Su principal función es resguardar los bienes municipales y aunque pueden portar armas, no necesariamente se las proveen.

Por Oscar de León
A través de redes sociales se conoció de la muerte de Crisler Mirelle Mazariegos, 25 años, una agente de la Policía Municipal (PM) de La Esperanza, Quetzaltenango. La causa fue un disparo en el rostro mientras ella misma maniobraba su arma, dijo Sergio Cifuentes, jefe de dicha unidad en ese municipio.
Las funciones de la PM son vigilar los bienes municipales como parques, áreas recreativas, mercados, edificios, salones, control de ventas en calles y avenidas. “El trabajo es más preventivo”, añadió Cifuentes. A diferencia de la Policía Municipal de Tránsito (PMT), los PM sí pueden portar armas.
La mayoría de comunas recurren a la municipalidad de Guatemala para entrenar a sus agentes de la PMT, pero con la PM cada quien se hace cargo.
Eleazar Esaú López, alcalde de Cabricán, Quetzaltenango, contó que en enero pasado implementaron su policía municipal. Contrataron a un militar retirado como director y él se encargó de capacitar y formar a los nuevos agentes. “Los preparó para tener respuesta rápida ante alguna emergencia, también defensa personal, primeros auxilios y disolución de masas por conflictos en mercados, parques o calles”.
En un tuit, el exdirector de la Policía Nacional Civil (PNC), Stu Velasco, cuestionó la urgencia para regular y llevar un estricto control sobre estas unidades. Sugirió que “no deben portar armas”, a propósito de la muerte de la agente de La Esperanza.
Las policías municipales son creadas por acuerdo municipal en sesión de concejo. El 75 por ciento (no preciso un número) de las comunas cuentan con una, dice Marvin de León, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Municipalidades (Anam).
El entrenamiento de estas unidades se realiza también conforme a sus posibilidades, buscan algún adiestramiento en temas de seguridad o recurren militares para manejo de armas, como hizo Cabricán.
Compra de armas
En el departamento de Quetzaltenango, las 24 municipalidades cuentan con agentes de la PM. El concejo, además de crearlas, define los requisitos para la contratación de dicho personal, indica el alcalde de Zunil, Julio Xicay Poz.
La municipalidad de La Esperanza ofrece a sus 11 agentes pantalón, camisa, quepi o gorra, batón, portalibretas y lámparas; el arma corre por cuenta propia. En otras comunas como la de Quetzaltenango solo algunos de los 46 agentes sí tienen arma, al igual que en La Esperanza. Estas pertenecen al PM que la porta.
Juan Rojas, director de la PM de Quetzaltenango, indicó que algunos agentes están armados porque han prestado servicio en las reservas militares, son ex PNC o militares retirados. El trámite lo realizan cada uno ante la Dirección General de Control de Armas y Municiones (Digecam).
Durante la administración de Luis Grijalva, la cabecera adquirió 20 equipos antidisturbios que constaba de casco, batón, escudo, pechera, coderas, espinilleras por Q76 mil (NOG 11685794).
“La compra de armas depende de la capacidad económica de las municipalidades”, indica De León de la Anam.
Te recordamos la nota: Quetzaltenango le compró a su Policía Municipal equipo antimotín por Q76 mil
En 2019, Sipacate, Escuintla, era un municipio de tres años de creación y realizó la compra de armas y municiones por Q36 mil 055 y un picop de doble cabina por Q218 mil 702 para armar su PM. Otras municipalidades que compraron armas son Mixco y Villa Nueva.
Existe una variación de estas policías en San Cristóbal Totonicapán donde funciona la policía municipal de seguridad ciudadana. También la implementaron Villa Nueva y Ocós, pero la función no varía porque el mandato es proteger el municipio.
“Es la misma policía municipal con el añadido de ese nombre para enfocarla en la seguridad de los vecinos cuando no hay presencia de PNC y no choque con las funciones, agregó De León.