Julia estaba en el radar y este debió ser el papel de los alcaldes

11 octubre 2022

Inundaciones, caseríos incomunicados y pérdidas son el saldo de este fenómeno hidrometeorológico sumado a la no prevención.

Inundación en la aldea Chilascó en Salamá, Baja Verapaz, a causa de Julia. Foto: Conred.

Por Carmen Valle

“Más vale prevenir que lamentar” advierte un refrán y el ciclón tropical Julia se encargó de recordárselo a los alcaldes.

De acuerdo con expertos, esta situación no podía evitarse, pero los gobiernos locales, sobre todo en ciudades vulnerables, sí debieron prepararse porque los científicos llevaban meses en conversaciones sobre precipitaciones sobre la mesa.

Se veía venir

Durante cada temporada de lluvias la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) reporta miles de incidentes a nivel nacional, desde derrumbes y evacuaciones hasta pérdidas humanas y colapso de estructuras. Este año, además de los 2 mil 255 registrados por la institución hasta el 4 de octubre, llegó la depresión tropical Julia.

De acuerdo con el coordinador de la escuela nutricional de la Universidad Panamericana, Jorge Pernillo, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) advirtió a las autoridades sobre la probabilidad de eventos hidrometeorológicos mayores desde el segundo trimestre del año.

“La Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan) forma mesas donde están todos los actores y ven las circunstancias que pueden afectar la disponibilidad de alimentos”, cuenta, pues es participante.

En ellas, el Insivumeh advirtió sobre la presencia de “la niña”,  el fenómeno caracterizado por bajar las temperaturas y aumentar la posibilidad de precipitaciones y ciclones.

En su pronóstico para octubre, el Insivumeh advirtió sobre ondas del este que podían causar tormentas a su paso por Guatemala. Foto: captura de pantalla del informe de la entidad.

“No nos hablaban sobre Julia específicamente, pero sí sobre el tema al menos desde junio. Una de las funciones de esas mesas es también llevar el mensaje a nivel municipal para coordinar acciones de seguridad alimentaria”, sostiene Pernillo. A su criterio, los alcaldes junto al ministerio de Agricultura debieron planificar acciones para minimizar cuanto fuera posible las consecuencias de cualquier evento. “Incluso si Julia no sucedía, el trabajo debió hacerse para reducir los efectos negativos en las familias durante la temporada lluviosa”, agrega.

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Entre las acciones recomendadas por Pernillo para realizar antes de la llegada de estos eventos se encuentra la protección de los cultivos, sobre todo en lugares donde abundan los hogares dependientes de ellos para comer y/o generar ingresos. Esto se puede hacer a través de técnicas agrícolas, como proteger las raíces de las plantaciones con tierra alrededor, sembrar milpa más baja porque es más resistente al viento o elaborar microtúneles e invernaderos.

Las autoridades de municipios conscientes de que los fenómenos climáticos son una amenaza para sus habitantes, deberían invertir en la creación de oficinas agrícolas con personal especializado para promover estas prácticas y así minimizar en lo posible las pérdidas, dice.

La “respuesta” debe empezar antes

“Usted me pregunta qué hacer para sobreponerse, pero eso debió empezar hace mucho”, responde durante la entrevista, Fernando Castañaza, coordinador de gestión de riesgo del Colegio de Ingenieros. “Antes de las lluvias las municipalidades deben hacer un diagnóstico sobre los puentes, caminos e infraestructura débil para fortalecerlos y así no caigan. Hay tanta tecnología, pero no siempre se destinan los recursos para realizar los estudios”, agrega.

Recomienda invertir en edificios municipales con capacidad para convertirse en refugio en caso de necesitarlo. La estructura de las escuelas hechas por las comunas, por ejemplo, podría planificarse para poder ser habilitadas como albergue, pues muchas personas buscan salones o iglesias, pero estas no tienen la capacidad para ello.

Castañaza insiste en la necesidad de dar mantenimiento a los drenajes y procurar el manejo sostenible de los desechos sólidos para evitar inundaciones. Mientras los alcaldes se ocupan de ello, deben pedir a las empresas de cable, electricidad y teléfono para generar información sobre puntos críticos y robustecer sus redes.

Este también debería ser un tema prioritario en los presupuestos anuales, pero “me preocupa 2023, porque los alcaldes estarán ocupados en campaña durante la época seca y para junio, cuando pasen las elecciones y estemos en temporada de lluvias, deberán responder por las consecuencias de percances prevenibles”, concluye Castañaza.

Aunque Julia se disipó, no dejó al país invicto. Según la Conred, su saldo es de al menos 224 incidentes, 457 mil 298 afectados y 13 fallecidos hasta ahora.

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Mirja Valdes

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