“Es importante resaltar que el 37 por ciento no ha decidido por quién votar”

03 mayo 2019

Cristhians Castillo, analista del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (IPNUSAC), se refiere a las encuestas a su interpretación.

Christians Castillo, analista del IPNUSAC. Foto: Patricia Ramírez

Por: Patricia Ramírez

–¿Cómo se interpreta una encuesta?
–Por medio de una metodología y una serie de pruebas que se aplican a los resultados para hacer distinciones. En el análisis político se usa la herramienta “chi- cuadrada”, una prueba de hipótesis que compara la distribución observada de los datos con el reparto esperado.

–¿Puede una encuesta confundirse con un sondeo?
–Hoy en día vemos que, con recurrencia, cuando se habla de encuestas las personas no se refieren al instrumento estadístico tradicional, sino a sondeos de opinión que pueden ser realizados en redes sociales o con herramientas de Google. Estos arrojan resultados, pero no tienen la capacidad predictiva y la rigurosidad metodológica como para ser interpretados como una encuesta.

–¿Cuál cree que es la mejor manera de interpretar una encuesta?
–Primero hay que tomar en cuenta que no se pueden medir todas las variables en un fenómeno electoral. Segundo, su capacidad predictiva es muy corta y aumenta en la medida que haya incertidumbre entre todas las variables medidas. Tercero, al no poder medir todas las variables que inciden en la volatilidad de la intención de voto en las encuestas de carácter político electoral, también tiende a ser muy inestable.

–¿Cómo leer las encuestas en Guatemala hoy?
–La situación que se vive en el país es de mucha incertidumbre y todo cambia de un momento a otro. Dentro de las encuestas se están tomando en cuenta algunas candidatas con problemas legales y cuando cambie algún elemento del proceso judicial que se sigue en el caso de las tres aspirantes punteras, automáticamente la encuesta pierde validez y capacidad predictiva porque está amarrada al cambio de condiciones de su situación jurídica. Esto, obviamente, impacta en la intención de voto de quienes hayan participado en la ejercicio.

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–¿Cómo analiza las últimas encuestas?
–Hay un dato del que poco se ha hablado. Es sobre el postulante mayoritario, que no es Sandra Torres, sino el candidato tendencia. Y la inclinación mayoritaria esta siendo el voto indeciso. Poco se habla de que más del 37 por ciento que no sabe o no ha decidido su voto. Entonces, es importante hacer una lectura integral de los resultados que arroja una encuesta.

–¿La encuesta podría ser un instrumento de manipulación?
–Por supuesto. Esta ha sido la tendencia en los últimos diez años en América Latina. Las encuestas han querido falsear en alguna medida la representación en el imaginario colectivo de los votantes sobre el puesto que tiene uno u otro candidato. De esa manera, restan importancia a algunos candidatos y sobrevaloran el posicionamiento de otros. Incluso confunden al electorado y tratan de generar incertidumbre. Al final quien gana es quien logra convencer al indeciso.

–¿Cree que el corsé normativo favorece a candidatos con mayor fama como Sandra Torres, Thelma Aldana y Zury Ríos tal y como lo demuestran las últimas encuestas?
–No debería si la encuesta está bien diseñada. Aunque al final, en la distribución de los resultados siempre habrá extremos que reflejen que aunque hay una concentración en los más conocidos se dará una dispersión en la intención de voto El problema es cuando se busca posicionar a un grupo o facción y a forma como se redacta una pregunta puede alterar el resultado..

–¿Cuáles cree que son los alcances reales de una encuesta?
–Si está bien hecha, marcará tendencia. Este es un elemento importante: las inferencias estadísticas no son concluyentes. Entre más cantidad hay en un periodo de tiempo siguiendo el mismo fenómeno, será mucho más apegada a la realidad del prodigio.En el caso guatemalteco insisto, no se ha realizado una cantidad significativa para referir que los resultados conocidos hasta hoy, van a ser los que marquen el resultado electoral en las jornadas del 16 de junio y el 11 de agosto

–¿La encuesta de opinión pública es realmente un instrumento efectivo para tener un termómetro de lo que piensa el electorado?
–Si se hizo apegada a la rigurosidad metodológica sí. Pero no es una bola de cristal, ni un oráculo ni tampoco un adivino. Ese instrumento nos refiere objetivamente, sí está bien hecho, la información registrada. Obviamente van a reflejar en un momento dado algunos rasgos particulares de la intención de voto.

–¿Puedo el resultado de una encuesta motivar la exclusión política?
–Desafortunadamente, en el pasado el apoyo financiero para los candidatos se asignaba conforme a los resultados de las encuestas. Incluso los espacios de debate político se reducían, en los debates en televisión abierta, a quienes ocupaban los primeros puestos en la intención de voto, de tal manera que el efecto de la mala aplicación de una encuesta y del mal uso de sus resultados llevaba a una especia de exclusión política. Esa omisión afectó la competencia equitativa de las opciones electorales.


«Esta nota es producto del Diplomado “Periodismo Político y Electoral” que imparte el International Republican Institute (IRI), bajo la coordinación de Laboratorio de Medios, S.A. a periodistas de diversos departamentos de Guatemala. (La asistencia financiera y técnica que el Instituto Republicano Internacional (IRI) otorga para esta actividad es provista por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y es posible gracias al generoso apoyo del pueblo estadounidense.) Los puntos de vista y opiniones expresados en esta nota son de los autores y no necesariamente reflejan la política oficial de USAID o del gobierno de los Estados Unidos”.

Ana Carolina Alpírez

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