche, picops con altoparlantes recorrieron las comunidades de Puerto Barrios y 400 personas más fueron resguardadas. “En los albergues la municipalidad y la Sosep entregan mascarillas y su uso es obligatorio, pero nada más”, indicó el alcalde, Hugo Sarceño.
“En los albergues hay 1 mil 120 personas, pero en las comunidades hay más de 3 mil que nunca han usado tapabocas, es una cuestión cultural muy difícil. Se han hecho pruebas, pero no las suficientes y de los resultados la alcaldía es la última en enterarse”, agregó el jefe edil.