“Definitivamente el principal desafío es la falta de recursos”, Norman Muñoz, conservador de La Antigua

09 mayo 2022

Se retira después de diez años en el cargo y 23 en el Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala (CNPAG). Esto dice acerca del municipio que le tocó proteger.

El Conservador de la Ciudad, Norman Urízar, habla de la necesidad de crear una herramienta para el ordenamiento de La Antigua Guatemala. Foto: captura de pantalla.

Por Mirja Valdés Escobar

La ciudad patrimonio de la humanidad experimenta cambios estructurales y de territorio. Para no perdese en el proceso la acompaña el Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala (CNPAG). Su misión: restaurarla y conservarla.

Ante las variaciones registradas estos meses sobre el uso de suelo en los alrededores y las licencias de construcción otorgadas -incluida la de un centro comercial-, entrevistamos al Conservador de la Ciudad colonial, Norman Muñoz. Estos son  sus últimos días en el cargo que ha ocupado por diez de los 23 años en el consejo.

¿Dónde se cruzan las funciones del Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala con las de la municipalidad?

–La ley establece que en el territorio tienen competencia dos instituciones para administrar la ciudad y sus alrededores. El concejo municipal se encarga desde la infraestructura del municipio y sus aldeas. El consejo para la protección participa en el proceso de conservación del patrimonio.

Sí hay traslape en temas que la municipalidad ve como parte de su gestión y al consejo le toca emitir opinión y dictaminar al respecto. Es en esos puntos donde la ley en su momento no definió cómo serían estos procedimientos a realizar de manera consensuada.

El alcalde preside el consejo de este órgano colegiado, dirige estas sesiones y forma el equipo entre los cinco miembros de que se compone.

La Ley ordena “protección y conservación” se refiere a edificios, pero también cita “unidad de paisaje, cultura”. ¿Alcanza esa parte para entrar a conocer el comportamiento de sus visitantes?, a propósito del momento de una pelea grabada desde la cámara de un celular.

–Eso es parte de una situación que se relaciona más con la seguridad de la ciudad y en donde creo es competencia del ministerio de Gobernación y de la municipalidad. Quizás donde nosotros sí tendríamos que participar es en el proceso de ver el uso digno de los espacios en esta ciudad, que cada inmueble tenga un uso digno.

El problema es que quien autoriza las licencias de establecimientos abiertos al público es la municipalidad. Nosotros podemos verlo cuando hay una construcción y nos piden licencia de construcción. Entonces nosotros sí requerimos el uso que tendrá el inmueble, y de no ser compatible solicitamos a la municipalidad que ellos puedan dictaminar al respecto e indicarnos si tienen licencia del establecimiento abierta al público. En ese aspecto la ley no nos permite limitar estas actividades dentro del área de La Antigua Guatemala.

La municipalidad es quien establece esos permisos específicos, incluso horarios, la venta de bebidas alcohólicas y esos aspectos. Nosostros no tenemos competencia directamente sobre eso.

Entonces, ¿está dentro de la jurisdicción del consejo emitir opinión en la construcción del nuevo centro comercial? 

–Como lo establece la Ley (Protectora de la ciudad de La Antigua Guatemala), en un proceso de cambio de uso de suelo en relación al inmueble, se verifica que tenga todas las características indispensables para realizar este procedimiento. Se establece en la ley en el artículo 21. De acuerdo a la misma, debe trasladar a esta institución (el Consejo para la Protección) el expediente para verificar este procedimiento previo a ser un trámite de autorización de licencia.

El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) del municipio está en proceso, ¿Cómo se regulan las construcciones y los lugares de las mismas sin esta herramienta?

–Actualmente el consejo tiene un reglamento de construcción que nos ayuda a definir todos los procesos constructivos en la ciudad. Existe ahí un tema donde hay cierto conflicto porque también la municipalidad tiene su propio reglamento de construcción. Esa dualidad de funciones y normativa es la que crea conflicto al establecer este procedimiento.

Con los cambios en las construcciones y el crecimiento del municipio, ¿se corre algún riesgo de perder el título de la UNESCO?

–Definitivamente que sí. Existe la posibilidad de pasar a esa lista de sitios en riesgo o en peligro. Cuando se pierden los valores por los cuales fue declarada como patrimonio de la humanidad se corre ese riesgo. El hecho de que las construcciones tengan variación desde las características que fueron evaluadas en 1979, cuando se dio esta declaratoria, pues sí, puede influir. Pero no solo a nivel de la construcción sino del espacio urbano, la característica de la ciudad es tener una traza urbana muy propia que ha resaltado a través del tiempo.

Al momento de que esta traza urbana se pierda y obtenga una extensión donde ya no siga estos parámetros, entonces también estaría dejando de ser lo que en su momento fue catalogado como de un valor excepcional.

De esa lista en riesgo, ¿qué ciudades citaría?

–Recientemente se menciona Machu Pichu (Perú), un sitio arqueológico cuya visita tan intensa ha provocado ciertos riesgos. También Cartagena de Indias (Colombia), esta ciudad cuenta con una muralla que separa la parte histórica de la moderna. Fuera de esta muralla se han desarrollado edificios con alturas consideradas no adecuadas para que estén tan cerca de la ciudad amurallada.

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La ley de protección dice “declara de utilidad pública y de interés nacional la protección, conservación y restauración”, no solo de La Antigua sino áreas circundantes e incluye la palabra “paisaje”. Data de 1972, ¿Qué ha cambiado en La Antigua Guatemala de cuando se redactó la ley, a la fecha?

