Niñez migrante, un atractivo para el crimen organizado en Guatemala

12 septiembre 2022

Niños, niñas y adolescentes son expuestos a extorsión, secuestro y violencia sexual en su camino. Y cuando son devueltos a su lugar de origen otra dura realidad les espera.  

Los menores de edad reciben atención médica y asistencia alimenticia, durante su estancia en el refugio Casa Nuestras Raíces. Foto: Secretaria de Bienestar Social (SBS).

Por Mirna Alvarado

Daniel, de 14 años, buscaba llegar a los Estados Unidos por tercera vez para encontrarse con su mamá, tenía cinco años la última vez que la vio. “He vivido con mi abuela desde que mi mamá se fue, yo no conozco a mi papá, me han dicho que murió en el desierto, pero nunca encontraron su cuerpo”.

Daniel nació en Comitancillo, municipio de uno de los departamentos del occidente de Guatemala y que colinda con Tapachula, en el estado de Chiapas, México.

“Mi mamá le mandó dinero a la abuela para que le pagara a un coyote (sujetos que cruzan de forma ilegal a los migrantes por la frontera). Esta es la tercera vez que lo intento y no pudimos pasar. Vi muchas cosas en el camino. En los viajes anteriores nos dejaban el dinero que llevábamos, esta vez el señor que nos llevó nos quitó todo. Cuando llegamos a Ciudad Hidalgo nos llevaron a una casa vieja y ahí estuvimos hasta que nos metieron en un furgón, después ya no supe más y desperté en el hospital”, cuenta.

“Me da tristeza no haber llegado para ver a mi mamá, pero me da más tristeza que mis abuelitos tengan que trabajar, porque ya están muy viejitos. Yo quiero estudiar, pero el dinero no alcanza, por eso me quería ir con mi mamá para ayudarlos”, dice mientras se le quiebra la voz.

De acuerdo con el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), de enero al 30 de agosto retornaron 9 mil 187 menores de edad, la cifra incluye aquellos que fueron detenidos en las fronteras entre México y Guatemala, y México con Estados Unidos.

Carlos Menocal, exministro de Gobernación y experto en temas migratorios, explica que todos esos muchachos terminan expuestos a múltiples situaciones. “Hay varios escenarios para los niños acompañados y no acompañados que emprenden el viaje rumbo a Estados Unidos: el robo de niños, la trata, la prostitución y también son sujetos de extorsión”.

Menocal indica que durante la ruta los coyotes separan a los niños y adolescentes de sus padres, trasladan a los adultos a su lugar de destino, retienen a los menores (secuestran) y luego piden el rescate. Lo mismo o cosas peores pasa con aquellos que no van acompañados. “Piden de rescate entre US$10 mil y US$12 mil aproximadamente a los familiares en Estados Unidos. O si están en Guatemala el equivalente en quetzales”, refiere el exministro.

La Procuraduría General de la Nación (PGN) de Guatemala ha dado acompañamiento a aquellos adolescentes retornados solos o acompañados, vía terrestre o aérea. Sus casos son atendidos por trabajadores sociales e investigadores.

Cecilia Méndez, delegada de la PGN en Quetzaltenango, explicó que en el primer semestre de este 2022 el registro indica que 3 mil 300 adolescentes han viajado y regresado, originarios de Huehuetenango, San Marcos y Quetzaltenango, tres departamentos que conforman la región occidente del país.

Las estadísticas revelan que, en el caso particular del departamento de Quetzaltenango, la mayoría son originarios del casco urbano, de 97 a 100 adolescentes. La delegada de PGN señala que una cifra media es originaria de los municipios de Olintepeque y Cantel y una minoría de los municipios de San Juan Ostuncalco, San Martín Sacatepéquez, Cajolá, Cabricán y otros.

Rudí Camposeco, subdirector de atención a protección del Instituto Guatemalteco de Migración y secretario técnico del Consejo de Atención y Protección, afirma que el fenómeno migratorio es cada vez más complejo. La mayoría de los menores migrantes y retornados tienen entre 13 y 17 años.

La PGN especifica que los adolescentes retornados son enviados luego a Casa Nuestras Raíces y posteriormente se entregan a los familiares que llegan a recoger a sus hijos. “Se les brinda abrigo y protección en lo que ubican a sus familiares”, asegura Cecilia Méndez.

En ese sentido, Menocal refiere que el drama para los menores de edad no acaba con su retorno a casa, para muchos, especialmente para quienes viven en zonas de pobreza y pobreza extrema, el calvario apenas comienza.

“Son un grupo vulnerable y atractivo para el crimen organizado, utilizan varias formas para captarlos, le ofrecen dinero a cambio de cometer algún delito. Por ejemplo, les piden ir a los negocios a cobrar (a extorsionar) a cambio les dan algo de dinero, se aprovechan de que les es difícil conseguir trabajo porque no tienen estudios y lo otro es que saben que un menor de edad no puede ser juzgado como adulto, las sanciones legales son mínimas”, afirma el exministro de Gobernación.

“Otro de los casos es que tienden a migrar a la ciudad capital en busca de oportunidades para salir de deudas, aquí donde predominan las pandillas son reclutados y entonces también se convierten en sicarios”, agrega Menocal. 

Llegar, la meta truncada

Rosa, de 17 años, una adolescente originaria de San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango, intentó por cuarta ocasión alcanzar el sueño americano. Es la mayor de seis hermanos. Su madre falleció en el desierto de Arizona, Estados Unidos.

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“Mi papá nos abandonó, es alcohólico y se fue con otra mujer. A mí no me dejaba estudiar y cuando cumplí los doce años me violó. Nos quedamos a vivir con mi abuelo, pero él murió hace un año, ahora una tía nos cuida. Para pagar, mi abuelito empeñó su terreno, pero al tercer intento el coyote nos lo quitó, por eso intenté irme sin dinero porque ya conocía parte del camino”, cuenta, al tiempo que baja la mirada y se frota las manos.

Rubén, cumplió los 15 años el 29 de junio, es otro joven detenido en la frontera entre México y Estados Unidos, fue trasladado de vuelta vía aérea hasta la capital de Guatemala, de ahí comenzó el viaje por tierra hasta el refugio Casa Nuestras Raíces en Quetzaltenango.

Es uno de los menores de edad retornados hace tres semanas que aún no ha podido salir del refugio, porque localizar a su familia ha sido difícil. “Aquí nos tratan bien. No sé por qué mi familia no ha podido venir a buscarme. Esta es la primera vez que intento ir a Estados Unidos, no pensé que fuera tan difícil”, dice.

“Tengo tres hermanos, mi mamá lava ropa y mi papá es agricultor. Vivimos en una aldea del municipio de Cabricán (departamento de Quetzaltenango). Mis primos me dijeron que trabajara con ellos y yo acepté, pero cuando vi que ellos se dedican a cosas malas, mejor le dije a mis papás que quería irme a los Estados”, asegura.

Una luz de esperanza

¿Por qué los niños, niñas y adolescentes guatemaltecos quieren irse de su país? Entre las causas más frecuentes de la migración en adolescentes, se mencionan: pobreza extrema, falta de oportunidades, violencia intrafamiliar, abuso sexual y exposición al crimen organizado.

La UNICEF ha manifestado preocupación por la falta de programas para prevenir la migración en menores de edad, así como la inasistencia de aquellos que han retornado. Sin embargo “se convierten en sujetos y objeto de las organizaciones criminales. Guatemala está en deuda con la niñez”, acota Menocal.

Ante esa ausencia, organizaciones sociales se han dado a la tarea de promover actividades para evitar que más niños y adolescentes busquen el mal llamado “sueño americano”, ese es el caso de la Asociación de Investigación Desarrollo y Educación Integral, junto a la Asociación Coordinadora Indígena y Campesina de Agroforestería Comunitaria Centroamericana (ACICAFOC) a cargo de promover los programas de huertos familiares y producción de café. 

La representante de IDEI y ACICAFOC, Karla Menchú, afirma que el proyecto “Cadena de Valores de Café”, tiene a más de 80 jóvenes provenientes del municipio de Colomba Costa Cuca, Quetzaltenango. De ellos, a 25 los retoraron de Estados Unidos y México.

El segundo proyecto que tiene presencia también en Colomba Costa Cuca y los municipios de Zunil, Cantel, Quetzaltenango, San Carlos Sija y Almolonga se denomina, “Del Campo a la Mesa”. Consiste en la generación de huertos familiares.

“Nosotros escuchamos de esta organización y decidimos involucrarnos, trabajamos el huerto y lo alternamos con otras actividades como la tejeduría, en tiempo de cosecha vamos a vender las verduras en el mercado local o de casa en casa, con esto hemos salido adelante y ya no pensamos en irnos a otro lugar”, dice Anabela Hernández, de 19 años, originaria de Cantel que intentó llegar a Estados Unidos hace dos años cuando tenía 17.

Los menores de edad son entregados a sus familiares una vez cumplan los procedimientos de la PGN. Suelen pasar no menos de una semana en el albergue Casa Nuestras Raíces: Foto: Secretaria de Bienestar Social (SBS).

También la organización de Desarrollo Sostenible para Guatemala (DESGUA), fundada en 2008 desde Nueva York por los migrantes guatemaltecos Willy Barreno y Karen del Águila, hacen parte de la red de organizaciones y de grupos comunitarios interesados en promover el desarrollo económico y educativo en Guatemala.

Esta red busca fomentar alternativas de desarrollo para las comunidades donde la migración parece ser la única opción. Dos años después surgió en la cabecera de Quetzaltenango la Red KAT, una empresa social que busca reunir productores locales, cooperativas y asociaciones en el suroccidente de Guatemala, con la finalidad de promover el comercio justo y el desarrollo sostenible de comunidades con altos índices de migración.

“Hay más de 30 jóvenes becados del área rural por fuera de la cabecera de Quetzaltenango, tenemos de Zunil, Cantel, Palmar, Cajolá, Concepción, San Martín, Colomba y Coatepeque. Los encontramos a través de las cooperativas de café, de las cooperativas de textiles de Cajola o de los productores de Zunil, tratamos de darles seguimiento para evitar que migren”, refiere Willy Barreno, director de DESGUA.

“También trabajamos otra línea, un proyecto que involucra a los migrantes retornados, como un grupo de apoyo, Migrantes Anónimos como Alcohólicos Anónimos. Platicamos de qué les falta, si extrañan a su familia y cuestiones así. Las reuniones las tenemos en mi casa, aquí en el café, cuando son referidos vemos la forma en cómo extenderles cartas de recomendación. Por ejemplo, hace diez años fue deportado un joven boxeador y músico y le conseguimos un lugar para que entrene gente en el box y personas idóneas que le ayudaron a mejorar su música”, añadió Barreno.

Todas estas iniciativas para arrebatar del crimen organizado la vida de niñas, niños y adolescentes migrantes. Es lo que tienen para ofrecerle a Daniel, Rosa y Rubén.


Producción realizada en el marco de la Sala de Formación y Redacción Puentes de Comunicación III, de Escuela Cocuyo y El Faro. Proyecto apoyado por DW Akademie y el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania.

Mirja Valdes

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