Se promueve, por ejemplo, desarrollar un proyecto de reciclaje en conjunto con Quetzaltenango.
Amílcar Hernández
La basura se ha convertido en un problema para el casco urbano de San Cristóbal Totonicapán. Esta se acumula, sobre todo, debajo y a los lados de los siete puentes que están sobre el río Samalá, los cuales son ahora botaderos clandestinos. “Como consecuencia de ello, en los últimos meses hemos visto un aumento de 35 por ciento de casos de amebiasis y otras enfermedades gastrointestinales”, indica el doctor Julio Son, del Centro de Salud local. “Han proliferado moscas, mosquitos, perros y ratas”.
La municipalidad estudia qué hacer para lidiar con el problema. Pedro Cuá, primer concejal, informó que se planifica establecer una mancomunidad con Quetzaltenango para desarrollar un proyecto de reciclaje. Otras estrategias van en la línea de recoger los desechos. “Vamos a los calles y botaderos del mercado, sobre todo los miércoles y domingos de plaza. Todos los meses se acumulan 45 toneladas que se llevan al vertedero ubicado en Llanos del Pinal”, concluye.
Otros esfuerzos se coordinan con el Centro de Salud. Mariana López Estacuy, quien trabaja en la unidad de higiene, explica que se colocó un carretón para que las personas que acuden al mercado depositen su basura. Al final del día, un camión municipal lo lleva al botadero. Otras iniciativas son prohibir el uso de duroport y de bolsas plásticas.
Sin embargo, el problema mayor, según Mamerto Barrios, director del Colegio Francisco Marroquín, “es que la gente no se educa y no paga el tren de aseo, cuyo costo es de Q3. Nosotros barremos la zona 4 con los estudiantes” dice.
Denis Tecún, director del Instituto Pre Universitario San Cristobal, señala que este establecimiento “ha trabajado para concienciar a la población. Organizamos a ocho alumnos para que realicen un trabajo de limpieza en las zonas aledañas al colegio y en el lugar conocido como Coxniquel, que la gente ha convertido en vertedero”.
Estos establecimientos, al igual que la Escuela Juan Bautista Gutiérrez, estuvieron involucrados en una campaña desarrollada por estudiantes de trabajo social de la Universidad de San Carlos, Centro Universitario de Occidente. Como parte de su Ejercicio Profesional Supervisado (EPS), recogieron basura y conversaron con los estudiantes y docentes.
Otros centros educativos involucrados son el Colegio Agua Viva, Instituto Por Cooperativa y Colegio del Valle.
Blanca Gutiérrez, vecina de la zona 1, asegura que los habitantes deben velar por su sector o zona, y que la municipalidad tendría que imponer multas a los que tiren basura. Marina Cashaj, vendedora del mercado, se lamenta de la falta de ordenanzas para evitar de que los desechos se tiren en la calle. Habla también de la necesidad de imponer sanciones a quienes lo hacen y varios vecinos aseguraron que tendría que ser obligatorio que cada quien barra su calle.
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Esta nota es producto del Diplomado «Periodismo, Fiscalización y Transparencia» que imparte el International Republican Institute (IRI), bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A., a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que IRI otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense).