La primera alcaldesa antigüeña enfila al término de su mandato con una ejecución presupuestaria que se situó por debajo del 60 por ciento en los tres primeros años y, que de enero a julio de 2019 llega al 22.4 por ciento.
Por Eric Salazar
La Administración de Susana Asencio en La Antigua Guatemala, Sacatepéquez, ejecutó cada año poco más de la mitad de su presupuesto. Así lo muestra el Portal de Gobiernos Locales del Ministerio de Finanzas.
2016 de Q142.2 millones ejecutaron Q81.1 millones, el 57.8 por ciento.
2017 de Q174.3 millones ejecutaron Q90.6 millones, el 51.97 por ciento.
2018 de Q195.8 millones ejecutaron Q98.6 millones, el 50.35 por ciento.
2019 de Q204.5 millones llevan ejecutados Q46 millones, el 22.4 por ciento (al 16 de julio).
Como arquitecta especializada en planificación urbana y con cerca de una década de experiencia en la oficina de planificación de la Municipalidad de Guatemala, despertó grandes expectativas.
“Se mostró como una planificadora y no sé qué pasó”, se pregunta Juan Domingo Pérez, del Consejo Cívico de Vecinos (Concive) al recordar que Asencio firmó al inicio de su mandato un compromiso para cumplir una agenda mínima para el progreso de La Antigua.
Tres puntos bastaban para corregir el rumbo de la ciudad colonial desde la comuna, destaca:
1) Una reingeniería que creara un organigrama lógico y una definición de perfiles de puestos.
2) El Plan de Ordenamiento Territorial (POT),
3) Reparar la separación, duplicidad y discrepancias entre el Concejo Municipal y el Consejo Nacional para la Protección de la Antigua Guatemala (CNPAG).
Asencio perdió directores en sus principales dependencias: La Financiera, que ha cambiado tres veces en su período, y está vacante; no hay en Jurídico ni en Recursos Humanos; y el director de Planificación es interino. “No existen los perfiles de puestos adecuados en las direcciones municipales”, puntualiza Juan Manuel Asturias, candidato a la alcaldía en las pasadas elecciones por el comité cívico Cambio.
Falta idoneidad de los empleados en los cargos que ocupan, señala Ernesto Sitamul director de la Asociación para el Desarrollo Local Ixim. La comuna antigüeña padece sobrepoblación de empleados debido al pago de favores políticos. En este momento hay 936 trabajadores.
Por ejemplo, los albañiles contratados por la empresa Global Green en 2010, durante la gestión de Adolfo Vivar (2008-2012 y 2012-2016) para construir una escuela en la aldea San Gaspar. Fueron absorbidos por la Municipalidad tras descubrirse que la citada a cargo cobraba los cheques emitidos por la comuna, endosados por los empleados, a quienes les daba solo una parte del sueldo acordado para quedarse con la otra parte. Así lo declararon testigos en el juicio por corrupción contra Vivar y otros 23 acusados, que se desarrolla en el Tribunal de Mayor Riesgo “B”.
Todo ello abonó a los pobres resultados en la gestión de la alcaldesa, aseguran los consultados. Se buscó la opinión de Asencio, al cierre de esta nota ella no respondió.
Los frentes de Asencio
Aparte del Sindicato de Trabajadores Municipales de Sacatepéquez (Sintramsa) y del Sindicato de Empleados Municipales de Antigua Guatemala (Sinemunantigua), hay un tercero a la espera de su legalización en el Ministerio de Trabajo, el Sindicato de Trabajadores Municipales (Sintramuni).
Desde su primer año, la alcaldesa intentó negociar un nuevo pacto colectivo de condiciones laborales a pedido de los dos grupos, pero el diálogo no fructificó.
“La ciudad crece a tientas y a locas, y cada día tenemos más problemas de agua, drenajes, más vehículos. Todo está desordenado, el transporte, los parqueos, la iluminación, el tráfico, el agua, los drenajes, los desechos sólidos, escuelas. ¡Todo!”, afirma Pérez.
En febrero de 2019 prohibió a través de un acuerdo municipal el uso de plásticos. En comercios donde ofrecen bolsa no hay garantía que sea biodegradable, advierte.
Le faltan seis meses para entregar la vara edilicia, y la alcaldesa está sola en el concejo al que llegó con mayoría; dos concejales y dos síndicos, todos del comité cívico Antigua en Buenas Manos, su agrupación política.
Los otros tres concejales María Eugenia Contreras Mejía (Todos), Julio Roberto Roldán Samayoa (Lider) y Roberto Emilio Orozco Oliva (Creo), “llegaron a atacar”, hicieron oposición sistemática desde el principio y en el segundo año la tenían “acorralada”, asegura Pérez.
Los entrevistados son poco optimistas y nada rescatan de su gestión. “A donde volteo a ver, todo son problemas. No tengo conocimiento de algo bueno”, lamenta José Carlos Flores, próximo concejal III por el movimiento cívico Cambio.
El vocero municipal, Rafael Gómez tiene otra opinión. Hay proyectos en desarrollo como el emparejamiento del campo deportivo de La Pólvora en el mercado municipal para evitar charcos. También hay obras de caminos vecinales como en la calle del Tetuán, al sur de la ciudad, y en las aldeas el Hato, San Juan del Obispo, la Guardianía, Santa Inés y San Juan Gascón, enumera.