–La ciudad ha tenido cambios positivos y negativos, por ejemplo, el Cerro de la Cruz estaba deferorestado, no había árboles, era un territorio árido. Este sector tuvo un cambio positivo. Otros, donde ya es notoria la deforestación como el volcán de Agua, va en aumento esa franja de intervención. Hay muchas personas en ese sector que desarrollaron cultivos de flores, viveros que desde acá se ven sus cubiertas.

En el área del Hato podemos observar un crecimiento que puede convertirse en lo que hoy es carretera a El Salvador, donde el área boscosa se perdió, solo se observan viviendas desde diferentes ángulos.

¿Considera que los nuevos desarrollos inmobiliarios se han realizado de la mano con la conservación de La Antigua, como ciudad histórica?

–Todo desarrollo en un territorio tiene que estar planificado. Hay qué ver la densidad de la construcción para evitar que la zona boscosa se pierda. Recordemos que La Antigua Guatemala tiene un cinturón verde que a parte de paisaje aporta el recurso hídrico. Están los elemento de riesgo de estos terrenos que se convierten en una amenaza por deslaves debido a la escorrentilla del agua de lluvia que también puede afectar.

Entonces, se deben observar todos estos aspectos desde el patrimonio hasta los riesgos que en la población se pueden presentar.

La ciudad colonia experimenta gentrificación, lo cual encarece la tierra. ¿Es un proceso normal de estas ciudades? ¿Qué planes tienen?

–Es un proceso que se da en muchs ciudades, también cuando hay especulación sobre el valor de la tierra. En el caso de La Antigua Guatemala a través de los años lo ha experimentado con mayor fuerza.

En diferentes momentos se han evaluado alternativas. En la administración municipal pasada se veía la posibilidad de ciertos beneficios para la población, incentivos como por ejemplo en el cobro del IUSI, evitarlo para los inmuebles de valor patrimonial que necesitan ser restaurados.

No cobrar las licencias de construcción para estos inmuebles e incluso tener un fondo para coadyuvar en su restauración donde quizás sus propietarios no tienen ese recurso para intervenir… venden sus propiedades porque les sale muy caro mantenerlas, se van a vivir a otros lugares y permiten que personas ajenas lleguen a transformar no solo el patrimonio material sino el inmaterial de la ciudad.

¿Qué pasó con esos proyectos para instalar parqueos en las afueras del municipio y evitar su impacto en construcciones antiguas? 

En Semana Santa, para las personas que venían de distintos lugares había un transporte colectivo para trasladarlas de parqueos afuera hacia la ciudad. Lo importante será definirlo como algo fijo, establecido, y que todos sepan en qué horarios y los costos para lograrlo. Que la gente sienta la necesidad de utilizar estos espacios.

Es importante tener primero resuelto el tema de los parqueos para definir áreas peatonales, lamentablemente no hay áreas de estacionamiento. Incluso el mismo antigüeño no lo tiene dentro de su vivienda en muchos casos.

¿Cuál es la historia detrás de la estatua de Ana Frank en el parque San Sebastián y que el consejo para la protección de La Antigua ordenó retirar?

–Es una desafortunada historia porque nosotros nos enteramos hasta el momento en que fue instalada la estatua. Su contexto histórico en una ciudad patrimonial como La Antigua Guatemala se debió considerar. La comunidad judía, los donantes,  estuvieron de acuerdo en retirarla para no entrar en conflicto con la sociedad. Son aspectos que si no lleva un análisis previo crean ese roce y no generan una convivencia de paz que era realmente lo que perseguía la comunidad judía al donar esa estatua.

Sobre su gestión como conservador de la ciudad,¿Por qué renunció al cargo?

–Para mí La Antigua Guatemala significa un cúmulo de experiencias, un aprendizaje muy positivo en mi carrera, la institución es una gran escuela no solo para el ámbito cercano sino a nivel nacional en el tema de conservación. Ha sido un proceso difícil tomar la decisión por temas de salud que he tenido que afrontar, en meses pasados tomé la decisión de forma voluntaria de poder llevar mi profesión de forma independiente y eso me motiva a retirarme de la institución. Considero que a lo largo de este tiempo he logrado un proceso de aprendizaje que me lleva a tomar otras actividades fuera de la institución y siempre en el tema de la conservación patrimonial.

¿Cuáles fueron los principales desafíos con los que se encontró durante su período en el cargo?

–Definitivamente el principal desafío es la falta de recursos. El Estado aporta muy escasos recursos para la protección del patrimonio, entonces esa gestión del presupuesto anual es uno de los mayores retos por afrontar. También el hecho de no tener un plan regulador, un plan de gestión del territorio es parte de esa lucha. Un instrumento que ayude a regular no solo el territorio sino mantener la protección en conservación del patrimonio cultural de la ciudad.

¿Cuáles son las primeras acciones que deberá abordar su sucesor?

–La primera, promover un aumento presupuestario para la institutición. Estamos a un mes de enviar lo requerido para 2023. Es la gestión más inmediata y que tocará ver no solo en el ministerio de Cultura, en el ministerio de Finanzas sino también en el Congreso de la República.

El otro factor ya va en marcha, el Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Existió una primera fase en el tema de movilidad territorial, precisamente ayer se presentaron los resultados de la primera fase. Al conservador electo le tocará entrar a conocer qué son estos procedimientos a llevar a cabo para poderlos traer a la mesa del Consejo Nacional Para la Protección de La Antigua Guatemala.

Aquí puedes ver la entrevista:

Mirja Valdes

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