Aunque sí tiene control sobre cuántas marcas están autorizadas, la cartera no sabe cuántas unidades circulan en el mercado, dónde se venden ni cuántos contagios detectan.
Por Carmen Maldonado Valle
El 29 de junio el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) aprobó la venta libre de pruebas caseras de COVID-19 y a partir de entonces las personas pueden acceder a ellas a través de farmacias o laboratorios expendedores. Sin embargo, los resultados de estos tests no entran al tablero de la cartera y los positivos no tienen obligación de reportar su caso ante la institución.
Se trata de pruebas de antígeno parecidas o iguales a las disponibles en los servicios de salud tradicionales, según el fabricante. No se tiene un indicador de la sensibilidad de cada kit para detectar el virus porque también depende del productor y a la fecha Salud autorizó la venta de 244 marcas distintas.
De acuerdo con el Departamento de Regulación de Productos Farmacéuticos, esto se hizo con el objetivo de agilizar la detección de coronavirus, pues se pueden adquirir los instrumentos sin receta médica y sin filas en centros de Salud. Al consultar en siete laboratorios distintos, los precios de los kits van desde los Q75 hacia los Q110 por unidad y en algunos casos se envían a domicilio.
El MSPAS no tiene conocimiento sobre cuántas farmacias los venden ni dónde se encuentran. Tampoco solicita a los pacientes notificar sus resultados para agregarlos al tablero, como sucede con los laboratorios privados, quienes sí tienen obligación de enviar los datos a diario para calcular la positividad respecto a los tamizajes realizados.
Aunque esto conlleva un subregistro, la cartera no lo ve como un riesgo real. “Si la gente necesita un paquete de medicinas otorgado por el ministerio, se le pedirá un resultado certificado y las pruebas caseras no lo tienen, entonces deberán hacerse un segundo hisopado con quien sí se los puede ofrecer”, sostiene Boris Barrios, vocero de la entidad. No contempla a quienes prefieren comprar los medicamentos por su cuenta.
Tampoco se toma en cuenta la posibilidad de tener falsos negativos a partir de esas pruebas, las cuales, según un estudio elaborado por la red de investigadores Cochrane, detectan un promedio de 72 por ciento de los casos positivos y su margen de error reside en la intensidad de los síntomas y cuánto tiempo ha pasado desde el contagio. Su especificidad sube al 99 por ciento con los negativos. “Muchas de las personas buscarán confirmar la respuesta del test con su médico, entonces no es un riesgo”, agrega Barrios.
Para reducir las inexactitudes en estos sistemas, la presidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI), Alicia Chang, recomienda lavarse las manos antes de manipular el equipo, evitar el contacto con otras superficies, no practicarse el examen después de haber utilizado ungüentos o medicinas en la nariz y exprimir el hisopo contra las paredes del reactivo para obtener la mayor cantidad de muestra posible.
Para ella, la visión sobre autorizar las pruebas caseras depende del objetivo planteado. Si el fin es facilitar el acceso a diagnósticos y monitorear los casos con mayor velocidad, esta práctica es recomendable. Aun así, si se busca tener una visión clara de la exposición de Guatemala al virus, no hay avances, porque el no solicitar la información a las personas implica que esos positivos o negativos no existan para saber cómo se comporta la enfermedad en el país, investigaciones o estimaciones a tomar en cuenta para regular las medidas de prevención.
“Lo mejor habría sido cumplir con ambos objetivos: agilizar la detección a través de una acción conjunta con los habitantes y así tener más recursos para registrarla. En vez de eso, ni siquiera ofrecemos un enlace para documentar los casos”, agrega la infectóloga. Para ella, bastaría con un recuadro donde el paciente introdujera su DPI y marcara si es positivo o negativo, pues a partir del documento el Estado puede reconocer quién es, dónde nació y qué edad tiene.
El MSPAS aún no contempla implementar este registro. Mientras esa opción llega a la mesa, Guatemala registró en establecimientos de salud 21 mil 831 casos nuevos en la última semana, lo cual supera a los contagiados de todo mayo (15 mil 309). En estos siete días, 32 de cada 100 pruebas resultaron positivas, 12 más que en enero, tras las fiestas de fin de año.