Corbatas, la moneda de cambio de Miguel Ángel Asturias

10 diciembre 2023

Los primeros poemas del Nobel de Literatura 1967 se publicaron en El Imparcial a fuerza de convencer a su director con corbatas que le robaba a su padre.

Miguel Ángel Asturias publica su primer poema en El Imparcial. Foto: Ojoconmipisto

Por Ana Valdez

El sábado 16 de diciembre de 1922, Miguel Ángel Asturias publicó por primera vez poesía en un diario. El Imparcial, el vespertino que nació seis meses antes, le dio un espacio en sus páginas editoriales a “Sed”, un pequeño poema de cuatro estrofas con tono de denuncia.

“Por la calle del ceño rufianesco enderezó su paso nuestra pobre, sentimental bohemia (corre sobre los techos un gato farandulesco) / Sombra desesperadamente cogida a los muros altos de la creencia religiosa. Sombra de nuestra vida en la bondad de los charcos inmundos del arrabal, fue tu sed de conciencia sorprendida por los dichos profundos…”.

El escritor Arturo Aguilar describía esa época como la que disfrutaba una minoría que asistía a los teatros –Rex, Variedades, Abril, Europeo o Rívoli– ataviados con piezas de astracán. La mayoría permanecía en sus casas debido a una difícil situación económica desde las postrimerías de la dictadura de Manuel Estrada Cabrera.

La vida de Guatemala, sostenía Aguilar, “es silenciosa, íntima, ahoga sus murmullos tras los cristales de las ventanas y puertas cerradas, y solo el eco de las marimbas, a veces acompañadas de orquestas, es lo que tímidamente vuela en alas del viento húmedo de la noche”.

En esa época al escritor le faltaban dos años para graduarse como abogado. Estaba inmerso en la actividad político estudiantil responsable, junto a otros movimientos, del derrocamiento de Manuel Estrada Cabrera. 

Asturias confesaría a sus amigos que esos primeros versos los escribió en un diario propiedad de un amigo de su padre a quién llevaba corbatas que solía sustraerle a su progenitor. Esto lo cuenta Giuseppe Bellini en su artículo “Asturias y el mundo mágico de París”.

Publicación de Miguel Ángel Asturias en El Estudiante. Foto: Ojoconmipisto

Miguel, El Estudiante, la pluma rebelde

En febrero de 1920, una pequeña y significativa columna apareció publicada en la revista El Estudiante. Titulada “Quiénes éramos y quienes somos” revela el pensamiento de un Asturias muy joven, integrante del Club Unionista de Estudiantes Universitarios.

“El papel no hace las ideas. El pueblo, ya no comulga con sus mentiras. Con hipocresías, Con farsas. Con jergas. Ya cayó el telón. Ha terminado el sainete de los reptiles… Vienen los cóndores”, puntualizó en esa ocasión al referirse a la situación política que ponía en vilo a Estrada Cabrera.

Un mes después Asturias escribió entusiasmado sobre su participación en la gran marcha del 11 de marzo de 1920.  El recién conformado partido Unionista convocó a una manifestación a la que asistieron miles de ciudadanos, pero fue reprimida por el Gobierno. El ejército disparó contra los inconformes lo que generó una ola de indignación. 

Asturias describió este episodio en un pequeño fragmento titulado “Recordando” en la misma publicación.  Se refirió al paso de la columna de estudiantes universitarios –de la que fue parte–, frente a la Academia Militar entre detonaciones de bombas y balas.

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“Una lluvia de flores dejaron las chapinas caer a nuestro paso. Sus manecitas nos batieron palmas y en un continuo ¡viva!  Pasamos, pese a los cabreristas, con paso de vendedores…

¡Adelante!

La Academia. Frente a ella, los esbirros que sirven a nuestro MALEFACTOR, como uno de los tantos beneficios que de sus manos a diario recibimos, (VAPULEOS, PRISIONES, CONFINAMIENTOS Y AHORA UN ESTUDIANTE HERIDO) con rabia de condenados hicieron descargas de piedras y balas a nuestro paso…”.

“Sábado de Gloria” es otra de las columnas publicadas por Asturias en la que comparó la figura de Judas con la del dictador. 

“¡Traidor y traidor confeso! Arrepentido, pero ya muy tarde y arrepentido por el milagro de una desesperación horrible. ¡Ingrato!…

–¡Loco! –dicen unos. ­–¡Criminal!­– exclaman otros. Los de aquí le llaman: ¡Cobarde! Y los de más allá: ¡Indigno!

Y todos lo esperamos. Que a los traidores, a los cobardes, a los indignos y farsantes, hay que  hacerlos pedazos y el Judas espera por un necio capricho que llegue aquel momento. ¡Oh guías ciegos que coláis un mosquito y os tragáis un camello!”. 

Un mes después, la Asamblea Nacional declaró a Estrada Cabrera mentalmente incompetente para gobernar. Lo hizo mediante el Decreto 1022 del 8 de abril de 1920.

Casi un año después, el descontento producido entre los políticos cabreristas y la oposición a ratificar contratos con la United Fruit Company y otras empresas extranjeras provocaron que el entonces presidente Carlos Herrera Luna fuera derrocado por un golpe de Estado dirigido por José María Orellana en 1921. El inicio de este nuevo período obligaría a Asturias a salir del país durante varios años. 

Algunas de esas vivencias inspiraron el cuento de “Los mendigos políticos” destinado a publicarse en El Imparcial que había convocado a un concurso. Sin embargo, terminó siendo parte del equipaje con el que Asturias se marchó a París. Con el paso de los años se convertiría en el primer capítulo de una de sus más grandes obras: El Señor Presidente.

Publicación de Asturias en El Estudiante.

Otras historias sobre Asturias, visita el especial Expediente Nobel 1967: Es el caso de hablar sobre Asturias«.

Ana Carolina Alpírez

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