Falta un mes para volver a las aulas, pero la inmunización con esquema completo no llega ni a la cuarta parte de los 2.1 millones de menores que el país espera inyectar.

Por Carmen Maldonado Valle
“El 15 de febrero empezamos clases presenciales sí o sí. La meta es tener a todos los adolescentes de 12 a 17 años vacunados para entonces y si no, iremos a las escuelas a inyectar a quienes hagan falta”, dijo el 27 de noviembre de 2021 el presidente, Alejandro Giammattei.
Aunque el plan sigue en pie, solo 391 mil 811 de los 2 millones 121 mil 284 menores a partir de los 12 años tienen esquema completo contra el coronavirus. El 18 % o casi dos de cada diez. “El grupo es uno de los últimos en el plan de vacunación por ser la población con menos riesgo de contagio. El regreso a clases es vital, pero solo será exitoso mientras los establecimientos educativos cumplan con las medidas preventivas”, sostiene la jefatura de prensa del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) a nivel mundial se detectó COVID-19 en 1.5 millones de niños durante 2020. Esta cifra ascendió a 1.9 millones en 2021 y la institución observa como factor común en ellos presentar síntomas leves o ninguno, aunque no se descartan los casos graves.
En Guatemala, los menores de edad ocupan los últimos lugares en positividad y letalidad de la enfermedad. Al 9 de enero de 2022, se detectaron 27 mil 76 casos de coronavirus en niños de 0 a 11 años y 32 mil 231 en adolescentes de 12 a 17 años, según Salud. De los primeros fallecieron 177, mientras de los segundos, 59.
Hay otro ámbito donde ocupan el último puesto: vacunación. A nivel nacional, 35 de cada 100 adolescentes solo tienen una dosis del biológico y 18 tienen ambas, pero 47 no cuentan con ninguna, como consta en el tablero de la cartera.
Este número se reduce a cero en el grupo de 5 a 11 años, porque en Guatemala aún no se aprueba administrarles el biológico. A decir del MSPAS, “siempre se ha contemplado inyectarlos para protegerlos ante el coronavirus. No tenemos fecha para hacerlo, pero sí se encuentra en evaluación”.
En países como El Salvador se inmuniza contra el coronavirus a partir de los seis años. En Costa Rica, de acuerdo con el portal del ministerio de Salud local, este procedimiento es obligatorio para ellos. En España, mientras tanto, al 9 de enero un tercio de la población de 5 a 11 años ya se vacunó.
“En todos lados, menos en clases”
Salud publicó el acuerdo ministerial 6-2022 donde regula el regreso a las aulas según la alerta epidemiológica de cada municipio. Si las ciudades están en rojo, se prohíben las clases presenciales, y si están en amarillo o anaranjado se permiten, aunque con aforos reducidos.
El documento también establece las condiciones para autorizar los recreos, comer dentro de los establecimientos, y las actividades culturales y al aire libre, según el semáforo. Además, se debe separar a los niños en grupos para evitar la asistencia de todos a diario, y cada centro educativo debe contar con encargados de verificar las medidas de bioseguridad del lugar, así como casos sospechosos de COVID-19.
Aunque se publicaron estas medidas, el MSPAS niega poder recomendar el regreso a las aulas “porque eso le corresponde al ministerio de Educación (Mineduc)”. Al consultar en este, en tanto, negó la posibilidad de obligar a los estudiantes a vacunarse o tener injerencia en ello “porque eso le corresponde a Salud”.
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A decir de la directora de Empresarios por la Educación, Verónica Spross, los casi dos años de pandemia han tenido un impacto negativo en los alumnos en Guatemala porque no todos cuentan con recursos para aprender a distancia. “Por eso se requiere volver a clases presenciales. Si los establecimientos siguen el acuerdo publicado por Salud, este regreso será seguro para los niños, pero no conviene retrasarlo más porque están perdiendo capacidades fundamentales que solo se adquieren en el aula”, sostiene.
Para ella, no existe razón para continuar con el cierre de colegios y escuelas, porque “los niños están en todos lados, menos en clases. Asisten a actividades familiares y deportivas, restaurantes y cines, mientras toman medidas de prevención. La misma práctica puede extenderse a la educación”.
La OPS también recomienda volver a los centros escolares si se garantiza la bioseguridad, porque “con cada día que pasan sin ir a la escuela en forma presencial, mayor es la probabilidad de que la abandonen y no regresen nunca, sobre todo en las niñas”. Spross concuerda con ello, porque observa un descenso de alumnos inscritos en secundaria y diversificado en Guatemala, aunque aumentaron los estudiantes en grados inferiores.
Aun así, ambas ven la prevención de la COVID-19 en adultos como uno de los requisitos fundamentales para volver a clases presenciales, no solo para ser el ejemplo frente a los menores de edad, sino también para evitar contagiarlos.