Cristel Vargas nació y creció en el barrio San Juan, del municipio de San Agustín Acasaguastlán, El Progreso. Tiene 25 años de edad y es una mujer trans. En esta entrevista, habla sobre la discriminación de la que ha sido víctima.
Por Ovidio Tobar
¿Cuándo se dio cuenta que quería ser mujer?
–Desde niño me gustó jugar con muñecas. También ponerme vestidos. Me crié con mi mamá, mis tías y mis primas. Ellas me daban sus pinturas y yo jugaba a ser niña.
¿Cuál fue suexperiencia en la escuela? ¿Qué trato de daban?
–No demostraba mi inclinación sexual. Pero siempre me juntaba con niñas. Fue hasta que llegué a básicos que me declaré (mujer) y empecé a usar ropa femenina.
¿Fue discriminada por eso?
–Mis familiares, especialmente mi abuelo, no lo aceptaban. Pero finalmente se convencieron de que era imposible hacerme cambiar la idea. La gente también me marginó. No me permitían participar en proyectos.
¿Pertenece a alguna asociación de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI)?
–Aquí en El Progreso no hay ningún grupo y menos en San Agustín Acasatlaslán. El Gobierno no invierte en capacitación sobre la diversidad sexual. Por eso nos vedan el derecho a expresarnos.
¿Cómo apareces en el Registro Nacional de Personas?
–Cómo Jorge Vargas Carías. Yo me identifico como Cristel Vargas y así me llaman todos los que me conocen. Trabajo de bailarina y me dedico a dar clases de gimnasia rítima y a hacer coreografías para distintos eventos.
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Esta nota es producto del Diplomado «Periodismo Político y Electoral» que imparte el International Republican Institute, bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A. a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que el International Republican Institute (IRI) otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense).