Los arbitrios por parte de los recolectores privados y los aportes de los vecinos generaron fondos para 17 alcaldías durante 2020.
Por Carmen Maldonado Valle
Hay 32 municipios que envían todo o parte de sus desperdicios al vertedero en el kilómero 22 carretera al Pacífico, administrado por la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Amatitlán (AMSA). A partir de los arbitrios y la extracción de desechos, 17 de ellas generaron Q3 millones 829 mil 755, de acuerdo con el ministerio de Finanzas.
El botadero de 1 mil 696 metros lineales comenzó a funcionar hace 20 años, según Omar Orellana, exdirector de AMSA, entidad que lo administra desde 2007. Al menos la mitad de los residuos contenidos proviene de Villa Nueva, donde la recolección de basura está a cargo de empresas privadas. En 2020 la alcaldía ganó Q368 mil 900 en arbitrios pagados por los recolectores.
Enio Padilla, vecino de Villa Nueva, paga Q30 mensuales por el servicio. “Antes lo entregábamos directamente a la empresa encargada, ahora lo incluimos en la cuota de mantenimiento de la colonia”, agrega.
Amatitlán también deposita sus desechos en ese lugar, constituye el 16 por ciento de los desechos que recibe el vertedero de AMSA. La alcaldía tampoco brinda el servicio de extracción. Luis Sánchez, concejal IV, sostiene que “hace 20 años se autorizó que las empresas privadas se encargaran de ello por ser más práctico. Hay seis compañías recolectoras que cobran entre Q30 a Q35 mensuales”. A diferencia de Villa Nueva, no fija arbitrio alguno a los recolectores, y esa es la razón por la cual Finanzas no reporta ingresos en este rubro.
Guatecompras registra que Amatitlán adjudicó por Q900 mil el servicio de recolección de residuos, el pasado 6 de enero. Contrató a Transportes Del Val con el fin de limpiar a diario las calles del municipio, además de recoger los desechos de las instalaciones bajo responsabilidad de la comuna: tres mercados, un polideportivo, un estadio, el cementerio general y la playa alrededor del lago.
“Nosotros cubrimos el ornato de estos lugares, pero no vamos por la basura de las casas (…). Aún estamos en pláticas para ver a dónde se llevarán los residuos si el vertedero cierra. Todavía no concretamos nada ni contamos con una fecha específica para tener ya un veredicto”, indica Luis Sánchez.
En San Antonio Aguas Calientes, Sacatepéquez, por otro lado, los vecinos pagan Q4 semanales a la comuna por la extracción de basura. De acuerdo con el alcalde, Elwin Hernández, los recolectores cobran cada vez que llegan a los hogares. Si la cantidad de residuos es mayor a tres sacos grandes de polietileno, el precio aumenta a Q6.
El cobro y la extracción se realizan solo cuando el vecino se encuentra en casa y sacan sus desechos. Si no está, debe encargar a alguien más que lo haga y saldar en su nombre. Quienes deciden no pagar a la municipalidad, deben buscar una empresa privada que desempeñe esta tarea.
Este es el cuarto período de Hernández como alcalde. Ocupó el puesto de 1996 a 2008 y volvió a ser electo en 2019. Como alternativa para evitar la contaminación del ambiente, en 2001 implementó una planta de tratamiento de desechos orgánicos para producir abono, además de enviar el cartón y metales a recicladoras. Lo único que envía al basurero de Villa Nueva es el plástico y los materiales no reciclables.
El dinero recaudado por recoger los desperdicios cubre los sueldos de los operadores y “la impresión de los tickets que damos a quienes ya pagaron: cada recolector lleva un talonario. Una parte del boleto se la queda quien pagó y la constancia llega a la municipalidad”, explicó. A partir de esto, la alcaldía generó Q109 mil 747, aunque no tiene la información sobre cuántas personas pagan por ello.
La municipalidad de Magdalena Milpas Altas, Sacatepéquez, recolecta los desperdicios de las casas, pero no les cobra. La entidad reporta que obtuvo Q100 mil 888 provenientes de aportes voluntarios de los vecinos en 2020. Angie Padilla, trabajadora de una fábrica del lugar, concuerda con que la comuna no pide dinero por esta tarea, pero sí una cuota voluntaria. Por ejemplo, “cuando queremos enviar ripio o materiales de alguna construcción, damos Q10 porque traen una máquina y se llevan todo», aunque algunos deciden dar más dinero. Agrega que pasan una vez por semana.
El único gasto registrado en Guatecompras relacionado con este servicio durante 2020 ocurrió en junio, cuando la comuna invirtió Q46 mil en 100 mil bolsas plásticas grandes. A raíz del incendio del botadero, la entidad anunció en un comunicado la suspensión de este servicio el 8 de febrero y se reanudará cuando se controlen las llamas.
Salomón Itzol, alcalde de Santiago Sacatepéquez, Sacatepéquez, dice que la comuna se lleva todos los desechos del municipio, pero no cobra, “porque como municipalidad decidimos asumirlo”. Aun así, el Minfin revela que en 2020 la alcaldía obtuvo Q18 mil 115. “Solemos dar otros servicios relacionados con la basura, como la limpieza y lavado de calles, y por eso a veces se acercan los vecinos para dar contribuciones voluntarias. De allí sale ese dinero”, justifica el jefe edil.
En Jocotenango, Sacatepéquez, por otro lado, Marcus González, alcalde desde 2012, autorizó a empresas privadas y no cobra arbitrios por ello. Mientras tanto, la basura de mercados, calles y escuelas es recolectada por camiones municipales y se llevan a un centro de acopio que soporta cuatro toneladas. Por ello se contrató a otra empresa para encargarse de la “basura pública”, como la define el jefe edil.
González explica que esa compañía no deja los desechos en el botadero de AMSA, pero tampoco puede asegurar dónde la depositan. “De la disposición final se encargan ellos. He preguntado y al parecer la dejan en El Tejar porque negociaron con un basurero de allí, pero no estoy seguro”.
De los 32 municipios que llevan sus desechos a Villa Nueva, solo ocho cuentan con este servicio por parte de sus alcaldías, mientras el resto delegó esa responsabilidad a empresas privadas.
Un incendio que apenas cede
El vertedero administrado por AMSA “ya rebalsó su capacidad”, dijo el ministro de Ambiente, Mario Rojas, durante una entrevista en el programa de radio “Hora 15”. El 5 de febrero se incendió por tercera vez desde diciembre de 2020 y al 9 de febrero aún no se apagaba el fuego debido a la cantidad de residuos.
David De León, portavoz de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), explicó que “se ha logrado avanzar un 40 por ciento. Ya se controló el fuego, pero ahora estamos en la fase de liquidación”. En esta etapa se controlan los bordes del terreno para evitar rebrotes de llamas.
Conred estima que el trabajo en el vertedero continuará durante el resto de la semana, y en los días posteriores será necesario monitorear el lugar para evitar que ocurra otro incendio.
El ingeniero ambiental, Eduardo Aguilar, explica que aun cuando es inevitable tener basureros, estas tragedias recuerdan a los ciudadanos la necesidad de disminuir la cantidad de residuos emitidos en sus hogares. “Debemos fomentar una cultura ambiental de reutilización y clasificación de desechos. Si no, no hay manera de que los vertederos cumplan con su verdadera función: albergar los desechos no reciclables”, asevera.