La estrategia comunitaria logró inmunizar a ocho de cada diez personas de más de 70 años. Ahora son ellos quienes convencen a los adolescentes para hacer lo mismo, pero no siempre lo logran.
Por Carmen Maldonado Valle
En julio de 2021, el distrito Xalbal de Ixcán, Quiché, comenzó a vacunar de casa en casa en las comunidades remotas. Les explicaban el propósito del fármaco, respondían dudas y, a quienes accedieran, los inyectaban sin importar su edad para no perder recursos por regresar en varias ocasiones.
“Quienes tenían miedo eran los ancianos y con estas jornadas logramos inmunizar al 80 por ciento de ellos. El problema son los adolescentes y adultos jóvenes, porque no acceden, y quienes más nos preocupan son las embarazadas”, sostiene la enfermera y directora del distrito de Salud, Rubidia Matías.
De acuerdo con el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), las áreas de Salud “pueden iniciar con el proceso de vacunación a menores de edad, pero deben dar prioridad a quienes padecen enfermedades crónicas”. En Ixcán esto empezó el 2 de octubre con dosis de Moderna.
El 12 de octubre, el área recibió 102 dosis de Pfizer para continuar con esta tarea y las reservaron para personas de 12 a 17 años y embarazadas, “mientras a los demás les aplicamos Moderna y AstraZeneca. El problema es que los padres dicen a sus hijos ‘yo me vacuné, pero tú decides si quieres’ y estos se niegan”, continúa Matías.
En el lugar hay 3 mil 55 habitantes de entre 12 y 17 años, pero solo se han inyectado 40. En tanto, de las 500 embarazadas solo 10 se inmunizaron. “Los primeros piensan que se morirán dentro de dos años si se vacunan, mientras las gestantes tienen miedo por sus bebés. Respondemos las dudas y hablamos con ellos, pero ha sido complicado”, añade la directora del distrito.
Con los ancianos, además de conversar sobre sus inquietudes respecto al biológico, la estrategia fue enviar información a través de líderes religiosos o personas conocidas dentro de las comunidades. Luego, quienes se inyectaron difundieron el mensaje entre amigos y así se llegó a cada vez más pobladores.
Para esta nueva fase se transmiten los beneficios del biológico a través de los maestros y directores en las escuelas, pero, dice Matías, aún no ha rendido frutos. Lo mismo sucede entre las personas de 18 a 40 años.
Las vacunas para niños
A decir de Eliú Mazariegos, director de servicios de Salud, todas las áreas de Salud en el país están autorizadas para inmunizar a menores de edad con Moderna y Pfizer (las únicas aprobadas para este grupo), como sucede en Ixcán. Las ciudades no deben cumplir con más condiciones que tener el equipo necesario para refrigerar ambas marcas.
Para Ixcán, sostiene la directora del distrito, es mejor usar Pfizer: “Moderna viene en frascos de 14 dosis y es muy difícil juntar esa cantidad de interesados, entonces abrir un solo contenedor es una hazaña. Pfizer, en cambio, trae seis y eso agilizará el proceso”.
Al 12 de octubre Guatemala ha recibido 533 mil 520 dosis de Pfizer y 4 millones 505 mil de Moderna. Si se apartan los viales necesarios para completar esquemas de quienes ya se inyectaron con estas marcas, quedan 13 mil 562 dosis disponibles para menores de edad.
“Las áreas de salud deberían tener varias marcas. No se trata de dejar sin nada a un adulto, sino de ofrecer Pfizer o Moderna a los niños y tener una alternativa para los mayores: Sputnik V y AstraZeneca”, explica la infectóloga pediatra, Alicia Chang.
De acuerdo con Rubidia Matías, su distrito se abastece de vacunas cada semana para cubrir la demanda. Sin embargo, “con los niños no sabemos”, dice. “Tenemos biológicos para ellos, pero hace falta convencerlos”.
Ixcán se encuentra a 321 kilómetros de la cabecera departamental. Según el último censo poblacional, siete de cada diez habitantes son mayas.