Aislados, sin comida y bajo amenaza por trabajar donde dos personas dieron positivo

06 mayo 2020

Por orden del ministerio de Salud no puede salir a ganarse el sustento que ya escasea en casa y sus vecinos los intimidan porque creen que están contagiados.

En el mercado de Tierra Nueva, Chinautla, realizan jornadas de limpieza. Crédito: municipalidad de Chinautla.

 

Por José Pablo del Águila

 

Desde hace 14 días, Germán y Cecilia* no ponen un pie fuera de casa. El ministerio de Salud les ordenó guardar cuarentena luego de que dos de sus compañeros de trabajo en la maquila textilera ubicada en la zona 4 de Mixco, dieran positivo a COVID-19.

Ninguno manifiesta síntomas. Las dos personas diagnosticadas no laboraban al momento de contagiarse: una estaba suspendida por el Seguro Social y la otra estaba de vacaciones. Por prevención, German, Cecilia y el resto de trabajadores deben permanecer confinados hasta confirmarse que ninguno se contagió.

La situación es crítica. El último pago que recibieron fue el 20 de abril, de alrededor de Q1 mil. La empresa no les dio el salario completo porque los últimos días solo laboraron medio día. Les pagan el 5 y 20 de cada mes, pero esta última quincena no saben si recibirán su dinero por la suspensión de labores.

Cecilia vive en Tierra Nueva, Chinautla donde, según la alcaldesa Brenda del Cid, hay 107 personas más en cuarentena. Recibe agua dos días a la semana, con la que se apaña para mantener las medidas de higiene recomendadas por las autoridades.

La municipalidad de Chinautla le dio a Cecilia una bolsa de víveres con dos libras de frijol, cuatro bolsitas de fideo y dos libras de maseca, apenas alcanza para ella y sus hijos.

Germán vive en un asentamiento de la zona 4 de Mixco. Desde que empezó el confinamiento, solo ha comido arroz y frijol, a veces una vez al día, otras dos. El dinero se le acabó y después de esta semana no sabe qué le deparará.

“De aquí para el jueves todavía me alcanza la comida, pero si no me depositan lo que tendría que haberme pagado esta quincena… ¿cómo le voy a hacer?, solo Dios sabrá”, dice con resignación.

Permanece en una residencia que le prestaron. Su esposa y sus dos hijos se aislaron en otra vivienda para estar a salvo. Cecilia y German lamentan que a la fecha ni el Gobierno ni la municipalidad les brindan el apoyo y protección necesarios.

 

Los alcaldes se quejan

 

Chinautla y Mixco son municipios a los que el presidente Alejandro Giammattei recomendó en cadena nacional no visitar. El otro que mencionó fue Villa Nueva y la zona 18 de la capital.

El mandatario no ofreció explicaciones en su mensaje, sino en un espacio en Noti7: “Hemos principado a notar que hay ciertos picos (…) No significa que todo mundo ahí esté contagiado (…) La última semana tuvimos 10 casos en cada uno de esos municipios. Es cierto, son muy grandes, pero es una advertencia para que tengamos cuidado, no es para jalarnos los pelos”, justificó.

Este anuncio no fue bien recibido por el alcalde de Mixco. Neto Bran se quejó de la falta de claridad en los mensajes del Presidente.

 

 

La alcaldesa Brenda Elizabeth del Cid, de Chinautla, también se queja de la falta de información por parte de las autoridades del ministerio de Salud. Pidió al presidente de la República que le comparta el listado de viviendas con familias en cuarentena para focalizar la ayuda. Solo sabe que hay 107 familias aisladas, pero no saben dónde están.

 

El estigma que los persigue

 

Además de la incertidumbre de sin recibirán su sueldo, Cecilia y German afrontan otros temores. Ambos escucharon rumores de personas que amenazaron con matarlos porque creen que son portadores de COVID-19.

“La gente murmura que querían quemarme, con todos y mis patojos, si daba positivo”, cuenta Cecilia.

Germán lamenta que las autoridades del Salud no fueran discretos el 28 de abril, cuando llegaron a realizarle un chequeo de control. Las personas en los alrededores, al ver una ambulancia y personal de salud, se alteraron y querían sacarlo de la casa, relata.

“La gente piensa que uno está infectado. Yo la verdad tengo mucho estrés, mucho miedo por mí y mi familia. La gente me conoce, sabe quiénes somos, es una situación muy angustiante”, dice.

“Hemos entregado 100 bolsas a familias en cuarentena. Dejamos nuestros números de teléfono en las comunidades y nos llaman otras familias que también están aisladas. El líder de la comunidad no se ha dado cuenta, y por eso necesitamos información del ministerio de Salud”, insiste Del Cid.

*Por seguridad de los entrevistados se cambiaron sus nombres.

 

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Ana Carolina Alpírez

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