La Lista Roja de Especies Amenazadas confirma que, en esta región, el coral sigue una tendencia mundial y está bajo amenaza.

Por Evelyn Vargas Carmona
Veintiséis especies de coral del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) están amenazadas. Esta cifra representa el 44% de las 59 especies evaluadas en este ecosistema, reconocido como la barrera de arrecifes más extensa del hemisferio occidental.
La información se desprende de la reevaluación de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), sobre el estado de conservación de 892 especies de corales constructores de arrecifes en aguas cálidas.
Esta reevaluación, que se presentó en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP29, realizada en Azerbaiyán en noviembre de 2024 mostró, que a nivel global, el 44% de las especies de coral evaluadas están incluidas bajo alguna de estas categorías: Vulnerable (VU), En peligro (EN) y en Peligro crítico (CR).
Construidos a lo largo de cientos de años, los arrecifes de coral son estructuras subacuáticas de carbonato de calcio hechas por animales marinos invertebrados que crecen en colonias.
De vital importancia
Junto con los manglares y los pastos marinos, los arrecifes de coral constituyen los ecosistemas marinos con mayor biodiversidad. Aunque cubren menos del 1% del suelo oceánico, se estima que albergan el 25% de la biodiversidad marina.
Con más de mil kilómetros de largo, abarcando las costas de México, Belice, Guatemala y Honduras, el SAM es una ecorregión diversa e interconectada que incluye arrecifes de coral, praderas de pastos marinos, manglares, lagunas costeras y sistemas de cuencas hidrográficas, ecosistemas que brindan hábitats críticos para miles de especies marinas.
La coordinadora para Guatemala de Healthy Reefs for Healthy People, Ana Giro, explica el valor ecológico y socioeconómico del SAM: “es vital para la economía y el bienestar de más de 2 millones de personas que dependen de sus recursos marino-costeros. Las comunidades locales, incluyendo pueblos indígenas, obtienen alimentos, empleo y beneficios del turismo, la pesca artesanal y comercial, y otras industrias derivadas de estos ecosistemas. Además, el arrecife actúa como barrera natural que protege las costas de tormentas y huracanes, reduciendo la erosión y los daños por inundaciones”.
Bajo amenaza
Aunado a un desarrollo costero poco sostenible, la contaminación del agua y la sobrepesca, el cambio climático es una de las principales causas de la extinción de los corales.
De acuerdo con el Reporte de Salud del Arrecife Mesoamericano 2024, publicado por la Iniciativa Arrecifes Saludables para Gente Saludable, la salud del SAM sigue siendo motivo de preocupación, ya que la mayoría de los 286 sitios monitoreados se encuentran en malas condiciones (39%) o críticas (23%).
Sin embargo, los sitios en condiciones regulares y buenas han mejorado, aumentando del 20 % al 28 % y del 5 % al 9 % respectivamente.
Según Giro, “las conclusiones del reporte ofrecen una mezcla de esperanza y urgencia. A pesar de algunas mejoras, la salud general del sistema de arrecifes es frágil y enfrenta amenazas crecientes”.
La salud de los corales se ha visto afectada por los brotes de enfermedades y el blanqueamiento, que han reducido la cobertura de coral del 19% al 17%. Giro resalta que el blanqueamiento de 2023 fue el más grave registrado, ya que hasta el 40% de los corales se vieron afectados y se observó una mortalidad significativa en varios sitios arrecifales emblemáticos.
El blanqueamiento es el resultado de una respuesta al aumento de la temperatura del agua, por el cual las algas, llamadas zooxantelas, que les dan los colores vivos a los corales, son expulsadas de los tejidos coralinos.
Salvar los corales
Aunado a la restauración de corales y de herbívoros clave, “para asegurar el futuro del SAM, es fundamental fortalecer la gobernanza, mejorar la calidad del agua, fomentar la pesca sostenible y establecer zonas de recuperación pesquera con buen manejo en áreas estratégicas”, concluyó Giro.
Entre las buenas noticias, destaca que la biomasa de peces comerciales aumentó un 40% y la de peces herbívoros un 30%, lo que se atribuyen a medidas como las vedas de pesca.
No obstante, la situación de especies más grandes, como los pargos y los meros, sigue siendo preocupante, ya que el 67% de los pargos y el 78% de los meros son de tallas pequeñas, es decir, que se pescan antes de que hayan alcanzado su madurez, señala el informe.
Dentro de los llamados recurrentes a la población para contribuir con la conservación de los corales es no tocarlos ni extraerlos, utilizar protectores solares con base en minerales, no contaminar las fuentes de agua, respetar las vedas de pesca y las tallas mínimas de captura, y rechazar el plástico de un solo uso.
Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son los responsables del contenido.