Ante esa manera de ver el mundo, esta aldea de Totonicapán se niegan a acatar el cordón sanitario impuesto por el gobierno de Guatemala.
Por Carmen Hernández
El contacto directo entre personas es la principal manera de contagio de la COVID-19. A pesar insistir en ello los vecinos de Chipuac, aldea de Totonicapán, se niegan a guardar cuarentena.
Sebastian Peréz, alcalde comunitario, lo resumen con que el tema es sensible: “hay quienes no creen que la enfermedad exista y no acatan las restricciones”. Solo algunos se mantienen aislados. En general, en la aldea no creen en una enfermedad asintomática, “o se esta enfermo o se esta sano”, eso dicen.
El primer caso en la comunidad se reportó el 25 de abril con la muerte de una mujer de 62 años, y se presume que contagió a familiares. Seis personas fueron llevadas al Hospital Temporal de Quetzaltenango, sin embargo, no estuvieron en un lugar adecuado para ser atendidas, de eso se enteraron las autoridades comunales y municipales.
Les llevaron ropa, abrigo e insumos de higiene personal como pasta de dientes y jabón. Y aunque son asintomáticos los tenían junto a pacientes que si manifestaban la enfermedad, denunció Pérez.
En medio de la crisis se hizo el cambio del jefe del área de salud de Totonicapán. Sustituyeron al epidemiólogo Juan José Escalante por el medico Mario Mazariegos, con 25 años en el área de Salud Pública, según dijo.
Ante la pandemia la comuna reparte mascarillas, gel antibacterial y ha desinfectado las comunidades. También compró insumos y equipo a cuerpos de socorro.
El alcalde municipal, Luis Herrera, asegura que el equipo donado es para los bomberos que han hecho los traslados en todo el departamento.
La compra se hizo de forma directa con un costo de Q66 mil 435.
Momostenango fue el primer municipio en reportar el caso de un joven deportado de Estados Unidos. Después fue San Francisco El Alto. Hasta el momento se han reportado 34 casos en el departamento.
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