Hacer peatonal la vía y abrir terrazas de segundo nivel en restaurantes de la ciudad colonial podría ser parte de la nueva normalidad, pero todavía no se logra acuerdo entre la municipalidad y vecinos.
Por Claudia Palma
Abrir una avenida para darle un carácter peatonal en la Calle del Arco de La Antigua Guatemala, dividió la opinión de los vecinos. La propuesta municipal de autorizar terrazas en segundos niveles para dinamizar la economía y mitigar los riesgos de contraer la COVID-19 que podría acompañar este proyecto, encendió las alarmas.
En la mesa municipal de turismo realizada el jueves 27 de agosto no se abordó ese punto, dice el vocero de la comuna, Hugo Castillo. “Es un tema en el que hay posturas diferentes”, reconoce. Falta por definirse los reglamentos y el basamento legal si es que llegara a aprobar, dice Beatriz Vásquez, concejal II de la comuna antigüeña.
El Concejo Municipal discutirá la aprobación de una ordenanza municipal para autorizar estos cambios.
El alcalde, Víctor Hugo Del Pozo, hizo una prueba el jueves 13 de agosto para ensayar la disposición de mesas al aire libre en la Calle del Arco. Además de aminorar las posibilidades de contagio es un intento por impulsar la economía deteriorada por el cierre originado por la pandemia, dice. Será un espacio gastronómico, familiar y cultural en el que se pretende además, impulsar el arte local. “No un lugar para embriagarse” y los restaurantes que lo permitan serán clausurados, advierte Del Pozo.
El cierre de esta vía es aceptada para algunos vecinos. No obstante, la idea de abrir terrazas en segundos niveles como restaurantes al aire libre, una disposición prohibida por el Concejo de Protección de La Antigua Guatemala y un privilegio del que escasos locales gozan, despertó rechazo de otros.
A favor, en contra
El riesgo a perder la privacidad, los escándalos nocturnos y la distribución sin control de licor son los peligros que representantes e integrantes de comités de vecinos ven en el intento de la comuna de poner en marcha. Suzane Brichaux, comerciante y vecina, explica que el proyecto nació de las mesas de turismo y reactivación económica, impulsadas por la comuna, pero estas no contaron con la participación del vecino común.
“Tengo opinión de uso y beneficio: Las terrazas facilitan la introducción de otros espacios para peatones, evitan los vehículos y mitigan el problema del tráfico. El problema es que el proyecto no está suficientemente acompañado de fomento municipal a la cultura y a la gastronomía local”, agrega.
José Magaña, presidente de la Asociación de Arquitectos Diego de Porres, y quien trabajó como conservador de Antigua Guatemala de 1978 a 1986 explica que “debe plantearse la peatonalización de acuerdo a las necesidades”. Eso significa resolver problemas de movilidad, vehiculares, servicios, además de infraestructura. “Debe considerarse si la calle será completamente peatonal, si se permitirá el paso de vehículos al lado de las mesas, contemplar el paso de ambulancias, entre muchos detalles”, agrega.
El alcalde Del Pozo responde que los vecinos sólo vieron la prueba de las mesas, pero desconocen el plan de uso del suelo y que se trata de un proyecto completo.
Juan Domingo Pérez Flores, integrante del Concejo Cívico de Vecinos y presidente de la Asociación del Cerro de la Cruz, concuerda con la poca viabilidad de las terrazas en segundos niveles. “En La Antigua Guatemala rentan casas para tener fiestas de 48 horas y si a eso agregamos las terrazas de segundo nivel que tienen mala fama; los problemas aumentarán. En una ocasión, uno de los comensales que se encontraba en una terraza abierta, saltó ebrio a la propiedad vecina y sorprendió a los dueños de la casa durante la madrugada pues, lo encontraron duchándose”.
Otro de los puntos que aún no está claro es el destino de las ventas callejeras, agrega Pérez Flores. “De hecho, están prohibidas en Antigua Guatemala, pero hay muchas familias que durante años han subsistido de la venta de comida tradicional, ¿qué sucederá? No todo el visitante de Antigua tiene la capacidad económica para pagar un restaurante. Reabrir la economía, sí, pero debe buscarse un equilibrio”, comenta.
Brixaux , Magaña y Pérez coinciden en que proyectos como los de la Calle del Arco deben estar enmarcados en un plan de reordenamiento territorial que refleje una visión a corto, mediano y largo plazo.