El edificio nuevo tendrá varias funciones, pero la principal es aumentar el espacio para caminar y estacionarse sin causar tránsito lento.

Por Carmen Maldonado Valle
El 27 de abril el diario de Centroamérica publicó sus anuncios habituales: acuerdos gubernativos, decretos y una nueva convocatoria por parte de la municipalidad de Santa Catarina Pinula, Guatemala. Invita a las constructoras a enviar sus propuestas para construir un nuevo edificio municipal para evitar ventas informales en la calle.
Ir a esa ciudad implica incluir en la agenda “llegar temprano” porque son pocos los espacios para aparcar. En el centro de la ciudad, donde se encuentran la municipalidad, el mercado, el salón comunal y la mayoría de comercios, las calles suelen tener una fila de vehículos en busca de estacionamiento. La alcaldía tiene su propio parqueo y quienes no encuentren sitio allí pueden acomodarse al lado de las aceras, pero estas se llenan desde la mañana.
De acuerdo con la Policía Municipal de Tránsito capitalina, Santa Catarina Pinula, además de Mixco, es de los municipios en el departamento con mayor parque vehicular y a la vez uno de los principales alimentadores de tráfico. Cada día, estima, alrededor de 122 mil vehículos provenientes de esa localidad que viajan hacia o pasan por la ciudad de Guatemala.
Esta es una de al menos tres dificultades a resolver en la vía pública. Por ese motivo se planea construir un edificio de tres plantas en la zona 1, donde la primera servirá como un estacionamiento donde, según el jefe edil, Sebastián Siero, no se planea cobrar a los usuarios.

Aunque el primer piso no genere ingresos, el segundo sí lo hará, pues tendrá locales. Allí se intentará resolver el segundo problema del casco urbano: las ventas informales. A decir de la alcaldía, por ahora estas se ubican en las banquetas y reducen el espacio para los peatones. Esto, a la vez, causa que los vecinos caminen en el área donde se mueven los carros y en algunas ocasiones ralentizan el tránsito.
Los establecimientos se ofrecerán a quienes instalan sus puestos en las banquetas y se cobrará una renta. Por ahora, alquilar un local municipal cuesta entre Q800 y Q1 mil 300 mensuales, según su ubicación y visibilidad ante los posibles clientes, y la comuna espera fijar precios en ese rango para la nueva plaza. Si estos vendedores deciden no emplear las instalaciones para ellos, los espacios libres se otorgarán a otros comerciantes interesados a través de una rifa.
El tercer problema que se pretende resolver en el sector es la comercialización ilegal de alcohol. “Hay muchas ventas informales donde se da esto y luego las personas andan ebrias por el sector o se quedan en la banqueta, entonces una vez más los peatones no pueden usar la acera”, sostiene Siero. Al terminar la plaza tendrá un supervisor para evitar la distribución de productos no permitidos por la alcaldía.
En el último piso instalarán una terraza para los vecinos, donde puedan convivir o comer lo que compren en los locales ubicados en la segunda planta. Tampoco se planea cobrar la entrada.
Aún no se sabe cuánto pagará la alcaldía por esta construcción, pues el evento sigue vigente, aunque al tratarse de una licitación su precio será mayor a los Q900 mil. Aceptará ofertas el 2 de junio de 2022 y se espera comenzar a usarlo el próximo año.