Los incendios forestales de hace unos meses facilitaron las correntadas que bajan del volcán de Agua, como las que sepultaron Ciudad Vieja en 1541.
Por Ana Valdez
Los poblados cercanos a los volcanes de Agua y Fuega, en Sacatepéquez, y Santiaguito, en Quetzaltenango, tienen en vilo a los vecinos por la bajada de lahares. Este lunes 23 de septiembre realizaron sobrevuelos para monitorearlos, un trabajo en conjuntos entre la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) y el Ejército.
“¿Recuerda la historia de la inundación de Ciudad Vieja hace casi cinco siglos? Si la corriente hubiera descendido del otro lado del volcán, y si Palín hubiera existido en esa época, habría sido destruido”, comparó Rodolfo Fajardo, delegado municipal de la Coordinadora Municipal para la Reducción de Desastres (Comred).
En el sobrevuelo identificaron la ruta de las corrientes de material volcánico mezclado con arena, rocas y agua que bajan por las barrancas. Aunque es común en la temporada de lluvias, las precipitaciones recientes incrementaron la frecuencia y volumen de los lahares. Tres de los municipios que se mantienen en alerta son: Palín, Escuintla; Santa María de Jesús y San Juan Alotenango, Sacatepéquez.
Como sucedió hace casi 500 años
Fajardo aludió la destrucción de Ciudad Vieja que desapareció por un alud de piedras, troncos y lodo el 11 de septiembre de 1541. No estaría lejos de repetirse en las poblaciones cercanas al volcán de Agua. La Comred de Palín ubicó al menos tres barrancas que representan un riesgo para el municipio.
“Este es un invierno atípico en el que ha llovido más en el área volcánica”. A esto se suma que durante el verano se quemaron muchos árboles de gran tamaño en las mencionadas cuencas durante los incendios forestales. “En esta época del año hemos visto caer rocas del tamaño de un carro y troncos que descienden del volcán de Agua”, dijo Fajardo.
Debido a las inundaciones, los pobladores de Palín experimentaron socavones, asolvamiento de tuberías e inundaciones en los kilómetros 36, 38.5, 41 y 44. También la destrucción de casas en varias comunidades. En Santa María de Jesús, experimentan temores similares. “Los daños del incendio provocaron el descenso de lahares como nunca antes lo habíamos visto”, comentó Erick Pixtum, delegado de turismo de la municipalidad.
El puente de la localidad está a escasos 60 centímetros de altura de quedar bloqueado por los sedimentos que han descendido de los lahares provenientes de la barranca La Bolsa. “Los incendios forestales nos perjudicaron y provocaron muchos problemas en nuestro municipio, pero aún más en Alotenango”, dijo Pixtum.
Mirja Valdés
Quetzalteca que estudió Técnico en Periodismo y Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de San Carlos. Reportera y editora en varios medios. Me gusta lo que hago. También los gatos 🐈.