Él dice que nació en 1920, sus papeles muestran 1902. Como sea, tiene más de 100 años y recomienda a los jóvenes cuidarse para no contraer COVID-19 e inmunizarse lo más pronto posible.
Por Carmen Maldonado Valle
Pablo Marcelo Orozco Orozco, según el Registro Nacional de las Personas (RENAP), tiene 119 años y nació en San Cristóbal Cucho, San Marcos. A raíz de la pandemia se mudó a San Pedro Sacatepéquez, a 12 kilómetros de allí, donde se vacunó contra el coronavirus.
Tiene 17 hijos, 75 nietos, 130 bisnietos y 15 tataranietos. La antepenúltima de sus hijas, Merly Orozco, lo describe como “un papá ejemplar. Siempre nos enseñó a ser amables, trabajadores y a luchar por el bien común. Él estuvo en el ejército y además fue alcalde, aunque no recuerda en qué año sucedió esto”.
“Don Pablo”, como lo llaman sus vecinos, revela el secreto de la longevidad: comer hierbas y verduras (de preferencia, cosechadas en casa), beber suficiente agua y dormirse temprano. Con el tiempo, admite su familia, sus horas de sueño se dan durante el día y en la noche está despierto, pero aún duerme ocho horas.
Cuando llegó la pandemia, sus hijos le explicaron cómo actuaba el virus, la posibilidad de contagio y, sobre todo, por qué era importante protegerlo: “Le dijimos que no solo se trataba de enfermarse, sino de alejarnos de él. Nosotros no podríamos estar a su lado en un hospital y, si se moría, era imposible que todos asistiéramos a su entierro”, cuenta Merly.
Para su papá esos escenarios eran “impensables” y a partir de entonces se convirtió en el primero en ponerse mascarilla antes de salir a caminar. “Él tomó la virtualidad incluso mejor que nosotros. Comunicarse por videollamada no era un problema y comprendió la necesidad de separarnos un poco ahora para poder reunirnos en el futuro”.
En marzo de 2021, cuando se abrió la posibilidad de vacunación para los adultos mayores en el país, registraron a don Pablo. No desconfió de la vacuna porque, como él lo describe, “me va a dar más vida”. Ya recibió las dos dosis de AstraZeneca.
El 18 de enero celebró su cumpleaños con pocos familiares para evitar contagios. Las medidas de prevención en su casa no disminuyeron porque, de acuerdo con su familia, él esperará a que todos estén inmunizados para volver a reunirse.
“Antes de la pandemia asistíamos a su casa aunque fuera apretados. Había desde ‘setentones’ hasta los tataranietos de tres años, entonces eran alegres las conversaciones. Cuando pase todo esto esperamos volver a festejar así”, confía Merly.
A decir del alcalde de San Cristóbal Cucho, Wilman Orozco, don Pablo es un ejemplo para sus paisanos porque muestra la importancia de cuidarse sin importar la edad. “Ha habido mucha desinformación, pero su caso va a ayudar a subir esas cifras”, espera. Al 24 de agosto, Salud reportó 1 mil 493 vecinos inmunizados en esas ciudad.
Pablo Orozco, además de inyectarse, entre risas recomienda a los jóvenes “trabajar para comer y robar para vestir”. Como él, la cartera de Salud reporta a 224 personas de 100 años o más inscritos para vacunarse.
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