Su experiencia de vida marcó su destino como activista

19 noviembre 2016

Su vida profesional la ha desarrollado como correctora de textos y ahora, activista de derechos humanos. Realizó una investigación sobre crímenes de odio hacia las personas transexuales y la dificultad de identificarlos.

Jolie Ryzanek vivió una vida de varón hasta los 57 años. Fotos: Cecilia García
Jolie Ryzanek vivió una vida de varón hasta los 57 años. Fotos: Cecilia García

Por Cecilia García

Al teléfono, la voz de Jolie Ryzanek, de 66 años, recuerda lo que en el pasado fue, un varón. Sin embargo, en la conversación reluce el alma de una mujer, una mujer trans que durante años ha vivido para superar retos diarios.

Vivió una vida de varón hasta los 57 años, cuando después de la muerte de su madre pudo ser quien en realidad era, una mujer. “Lo supe desde que tenía ocho años. En ese entonces le dije que quería ser una niña, mi mamá no dijo nada, lo único que hizo fue darme la mejor paliza de mi vida”.

Con el pasar de los años, Eloy –como se llamaba antes– se casó, de hecho, lo hizo dos veces. “En esa época me consideraba bisexual”, indicó. Producto de esos matrimonios tiene dos hijas y de ellas, cinco nietos y un bisnieto.

Su proceso de transición lo vivió mientras trabajaba como corrector en el Diario de Centroamérica, justo después de que su madre muriera. “Cuando ella falleció saqué toda mi ropa de varón y la regalé a la beneficencia. Fui a mi trabajo y hablé con todos, desde la directora del diario, hasta con el último de los conserjes. Les conté la decisión que había tomado y que a partir de entonces me verían como una mujer. Hice lo mismo con mis vecinos, pues viví en el mismo barrio por más de 50 años”, comenta.

Jolie es la segunda de cinco hermanos, y les comentó su decisión el día que se reunieron para leer el testamento de su madre. No dijeron mucho, pero una de sus hermanas pidió que se cambiara el nombre porque sería una vergüenza que siguiera llevando el nombre de su padre.

La decisión de convertirse en mujer fue tomada con más amabilidad por su jefa, las cosas no marchaban tan mal, pero al tener un problema con el editor de deportes decidió renunciar. Pasó varios años sin trabajo y luego, por llamado de un amigo, volvió a trabajar en un medio de comunicación como correctora y editora. Esta vez como Jolie Totó Ryzanek Voldan. Sin embargo, el cierre del diario La Nación, la dejó en la calle de nuevo.

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“Yo fui educada para ser decente y decente me voy a morir. Pero uno pasa necesidades y llegué a vivir una época en la que tuve que salir a prostituirme y no me da pena decirlo. Ahí aprendí a tenerle respeto a la gente que trabaja en la calle porque vive entre necesidades, entre la espada y la pared”.

La herencia dejada por su madre fue la casa donde habitaron por años, esta fue repartida entre los hermanos, pero su parte la vendió para sobrevivir hasta ahora. “Vivo con una amiga y no quiero tener nada a mi nombre, porque cuando muera no quiero dejar problemas”, explicó.

Su vida siempre fueron las letras y aunque no tiene trabajo, no ha dejado de escribir ni un solo día. Se considera una marxista ultraortodoxa, y aunque, en su blog Escritos de Jolie hay reflexiones políticas y sociales, también hay anécdotas, poesía y vivencias de una una mujer trans luchadora.

Crímenes de odio

Además de trabajar como correctora, también participa de forma activa en la defensa de los derechos de las mujeres trans. Realizó una consultoría para la Fundación Myrna Mack en la que tuvo acceso a los archivos del Ministerio Público para investigar sobre crímenes de odio hacia las personas transexuales y la dificultad de identificarlos.

“El problema es que para la ley solo vale el nombre legal y somos pocas las que hemos legalizado nuestro nombre porque sale caro. Por ejemplo, matan a Tatiana pero nadie sabe que se llama Pedro Pérez –por ejemplo–, lo recogen y el MP hace el trámite con el nombre registrado, pero ¿cómo hacemos nosotros para saber que era Tatiana? No se puede identificar”, explicó.

Jolie hurgó en los expedientes de las 14 Fiscalías de Delitos Contra la Vida para detectar los casos, pero no había nada claro. “Para hallarlos había que buscar en expediente por expediente y ahí en el informe de los bomberos se podía deducir que era una persona trans. Así que esto lleva a que el 100 por ciento de los casos quede en la impunidad”, comentó respecto a la consultoría hecha.

Hoy, Jolie es una activista por los derechos de las mujeres trans, en especial por lograr la igualdad constitucional, el acceso a la educación, salud y trabajo como toda la ciudadanía.


Esta nota es producto del Diplomado «Periodismo, Fiscalización y Transparencia» que imparte el International Republican Institute (IRI), bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A. a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que el IRI  otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense).