El documento consta de siete apartados que explican qué hacer para lograr una cobertura pertinente. Incluye aspectos como desechar la narrativa que hace alusión a crímenes pasionales o celos.
Por Shirlie Rodríguez
En Guatemala, cada seis horas se activa una alerta Isabel Claudina y cada 24 horas una mujer es asesinada. Según datos del Ministerio Público, de 291 mil casos denunciados entre 2017 y 2020, apenas el 1.15 por ciento obtuvo una sentencia. Sin embargo, los medios informativos dan una cobertura limitada a este fenómeno.
Esto llevó a un grupo de periodistas a desarrollar la “Guía práctica para periodistas: Cómo cubrir la violencia contra las mujeres” que divulgaron este día. Los comunicadores participaron en el “Programa Internacional de Capacitación Avanzada sobre autorregulación de medios en un marco democrático” auspiciado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Asdi).
Lo que no se menciona no existe
El trabajo estuvo a cargo de Shirlie Rodríguez (Proyecto Aliadas), Quimy de León (Prensa Comunitaria y Revista Ruda), Angel Mazariegos (Ocote) y Ana Carolina Alpírez (Ojoconmipisto), bajo la coordinación de Marielos Monzón.
El equipo realizó un monitoreo para identificar la frecuencia de publicaciones, narrativa, uso de imágenes y fuentes citadas. Los resultados mostraron que la cobertura es insuficiente e inadecuada en ciertos casos. Frases como “crimen pasional” o descripciones que critican a la víctima son frecuentes.
Este análisis motivó a los periodistas a desarrollar una guía práctica dirigida a otros colegas y a comunicadores que cubren la violencia contra mujeres en distintos espacios, como las redes sociales.
Recomendaciones para situaciones distintas
El primer apartado hace referencia a la estructura de la nota, enumera recomendaciones como hablar con especialistas para identificar el tipo de violencia y qué evitar para no revictimizar a la persona agredida. Asimismo, los aspectos a tomar en cuenta al momento de escribir como desechar la narrativa que hace alusión a crímenes pasionales, desobediencia o celos.
Otro capítulo explica cómo entrevistar a sobrevivientes e insiste en la importancia de establecer una comunicación basada en el respeto, sin emitir juicios de valor. El/la periodista, indica Rosalinda Hernández, comunicadora feminista, debe explicarle que la publicación “en esencia significa ejercer la libertad de expresión y de ninguna manera el acceso a la justicia”.
Otra sección está dirigida a fotografías e ilustraciones que acompañan los textos, la responsabilidad que tiene las y los fotógrafos y sugerencias como “evitar tomas de planos picado o cenital (vista de arriba hacia abajo). Estos hacen que la persona fotografiada sea considerada inferior”, indica Sandra Sebastián, fotoperiodista con estudios de antropología visual y etnografía.
Para realizar esta guía práctica se hicieron entrevistas a especialistas en el tema de violencia contra mujeres y periodismo con perspectiva de género. También se pidió el aporte a periodistas, comunicadoras, diseñadoras, fotoperiodistas, editoras y documentalistas que dieron sus lineamientos para mejorar la cobertura de este tema.
El documento cierra con la recopilación de leyes nacionales e internacionales que protengen de la violencia a las mujeres, niñas y adolescentes; un glosario, fechas relevantes y un directorio de fuentes.