La municipalidad de Nueva Santa Rosa fortalece el manejo de residuos y agua. De manera simultánea planifica su crecimiento urbano y desarrollo industrial.

Por Rafael Solares
La municipalidad de Nueva Santa Rosa, Santa Rosa, fortalece su compromiso con el ambiente. Lo hace mediante un enfoque que combina gestión de residuos, educación ambiental, regulación del crecimiento urbano y promoción del uso responsable del agua.
Bajo el liderazgo de la Oficina Municipal de Gestión Ambiental puso en marcha proyectos para transformar la relación de la comunidad con su entorno natural. Juan Carlos Muñoz Ibáñez, director de la oficina, destaca que uno de los avances es la implementación de un tren de aseo para mejorar la recolección y traslado de residuos sólidos con criterios de eficiencia y sostenibilidad.
“Transformamos el manejo de los desechos con rutas optimizadas, clasificación en origen y la incorporación progresiva de prácticas de reciclaje. Incluso exploramos alternativas para sustituir materiales contaminantes”, explica.

Además, la municipalidad fortalece sus programas de educación ambiental al trabajar en conjunto con escuelas, comités comunitarios e iglesias para generar conciencia en torno al cuidado del agua, el suelo y el aire. Estas acciones pretenden prevenir prácticas nocivas como la quema de basura y la contaminación de fuentes naturales.
En cuanto al tema de agua y saneamiento, el municipio promueve soluciones técnicas y comunitarias para ampliar la cobertura de servicios básicos, en especial en áreas rurales. A través del trabajo conjunto con comités locales y el acompañamiento de delegados de salud, monitorean las condiciones del agua y fortalecen las prácticas de higiene en los hogares.

No más neumáticos
Por otro lado, el gobierno local comenzó a exigir a las industrias del municipio mitigar las emisiones y residuos que afectan la calidad ambiental. La industria mas grande en el municipio es la del café, que previo a los controles de la alcaldía, vertía sus desechos sólidos y líquidos a los ríos.
La segunda es la de la producción de panela a partir de la caña de azúcar. Los trapiches artesanales y semi industriales usaban llantas de vehículos para incrementar la temperatura de los hornos y acelerar el proceso en la producción de la panela.

Según Jonathan Colindres, productor de panela y dueño de uno de los trapiches mas antiguos del municipio, las emisiones de humo negro y vapores contaminantes para el ambiente y la salud de las personas que trabajan en los trapiches, son practicas del pasado.
“La municipalidad promueve que no se quemen llantas para incrementar la temperatura del horno y acelerar el cocimiento del jugo de la caña. Con frecuencia realiza inspecciones para verificar que no hay restos de alambre de las llantas entre las cenizas. Solo está permitido utilizar el bagazo de caña como combustible. Si incumplimos, nos multan”, afirmó.

También emitió regulaciones vinculadas al ordenamiento del crecimiento urbano, con el fin de que nuevos desarrollos se integren a la matriz ambiental y social del municipio sin comprometer los recursos naturales.
“El liderazgo municipal consiste en estar presentes, tomar decisiones y trabajar con la población para que el desarrollo no sea a costa del ambiente. Buscamos una Nueva Santa Rosa más verde, más limpia y más consciente”, concluyó Muñoz.

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Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son responsables del contenido.