Los centros urbanos llevan la delantera en la inmunización de menores de edad, pero en tres cuartas partes del país las primeras dosis no han llegado a este grupo.

Por Carmen Maldonado Valle
El ciclo lectivo inició el 15 de febrero y el ministerio de Salud reguló el regreso a clases híbridas o presenciales según el nivel de alerta epidemiológica en cada municipio. Aun así, hay 245 ciudades donde los adolescentes aún no tienen ni siquiera la primera dosis contra COVID-19. La mayoría está alejada de las cabeceras departamentales.
A nivel nacional, Salud reporta un total de 2 millones 121 mil 284 personas de 12 a 17 años, el único rango en menores de edad autorizado hasta el momento para inmunizarse contra el coronavirus. De estas, 1 millón 331 mil 170 aún no tiene ninguna dosis, de acuerdo con cifras de la cartera.
A su vez, 73 de cada 100 adolescentes no vacunados se concentran en 245 ciudades en todos los departamentos. Las cabeceras de El Progreso, Alta Verapaz, Quiché, Sololá, Escuintla, Suchitepéquez, Santa Rosa, Zacapa, Retalhuleu y Totonicapán se encuentran en este grupo, aunque los menores no protegidos están en todo el país.
En Alta Verapaz 18 de cada 100 menores tienen al menos primera dosis y ninguno de sus municipios supera la mitad de su población adolescente inmunizada. En Panzós, uno de cada diez pertenece a este grupo. “Nosotros no tenemos presupuesto para perifoneo, pero sí promovemos protegerlos. Lamentablemente los papás no quieren llevarlos y no los podemos obligar”, dice el alcalde, Ernesto Ramírez.
En el mismo departamento está Chisec, donde cuatro de cada 100 niños tienen primera dosis. A decir del supervisor de educación, Teodoro Pérez Duering, se intenta promover la vacunación entre los padres a través de los profesores, pero “muchos no quieren llevar a los niños a los puestos porque lo ven como desconfianza en Dios. También hay varios maestros en contra y eso influye, pero intentaremos trabajar poco a poco con ellos”, sostiene.
En Quiché, un cuarto de la población menor de edad tiene primera dosis. Zacualpa está a 40 kilómetros de la cabecera departamental y allí nueve de cada diez adolescentes no se han administrado el biológico. “Nosotros tratamos de ayudar, pero los vecinos son reacios y tienen miedo a inmunizarse. Apenas logramos convencer a los adultos y no quieren llevar a los patojos porque lo ven como un riesgo”, sostiene el jefe edil, Sabino Calachij.
A decir de él, el personal municipal va por su dosis a los puestos de salud y a su criterio ese ejemplo ayuda, aunque no ha sido suficiente. “Yo les muestro mi brazo a las personas, les digo cuándo me vacuné y me ven sano, pero según ellos, si no me morí ahorita lo haré en dos años a causa de esa inyección”, agrega.
Se acabaron los brazos
En Sololá, 80 de cada 100 menores de edad no se han inyectado contra el coronavirus ni una vez. En San Marcos La Laguna esta proporción se reduce a 58 y aunque Vicente Mendoza, el jefe edil, reconoce un porcentaje bajo en la vacunación, “tener aunque sea pocos vacunados ya es una victoria. Nos ha costado mucho convencer a las personas, pero al menos vimos cómo esos hogares con adultos protegidos decidieron llevar a sus niños a hacer lo mismo porque captaron el mensaje”, asegura.
En septiembre, cuando inició la inmunización para este grupo etario, recuerda haber visto mayor afluencia de padres interesados en inyectar a sus hijos, pero con el tiempo estos completaron esquemas y los puestos de salud se vaciaron.
Con él coincide Carlos Lix, director del área de Salud de Baja Verapaz. El departamento tiene ocho municipios y cuatro de ellos (Cubulco, Purulhá, Rabinal y San Miguel Chicaj) aún no tienen cobertura anticovid en al menos la mitad de los adolescentes.
“Cuando anunciamos tener Pfizer para los niños se llenaron los centros de vacunación y en cuestión de dos horas estábamos desabastecidos, pero quienes estaban allí eran los hijos de papás vacunados”, cuenta Lix. “Poco a poco se acabaron y ahora la afluencia es baja. En este grupo hay mayor aceptación, pero no todos se inyectan porque requieren autorización de un adulto, y a veces sus papás lo ven como un riesgo”, agrega.
Para él, la distancia no es un factor influyente en el porcentaje de inmunización, sino el ejemplo de los padres. De hecho, Granados y El Chol son las ciudades más alejadas de la cabecera. En ellos, el 57 y el 72 por ciento de la población tiene esquema completo, respectivamente, y son también los lugares con mayor proporción de adolescentes vacunados en Baja Verapaz.
Los 245 municipios donde al menos la mitad de los menores no tiene ni siquiera primera dosis acumulan 353 mil 823 inyectados. De estos, al menos la mitad aún no completa esquemas.